25 de julio de 2019

EL DOLOR DE UNA FORTALEZA


EL DOLOR DE UNA FORTALEZA

María Teresa Trujillo
San Carlos de la Cabaña

“El dolor del presidio es el más rudo, el más devastador de los dolores, 
el que mata la inteligencia y seca el alma 
y deja en ella huellas que no se borrarán jamás”  
-José Martí-




          
Es la mayor  edificación  militar  construida por España en América, al cubrir un área de 700 m de largo por 240 de ancho. Está  situada a la entrada de la Bahía de La Habana, junto a la fortaleza de San Salvador de La Punta y del Castillo de la Real Fuerza -estas  dos en terreno de la Habana- y llegaron  a formar la defensa  militarr frente a cualquier futuro ataque enemigo, como había sucedido cuando los ingleses tomaron el Castillo del Morro.

Desde la loma conocida entonces con el nombre de Cerro de la Cabaña y sirviéndose de esa privilegiada posición, situaron su artillería inglesa atacando y dominando a la Ciudad de La Habana. Tiempo después Inglaterra restituyó la ciudad -en 1763- a cambio de la Florida. Es así que, en esa loma  y en noviembre de 1763 empezó a edificarse  la fortaleza San Carlos de la  Cabaña detrás del Castillo de los Tres Reyes del Morro, en el alto litoral de la zona Este del puerto de La Habana, en terreno cedido gratuitamente por su propietario Agustín Sotolongo. Fue construida la fortaleza bajo la orientación del ingeniero militar Brigadier Silvestre  Abarcar, y desde ella se domina  la vista de La Habana, capital de la Isla de Cuba.

Con sus  10 hectáreas  de  extensión y sus extensos  muros  resultó   sin duda alguna no solo ser la mayor de Cuba sino  de  toda la America. 

Las murallas 

 Desde la fortaleza de la Cabaña se disparaba al amanecer un cañón que servía de anuncio-apertura de los portones de la muralla que, con sus de 10 metros de altura,  circundaba la ciudad de La Habana, al igual que a la noche el cañonazo avisaba el cierre total de esos  portones. Así quedaba protegida la ciudad. El mismo anuncio  servía para retirar en la mañana las "cadenas" que la noche anterior habían cerrado la entrada de barcos al puerto habanero, "cadenas"  ubicadas entre los castillos del Morro  y el de La Punta.

 Dato histórico
Se sabe que en la  fortaleza de San Carlos de la Cabaña  trabajó  Mariano Martí Navarro, sargento primero de la cuarta batería de la primera brigada del Regimiento de Artillería, hasta abril del 1854 cuando fue promovido al cargo de sargento de brigada.

Varios años más tarde y tras el hallazgo de una carta dirigida a Carlos de Castro y de Castro en la casa de los Valdés Domínguez, a Fermín se le impuso una pena de seis meses de arresto en esa  misma fortaleza a partir del 4 de marzo de 1870. Meses después José Martí ingresaba a este lugar cuando, tras múltiples gestiones de sus padres, fue autorizado su traslado desde la Cárcel Nacional donde cumplía condena por el delito de infidencia, por cuya acusación realizaba trabajo forzado en las Canteras de San Lázaro.


El Paredón Nacional  

El Foso de los Laureles es un sitio tristemente célebre, ubicado en la fortaleza San Carlos de la Cabaña. Éste es el Paredón Nacional, lugar en el que, cuando Cuba era colonia española, se ajusticiaba al cubano cuyo único delito era ver a Cuba Libre. Se fusilaba además en el  "foso del Morro" y en el foso que está detrás de "las galeras".
El poeta y escritor cubano –oriundo de Bayamo- Juan Clemente Zenea, que ejerció gran influencia en la literatura cubana marcando una nueva  línea en la poesía hispanoamericana, el 25 de agosto de 1871, con las manos atadas y los ojos vendados, recibió la muerte en el Paredón Nacional de La Cabaña, en cuyo muro  aún se conserva el cenotafio dedicado a la memoria del patriota.
Su situación política  a favor del inicio  de la Guerra Grande lo había expuesto  a situaciones delicadas. Intentó viajar a los Estados Unidos y fue interceptado por una columna española y puesto en la cárcel. Después de siete meses  de prisión en la fortaleza de La Cabaña fue fusilado.  Son muchas las obras literarias y artículos periodísticos que publicó en su relativamente corta vida. Su padre era un militar español y su madre fue hermana del poeta cubano José Fornaris.

El doloroso regreso de la Cabaña 

A mediados del siglo XX, esta fortaleza regresó a reflejar una muchísima más profunda angustia por injustificados fusilamientos –sin una defensa eficaz en un juicio.

Con la llegada de la revolución  cubana al Gobierno Central  en enero de 1959, el argentino Ernesto Guevara ocupó militarmente la fortaleza de la Cabaña, denigrando el total  valor de aquella edificación que se había construido con el fin de proteger a la población habanera. Allí, Guevara estableció su comandancia y su propio  estratégico lugar para fusilar a cientos y cientos  de ciudadanos, no solo del personal militar del gobierno anterior, sino también de sus  ex-compañeros de lucha revolucionaria por el solo hecho no aceptar las ideas socialistas del recién implantado gobierno cubano. Intenciones anti-democráticas que todos desconocían durante la lucha. Desde entonces, además, miles de valiosos hombres guardaron prisión y sufrieron inhumanas torturas.
Durante los primeros meses Guevara supervisó personalmente los fusilamientos que se llevaban a cabo, ordenados por él mismo  con la aprobación del líder revolucionario sin el debido proceso judicial de acuerdo a la Ley, y sin dejar resumen de fecha y horario de las brutales ejecuciones que allí se realizaban, por lo que se desconoce el número exacto de víctimas en aquellos primeros meses de la revolución en el poder.
Así, las paredes de la Cabaña, fortaleza fundada –repetimos- para proteger a la población, volvían a sentir  las angustias de la época colonial.  Ni tan  siquiera los altos muros ni el cercano murmullo del oleaje marino, apagaban la voz del jefe del pelotón de fusilamiento al ordenar: ¡apunten! ...¡¡fuego!!... Muchísimas fueron las noches en que se escuchaba el ruido de las armas tratando de acallar a los opositores del  nuevo régimen revolucionario, en tanto los ciudadanos antes de morir gritaban:  ¡Viva Cristo Rey!
Recordemos siempre lo que una vez declaró José Martí y que los hombres de la revolución socialista olvidaban:

"La independencia de un pueblo consiste
en el respeto que los poderes públicos demuestren 
a cada uno de sus hijos"



Publicado en el semanario LIBRE y en su edición digital LIBREonline-
Julio 25,   2014
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