Cuba, the true sigue estando out there
Alejandro
Rodríguez
Tengo un socio que vende
hortalizas en una carretilla.
Como sabe que tengo
computadora y me conecto a Internet, me encarga la misión de conseguirle un
mapa, lo más grande y nítido posible, de todo el continente americano, para
“una jugada ahí”…
Y no le pregunto más: luego
de la crisis migratoria generada por un montón de cubanos en Costa Rica y otro
montón en Panamá, cualquiera supone para qué quiere un mapa el verdulero del
barrio y cuál es la jugada en su fantasía.
Podríamos imaginarlo en una
selva de Centroamérica pasando los mil y un trabajos para llegar a Estados
Unidos, pero ese dominó ya está trancado.
Desde diciembre último el
gobierno de Ecuador reinstauró el
visado previo para turistas cubanos: un requisito que había sido
suprimido, y reactivado, y luego vuelto a suprimir… Al parecer Ecuador quería
convertirse en pionero de una auténtica normalización de relaciones entre los
países del área y el pueblo de Cuba, sin calcular bien la magnitud de la
estampida.
Muchos
opinan que el deshielo entre EUA y Cuba fue el origen de la crisis por el temor de la gente a
una eventual supresión de la Ley de
Ajuste. Pero en las calles de mi vecindario no es frecuente escuchar esa
razón: se habla más de que “esto está en candela…” (en alusión a la cosa
económica y al deterioro de algunos servicios públicos); e igual se nota el
efecto contagioso de ver a otros marcharse y prosperar.
Además, a quien no le
interesa convertirse en emigrante tampoco le interesa si hay o dejan de haber
leyes que lo privilegian como emigrante, y por tanto difícilmente se apuraría
en levantar vuelo por si acaso.
La emigración y el viaje al
exterior son y desde que recuerdo han sido ideas fijas por aquí. El que no quiere irse para siempre, quiere
salir a trabajar, por su cuenta o por una misión del gobierno.
Las muchachitas, de pronto…,
les pierden el miedo a los bichos asquerosos si aparece una oportunidad de
estudiar entomología en cualquier parte; y a otros se les acaban las tachuelas
de colores cuando señalan a los suyos en las más recónditas coordenadas del
mapa.
Se vive entonces pendiente a
las cañonas de la Aduana y a cualquier cambio en los requisitos de visado de
los diferentes países: “Panamá aflojó”,
“Kazajstán se abrió”, “México está apretando”, “Canadá busca profesionales”,
son los verdaderostrendig topic que la gente sin Facebook imprime y
comparte a la antigua.
No es cierto que llegar a
Estados Unidos sea el anhelo principal; puede que a la larga se convierta en
eso, pero el deseo de base es “salir”: ¿y si se cae el avión?, no importa…
¡me da igual donde caiga…!, dijo el cubano en un chiste que revela lo que
hay. Muchos médicos, por ejemplo, prefieren irse a países donde es más fácil
legalizar sus capacidades profesionales.
Pasa que según la idea más
extendida, irse de Cuba es ganar y quedarse significa perder: no importa si
eres físico nuclear aquí y estropajo de taberna allá.
Tras varios años de cambios
en la economía, los únicos cambios para el vendedor de acelgas del barrio son
que su trabajo ya es legal, que cada día el chicle de sus ingresos se estira
menos, y también que ahora mismo soplan vientos de tormenta para su honestísima
labor.
Aunque el diputado a la
Asamblea Nacional piense que los carretilleros “se enriquecen” a costa de la
especulación con los precios de la comida, la inmensa mayoría de ellos son
absolutamente pobres y apenas logran cubrir sus necesidades vitales.
“Hay que tener la cara de palo para poner los precios de las TRD por las
nubes, y luego protestar por los que ponen los carretilleros y los guajiros…
Ay chico, ¿tú no los ves por ahí, cargando cubitos de sancocho, o como se les
salen así los dedos pa’ fuera de las chancletas…?”- me dijo uno que se
dedica a comprar cualquier pedacito de oro.
Sobre todo para los cubanos
más jóvenes, the truth sigue estando out there. Una fe que sería
menos peligrosa si no tuviéramos tremendo historial de arrebatos migratorios
como meterse en el tren de aterrizaje de un avión intercontinental o cruzar el
Estrecho de la Florida en una tabla de windsurf.
Yo
no descarto siquiera que un día de estos alguien me pida el mapa de Eurasia y
coja un avión a Moscú
–que no exige visa a los cubanos— para luego cruzar Siberia, fajarse a
trompones con cuanta foca se ponga pesada en el Estrecho de Bering, y
finalmente entrar a los Estados Unidos por Alaska…
Pensará usted que exagero,
pero le juro por mi madre que en el barrio cada vez más gente dice que esto es
posible; ¡extremo! pero posible.
De su blog alejo3399.com
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