Agustín Acosta
Marlene M. Pérez Mateo
Escuché por primera vez los dos versos de Agustín Acosta, que titulan este artículo en un pequeño certamen literario en Cuba porbablemente hacia 1990. Un participante presentaba una de sus obras y confesó ser autor de la referida frase. Con suma delicadeza un miembro del tribunal hizo la observación descalificando con ello la obra y el plagiador de la competencia. Este desafortunado accidente puso ante mí por primera vez la voz poética de nuestro Poeta National Agustín Acosta. He logrado saber actualmente mucho más de él. Poco a poco se ha hecho justicia, aunque no suficiente, a su nombre y quehacer literario.
De cielo a cielo y de azul a azul; dirijo ahora estas líneas hacia una descripción de las características morfológicas de la más venerada de las advocaciones marianas en Cuba: La Caridad en el Cobre. Como toda Virgen del Nuevo Mundo, es pequena, apenas mide 16 pulgadas. En su mano derecha una cruz y en la derecha un Niño Jesús y éste a su vez carga el globo terráqueo. Su constitución es de arcilla y pasta de maiz, clásicamente aborigen y cubana. Ello no es de extranar pues el culto a la Madre de Cristo se estableció muy temprano en la Isla, desde la etapa colonial. El solo hecho de que entre los más tempranos epítetos a la patria estuviera ¿La Isla del Ave Maria? Las manos son de madera y su color ocre. El manto original fue blanco; luego ha sido azul (antes mencionado) y rojo en homología con los colores patrios. Tanto la imagen como el templo han sufrido variaciones y profanaciones.
La imagen más difundida de la Caridad difiere de la original en varias cosas.Como dicen algunos ¿..la del barquito? cumple por asi decirlo con la premisas de los versos ya referidos, debido al azul de su manto y el del celeste donde se ubica. Es sabida la accion de Carlos Manuel de Céspedes hacia 1868 al concebir y diseñar la primera bandera cubana, la de Bayamo, usó para el color del rectángulo azul el manto de la imagen mariana de su hogar.
Válidos entonces son los versos de Acosta, pienso yo, y bien que lo sean.
Marlene M. Pérez Mateo,
Noviembre 27, 2011
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