Bialetti, el
empresario que inventó la Moka,
dice adiós al
mundo en una cafetera
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES - Madrid
El llamado «rey de la
cafetera» ha hecho
su último viaje
dentro de una moka, que
él inventó, publicitó y vendió en
todo el mundo, convirtiéndola en pieza de diseño expuesta en museos como el Moma de Nueva York.
El empresario Renato Bialetti, que murió la semana pasada en Ascona (Suiza), quiso que sus cenizas
acabaran en una cafetera moka, la más grande, la de 24 tazas. Sus tres hijos se presentaron con la cafetera en la iglesia de Casale Corte Cerro, el pueblo
natal de Bialetti, en la región de Piemonte, al norte de Italia.
Aunque la imagen era insólita, casi surrealista y bella al mismo tiempo, no sorprendió a los parroquianos,
porque en el fondo esperaban que Renato Bialetti llegara a su funeral en la
iglesia no en un féretro sino en una cafetera. Era su voluntad: Ser bendecido por el cura en una
cafetera.
En la moka figuraba la célebre caricatura de un hombre
con bigote, una genial idea de marketing de los años 50, realizada por Paul
Campani, dibujante de cómics. Era la caricatura de Bialetti,
una vida salpicada de episodios casi legendarios, como el encuentro con el armador griego Aristóteles Onassis en Montecarlo, quien le echó una mano
en el lanzamiento internacional de la cafetera.
La moka llegó a convertirse en el símbolo de un país, un icono del
made in Italy,
que llegó a todos los rincones del planeta: Se calcula que hay unos 300
millones de ejemplares repartidos por el mundo. Aunque las grandes marcas
fabrican cafeteras caseras con cápsulas, en todas las cocinas italianas se sigue utilizando: La moka constituye
un rito insustituible para las familias. Por su diseño, función y uso práctico.
El secreto de su éxito era el propio Bialetti: Con su
forma de hacer y ser empresario hizo la historia de una marca y un diseño,
consagrado en algunos museos como obra de arte, que ha llevado hasta el cementerio.
Renato Bialetti vendió la empresa en 1986 a Faema.
Sucesivamente pasó a manos de otras familias. Hoy las
cafeteras moka se
producen en Rumania. En una de ellas se ha
ido su inventor al otro mundo
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