30 de abril de 2012

TERESA CABARRÚS 5ª PARTE



Teresa Cabarrús

Quinta parte
El hueco dejado por Tallien en el corazón de Teresa será ocupado por el poderoso Paul Barras. En su castillo de Grosbois, Teresa ocupará el lugar de «señora de la casa». Ella fue una de las más genuinas representantes de las llamadas merveilleuses, aquellas hermosas mujeres que jugaron un papel preponderante en la sociedad francesa de finales del siglo XVIII: marcaban la moda no sólo en el vestir, sino también en las costumbres, gustos y preferencias decorativas.

Teresa vivía con Barras cuando conoció al entonces joven oficial Napoleón Bonaparte. El militar atravesaba por una situación económica difícil y Teresa le ayudó. Además, ella había salvado la vida a la que un día se convertiría en su esposa. Teresa Cabarrús y Josefina de Beauharnais se habían hecho amigas en la prisión de la Force. A pesar de estos lazos de amistad, cuando Napoleón se convirtió en emperador se olvidó de Teresa. La Cabarrús fue la gran ausente de todas las celebraciones oficiales. ¿Por qué Napoleón la rehuye? ¿Le recordaba Teresa unos años que deseaba olvidar? ¿Existían otras razones?

Ha quedado recogido en algunos textos que la Cabarrús había rechazado las insinuaciones de aquel joven oficial que, prendado de su belleza, le propuso relaciones. Es posible que el emperador Napoleón Bonaparte no desease recordar ciertos aspectos de su vida pasada ni de la de su mujer. Quería romper con el pasado y Teresa era un testigo desagradable. Le recordaba demasiado aquella etapa que él deseaba olvidar. A pesar de que ella le había ayudado cuando casi nadie le conocía, o tal vez por ello, Napoleón la marginó socialmente.

Después de Barras, pasó a los brazos del banquero Gabriel Ouvrard, con quien tuvo hijos, y finalmente, volvió a probar fortuna en el matrimonio con el que sería su tercer esposo, François-Joseph de Riquet, conde de Caramán y príncipe de Chimay. Cuando el aristócrata conoció a Teresa Cabarrús, ésta seguía siendo una mujer muy hermosa, pero tenía treinta años, varios hijos y dos divorcios. Aun así, se enamoró de ella y, en contra de la opinión de su familia, que se oponía a aquella relación, se casó por lo civil con Teresa. Años más tarde, al morir el marqués de Fontenay, primer marido de Teresa, formalizarían su unión celebrando el sacramento del matrimonio.

Teresa convirtió Chimay en un lugar acogedor y atractivo. Organizaba extraordinarias veladas musicales para complacer a su marido, apasionado melómano. Pero tampoco la felicidad del matrimonio Caramán-Cabarrús fue muy duradera, no porque el amor entre ellos hubiera desaparecido, sino porque la sociedad nunca le perdonó a Teresa su pasado.

Y François de Riquet sufría con los desplantes que les hacían. Muchas familias dejaron de invitarles y cuando el conde de Caramán fue distinguido con un cargo por el Gobierno holandés, acudió a la corte acompañado de sus hijos. Teresa se quedó sola en Chimay. A ella no la aceptaban.

Tomado de
http://www.sentadofrentealmundo.com
(Continuará mañana)

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