30 de mayo de 2016

Poner los pies en Polvorosa

 
Del dicho al hecho,
no va mucho trecho
 
Marlene María Pérez Mateo                       

    La literatura sapiencial saturada de historias, mitos, personajes y sobretodo gran saber es parte de todo pueblo. En el saber popular se crece: “Vox populus, vox Deus”. Es esta sencilla, pero para mi entrañable reseña,  un viaje por su razón y origen en la patria cubana, y en las muchas patrias que a ella dieron origen. “La sabiduría viene llamando por las calles y levanta su voz en las plazas”, nos recuerda un versículo bíblico (Pro 1, 20). Así sea.

III

“Poner los pies en Polvorosa”

      Poner los pies en Polvorosa hace referencia a un hecho del que nos separan 1138 lustros. En aquel entonces el Rey Alfonso III, el Magno, Rey de Asturias y León encabezó una batalla de la cual resultó victorioso en los campos de Polvorosa, poblado ubicado en la localidad de Palencia, Provincia de Zamora,   España. Sus enemigos los sarracenos salieron despavoridos ante el ímpetu de los asturianos y atemorizados por la simbología fatídica para ellos del eclipse de luna, acontecido  a la sazón. Polvorosa es el segundo nombre de varias localidades benavetanas en la actualidad.

      Poner los pies en Polvorosa, o mas bien fuera de ella, se utiliza aun hoy como recordación de la huida despavorida acontecida por aquel entonces. Significó y sigue significando salir a toda velocidad para ponerse a buen recaudo y fuera del alcance de seguros atacantes.

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