Teresa Cabarrús
Una vida casi
novela.
Y como novela va: por
entregas.
Primera Parte
Hija del conde de Cabarrús, ilustrado al servicio de la corona
española en tiempos de Carlos III y fundador del Banco de San Carlos, el primer
banco nacional español, Teresa había nacido para ser admirada y amada.
Alegre y desenfadada, provocadora y valiente, práctica y generosa, Teresa
Cabarrús fue una de las más bellas y seductoras jovencitas de su tiempo y también
uno de los personajes femeninos que más influyó en los acontecimientos que
marcaron el rumbo de la Revolución francesa. Una mujer que supo luchar por lo
que quería, entrando en el juego social permitido en aquel tiempo al género
femenino. Y así, Teresa Cabarrús no dudará en utilizar su belleza y encanto
como armas para acercarse al poder.
Teresa supo desde muy joven que poseía un gran atractivo. Las
expresiones de los caballeros que embobados la miraban constituían una prueba
evidente. Su padre, Francisco Cabarrús, conocedor del éxito de su hija y
temiendo que iniciara una relación poco conveniente con alguno de aquellos
jóvenes que la asediaban en Madrid, decidió enviar a su familia, su mujer y sus
hijos, a Francia donde vivirían con unos parientes. Si lo que Cabarrús
pretendía era evitar una unión poco ventajosa o poner punto final a alguna ya
iniciada, resultaba lógica su postura, pero si su objetivo era que Teresa se
olvidara de los coqueteos, la mandaba al lugar menos apropiado y él debería saberlo;
claro que tal vez Francisco Cabarrús esperaba y deseaba en el fondo algo que
iba a suceder al poco tiempo.
Aún no había cumplido los quince años cuando Teresa se casó en París
con el marqués de Fontenay. Era un matrimonio que respondía más a los intereses
de los cónyuges que al amor entre ellos. Él, Jean-Jacques-Devin, tenía
veinticinco años y ya le había llegado la hora de casarse. Teresa era hermosa,
ambiciosa. Sin duda, desempeñaría bien su papel como marquesa de Fontenay y,
además, el no estar muy enamorada de su marido le permitiría ciertas
«libertades». El matrimonio con el marqués de Fontenay le brindaba la
oportunidad de situarse en aquella sociedad que tanto le atraía.
Teresa triunfó. Se convirtió en la reina del París prerrevolucionario. Muy pronto sus fiestas se hicieron famosas. En su casa se reunían algunos de los personajes más importantes del momento: Lafayette, Lameth, Mirabeau... La política cada día adquiría mayor protagonismo y Teresa participaba activamente en ese ambiente. Anhelaba estar cerca y participar del poder y sabía cómo hacerlo. Pero la situación política francesa se complicaba.
Teresa triunfó. Se convirtió en la reina del París prerrevolucionario. Muy pronto sus fiestas se hicieron famosas. En su casa se reunían algunos de los personajes más importantes del momento: Lafayette, Lameth, Mirabeau... La política cada día adquiría mayor protagonismo y Teresa participaba activamente en ese ambiente. Anhelaba estar cerca y participar del poder y sabía cómo hacerlo. Pero la situación política francesa se complicaba.
La vida en París resultaba más difícil cada día. La revolución
marchaba por senderos peligrosos: después del asalto a las Tullerías en agosto
de 1792, la Convención Nacional destituyó al rey Luis XVI proclamando la I
República. Las ejecuciones en masa eran muy frecuentes. El terror no había
hecho más que empezar. Los marqueses de Fontenay, como muchos aristócratas,
decidieron abandonar París.
Una vez instalados en el campo, en su casa de Fontenay, Teresa y su marido, aprovechando la instauración del divorcio, decidieron separarse. En tiempos de armonía la unión entre ellos podía funcionar pero en aquellos momentos difíciles su proyecto en común ya carecía de sentido y cada uno decidió su futuro por separado.
Tomado de
http://www.sentadofrentealmundo.com
(Continuará mañana)
(Continuará mañana)
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