John Montagu, IV Conde de Sandwich |
Del Conde de Sándwich
al Sándwich cubano
Marlene María Pérez Mateo
La razón motivadora de este artículo:
el sándwich cubano, comenzó su viaje en un remoto y lejano paraje. Casi debiera
de comenzar diciendo: “Había una vez...”.
Contaba el historiador inglés
Edward Gibbon allá por 1762, la llegada al mundo del por entonces llamado
“alimento frío”, en manos de quien le bautizó con su nombre titular, John
Montagu IV Conde de Sándwich (1718-1792). El aristócrata, militar y diplomático
inglés era un frenético jugador de cartas, consagraba a tal entretenimiento
días completos. Un 24 de noviembre de 1762, y con el fin de no detenerse
siquiera para comer, ordenó servir
la carne entre dos panes para no perder ni un minuto y sin ensuciarse las manos
seguir con sus naipes, su frenética afición. Dejó escrito en su testamento el
referido Conde como referencia a su ingeniosa invención: ”…el mejor legado que
dejo a mi país, Inglaterra...”.
La primera receta como
tal de un sándwich vio la luz en un libro de cocina en 1840, escrito por Elizabeth Leslie. El actual descendiente
directo de Montagu, Undécimo Conde abrió
una cadena de cafeterías bajo el nombre: “The Earl of Sandwich” (El conde de Sándwich). Solamente en Inglaterra se consumen 1300
millones de sándwiches, por los que se
paga un total aproximado de 7.9 millones de dólares anuales. Todo ello
representa un tercio del comercio de comida rápida en tierras británicas.
Pasando de lleno al
asunto que nos ocupa: el sándwich cubano. Aunque su nombre así lo indica, el sándwich
cubano no nació en Cuba; pero si en manos cubanas. En gran medida como añoranza
hacedora de un guiño cariñoso a la perla de las Antillas. Como bien sentenció el
escritor Loy Glenn Westfall “nació en Cuba y se educó en Cayo Hueso” (”Born in
Cuba and educated in Key West”).
Los tabaqueros cubanos y
muchos otros emigrados y disidentes
políticos durante la etapa colonialista
española de la Isla encontraron refugio
y trabajo en el área de Key West y de
Ibor City. La misma profesión de
torcedor, y su estilo de trabajo, lleva
a la destreza y tener las manos limpias.
Razones lógicas para reutilizar la idea de
la antigua invención inglesa,
adicionándole una pizca de sazón caribeña y de otros
sabores que invitaran a su degustación a quienes de diversas latitudes se fueron incorporando a la vecindad de la diáspora cubana. A finales del siglo XIX, hay quienes aseveran hacia 1880, se conformó, poco a poco,
su receta no definitiva de sus
ingredientes básicos: carne de cerdo asada, queso de Suiza, pepinillos en vinagre de
eneldo de Judea, Salami de Genoa italiano,
mostaza germana, jamón español y para cerrar como comencé pan cubano. Su
preparación es como sigue:
Flauta de pan cubano de 9 pulgadas, rebanada.
4 onzas de jamón
glaseado dulce en rodajas finas.
1 1/2 onza de lomo de
cerdo asado.
1 onza de
salami de Genoa, lascas finas.
2 onzas de queso
suizo.
2 tajadas de
pepinillo.
1 cucharada de
mostaza amarilla
Mantequilla suave
El jamón, el lomo, el
salami y el queso van en dicho orden de
arriba a abajo. El pepinillo y la mostaza en la tapa superior. Al final se
coloca la preparación en una plancha pre-calentada.
Mención aparte e indispensable,
es la del Pan Cubano. Portador eminente de esta delicia culinaria, ya que como
su cercano pariente nació de un modo casi idéntico y mimético.
Originalmente, el sándwich se servía
frío, la idea de hacerlo a la plancha surgió después. La espontaneidad hizo, y
la necesidad también, su comercialización en cafeterías mas o menos
improvisadas formales o no en la vecindad de barrios y fabricas. Figurando en
el menú del restaurante “Columbia” en Ibor City, en 1905. Columbia restaurant, el mas antiguo del Estado de la Florida, continua bajo la
dirección de sus originales propietarios,
la familia Gonztmar, en su quinta generación. El historiador Jack Espinosa,
recordaba el precio por entonces de $0.20 y su comercialización bajo el nombre
de “sándwich mixto”.
En 1947 se estableció en Miami, procedente de
Palma Soriano, provincia de Oriente,
Cuba, el senor Frank Garcés quien fundó en su ciudad de acogida la cafetería “Knife and fork” (Cuchillo
y tenedor) y mas tarde denominada “Home of the Cuban Sandwich” (El Hogar del Sándwich cubano). De
allí tomó el nombre por el que se le conoce, prescindiendo del uso del salami
en su confección e introduciendo el uso de la plancha.
La ciudad de Tampa ha
declarado desde el 2012, hoy en su sexta edición hacia el mes de marzo: el
evento popular “Festival Anual del Sándwich”. Es un donde se concursa en cuatro
categorías con la reciente introducción de la de Junior Chef (infantil).
El precio del sándwich cubano
actualmente es aproximadamente de $6.50. Los menos jóvenes atestiguan, casi un
siglo después, la eternidad de su sabor.
Marlene M Pérez Mateo
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