31 de octubre de 2015

Mitos y leyendas en días de muertos

La Santa Compaña

En la Galicia rural de hace años, en las noches de otoño la familia pasaba más horas reunida en torno a la lareira o estufa. Y como no había ni televisión, ni radio, ni revistas, era el momento de disfrutar de la tradición oral. De esa manera los abuelos y las abuelas comenzaban a contar al resto de la familia sus recuerdos, sus experiencias y lo que les habían contado a ellos sus antepasados. Y entre esas historias estaba siempre presente, de una u otra manera, la Santa Compaña.   

Es una comitiva de almas en pena que vaga por las zonas boscosas de Galicia. En las noches particularmente brumosas de noviembre, en que los bosques se cubren de niebla, es cuando su presencia, como una comitiva de luces titilantes, se hace patente.

Y aunque es invisible para los vivos, su presencia se siente por el olor a cera, un ligero viento y el temor que manifiestan los animales domésticos de la casa. Aunque también hay personas con dones especiales que pueden verla: son fundamentalmente los niños que por un error del cura, al ser bautizados, recibieron el óleo de difuntos.

Su presencia no sólo se limita a Galicia. En Asturias se conoce con el nombre de La Güestia. En León existe la hueste de ánimas mientras que en Zamora es la estadea, una mujer que vaga por los caminos y cementerios.

La popularidad de la Santa Compaña y su identificación con Galicia es tal que muchos creadores de diversas ramas artísticas dedicaron sus temas a esta fantasmal aparición. La película “El liguero mágico” (1980) de Mariano Ozores cuenta, con su particular visión, la leyenda de la Santa Compaña. Pero quizás sea “El bosque animado” (1987)   de José Luis Cuerda, la película que recoge la mejor escena de la Santa Compaña.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario