26 de marzo de 2018

NO ME MUEVE SEÑOR PARA QUERERTE


No me mueve
o Soneto a Cristo  crucificado

 Marlene María Perez Mateo

 
Cristo crucificado a San Juan de la Cruz
Dalvador Dalí


                                   No me mueve, mi Dios, para quererte
                                   el Cielo que me tienes prometido
                                   ni me mueve el Infierno tan temido
                                   para dejar por eso de ofenderte.

                                   Tú me mueves, Señor. Múeveme el verte
                                   clavado en una cruz  y escarnecido;
                                   múeveme el ver tu cuerpo tan herido,
                                   múeveme tus afrentas, y tu muerte.    

                                   Múeveme, en fin, tu amor, y en tal manera
                                   que, aunque no viera Cielo, yo te amara  
                                    y, aunque no hubiera Infierno, te temiera. 

                                   No me tienes que dar porque te quiera,
                                   pues, aunque lo que espero no esperara,
                                   lo mismo que te quiero te quisiera.    


                       El soneto “A Cristo crucificado” mas reconocido comúnmente como el soneto “No me mueve” es una de esas obras del arte de la que se pudiera decir por haberlo expresado todo,  es difícil adicionar algo.  Sin dudas esta joya del misticismo cristiano es para muchos la mejor poesía de la segunda mitad del siglo XVI donde rivalizaba con  obras de excelente calidad de muy notables escritores.

                           La obra explica bellamente en sus catorce versos endecasílabos la mas alta meta del ideal cristiano, la motivación al supremo bien sin  espera de recompensas o retribución. Una fe cristocentrica por excelencia. Existe una composición predecesora en la pluma del  místico musulmán  Abu Bark Muhamadd ibn Arabi (1164-1240) de similar factura.
                                                                        

                  Fue Menedez Paleyo en su colección selecta de poemas el mayor responsable de la  difusión de esta obra  hacia 1906. La autoría del poema ha sido muy discutida. Juan de la Cruz, Teresa de Avila, Lope de Vega, Ignacio de Loyola, Francisco Javier, Juan de Avila, Antonio Panes por solo mencionar algunos han tenido el privilegio de ser contados como posibles escritores del citado soneto. En este momento se  apunta como el mejor candidato, aunque 

aun discutido, al agustino mexicano Fray Miguel de Guevara. Un hijo de la llamada por entonces Nueva España, y familiar del conquistador Hernan Cortes; políglota en lenguas indo-americanas y amplio conocedor de la doctrina católica. Según reza en sus múltiples manuscritos trato de consolidar y armonizar sus dos mayores campos del conocimiento ya mencionados. No pocas veces escribió en prosa las ideas gestoras de su archiconocida poesía; paradojicamente es donde su nombre menos se reconoce. 
  
                      “No me mueve” es decir “No me motiva”es una excelente motivación muy   a tono con la Semana Mayor del año que ahora vivimos, y también para antes y después de ella. Enhorabuena a Fray Guevara por tal gema plantada  en los albores de la historia de este lado de la “Mar océano”

25 de marzo del 2018, para el Lunes Santo de 2018


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