Donde La Habana no está
Lidia
Señarís Cejas
Donde ella no está perviven visiones
de su gente, sus calles, sus olores,
se te llenan los poros de clamores
y el recuerdo de amigos y balcones.
de su gente, sus calles, sus olores,
se te llenan los poros de clamores
y el recuerdo de amigos y balcones.
Donde La Habana no está, habrá
dolores,
un insomne ulular entre estaciones
bebiendo la nostalgia y sus lecciones,
encarando el sí y el no de los temores.
un insomne ulular entre estaciones
bebiendo la nostalgia y sus lecciones,
encarando el sí y el no de los temores.
Donde La Habana no está, está su
estampa
el rencor y el amor con estafeta,
un aluvión de lluvia que no escampa.
el rencor y el amor con estafeta,
un aluvión de lluvia que no escampa.
Dejemos el disfraz y la careta:
¡Dónde La Habana no está, está una trampa
de rabia acumulada en la maleta!
¡Dónde La Habana no está, está una trampa
de rabia acumulada en la maleta!
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