VIA
CRUCIS DE LA MANO DE
SANTA
TERESA DE JESÚS
Cuarta estación:
Jesús
encuentra a su Madre
Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
Que
por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
LECTURA DE LA PALABRA DE DIOS
Del profeta Isaías. 49, 5-6
«Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: “Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”».
«Y ahora dice el Señor, el que me formó desde el vientre como siervo suyo, para que le devolviese a Jacob, para que le reuniera a Israel; he sido glorificado a los ojos de Dios. Y mi Dios era mi fuerza: “Es poco que seas mi siervo para restablecer las tribus de Jacob y traer de vuelta a los supervivientes de Israel. Te hago luz de las naciones, para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra”».
Del Evangelio según san Lucas. 2, 34-35
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción
Simeón los bendijo y dijo a María, su madre: «Este ha sido puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; y será como un signo de contradicción
—y
a ti misma una espada te traspasará el alma—,
para
que se pongan de manifiesto los pensamientos de muchos corazones».
TEXTO
DE SANTA TERESA
De Las
Moradas de santa Teresa de Jesús: 6. 7. 13
«Es larga la vida, y hay en ella muchos trabajos, y hemos menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó. Es muy buena compañía el buen Jesús para no apartarnos de ella, y su sacratísima Madre, y Él gusta mucho de que nos dolamos de sus penas».
«Es larga la vida, y hay en ella muchos trabajos, y hemos menester mirar a nuestro dechado, Cristo, cómo los pasó. Es muy buena compañía el buen Jesús para no apartarnos de ella, y su sacratísima Madre, y Él gusta mucho de que nos dolamos de sus penas».
ORACIÓN
Jesús,
salvador del mundo, que, muriendo, has destruido la muerte y, resucitando, nos
has devuelto la vida; por intercesión de tu Madre, consoladora de los
afligidos, consuélanos en tu divina consolación, para que, confortados por Ti,
infundamos la alegría a los que sufren el dolor. Tú, que vives y reinas por los
siglos de los siglos. Amén
Todos juntos, dicen el Padre nuestro.
Ecclesia
Digital –www.revistaecclesia.com
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