10 de noviembre de 2009

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La noticia monda y lironda

Me pregunto si entre los defensores de la propuesta Ley de Salud se encuentren muchos que la hayan leído, o se detuvieran a escrudiñar en la «letra chiquita» que la acompaña o simplemente a leer «entre líneas». Por mi parte, reconozco que no he leído la versión aprobada por los Congresistas ni las distintas versiones que se discutirán en el Senado. Me basta con asustarme con los comentarios que leo o escucho de quienes están al tanto de todo lo que están cocinando -y sazonando bien ($$$)- los próceres actuales desde la Casa Blanca y el Capitolio.

Así me entero hoy de que en el proyecto de la Cámara de Representantes la relación del costo de seguro de salud entre jóvenes y viejos puede ser hasta de 2 a 1. Agrega la nota, textual: ׂ«o sea, que una persona mayor no tendrá que pagar más que el doble que un joven». Vuelvo a leer, porque no creo a mis ojos: «no tendrá que pagar más que el doble…» O lo que es lo mismo, que a un individuo al que sus años le permiten desempeñar una posición bien remunerada, su seguro de salud le va a costar la mitad de lo que le costará a un anciano al que su pensión del Social Security ya actualmente le alcanza para poco. Ya lo anuncia la AARP: las personas mayores, la mayoría, no podrán alcanzar la prima propuesta.

Hay más, porque se advierte que los demócratas en el Senado no están muy de acuerdo con esa relación de 2 a 1, y existe la posibilidad de que en su proyecto propongan una relación de 3 a 1. En ese caso, a los viejos no nos quedará más remedio que morirnos o acogernos al inseguro seguro público, confiando en que creen una dádiva a modo de uno de esos «estímulos» tan en voga actualmente para que los familiares paguen el entierro.

Ana Dolores García
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