26 de enero de 2013

ECUADOR, DE COMO LOS CUBANOS SE CONVIRTIERON EN EXCLUIBLES


Ecuador: De cómo los cubanos
se convirtieron en excluibles

Por Ramón Mir

QUITO.- El caso de los 25 cubanos (26 según un comunicado del Ministerio del Interior de Ecuador) que fueron devueltos esta semana a Cuba por las autoridades migratorias del Aeropuerto Mariscal Sucre de Quito, ha motivado muchos comentarios de rechazo, especialmente entre la comunidad cubana asentada en el país y en el extranjero.

Sin embargo, los medios de comunicación de la isla no han publicado pronunciamiento alguno y tampoco ha existido una declaración de la Embajada de Cuba, que estaba en la obligación de representar a esos infortunados viajeros.

 Si bien el gobierno de Ecuador había anunciado que a partir del 21 de enero los cubanos que ingresaran al país como viajeros lo harían sin necesidad de visa, pero presentando como documento imprescindible una carta de invitación, lo cierto es que la disposición fue emitida en tiempo récord en detrimento de todos aquellos que ya habían sacado sus pasajes para volar al país andino.

Desentendimiento oficial

Realmente el hecho de que Cuba haya eliminado los permisos de salida y las cartas de invitación no obliga a los países que reciben a los viajeros cubanos a quedarse inmóviles y pasar por alto medidas que consideren conveniente para frenar el conocido flujo de posibles inmigrantes.

Cabe recordar que Ecuador tiene sus propias experiencias sobre el fenómeno migratorio desde la isla y, sin dudas, el requisito de la carta de invitación es una manera de blindarse contra una potencial avalancha de cubanos.

La casa abierta

En el 2008, Ecuador eliminó las visas de entrada al país, lo que estimuló el éxodo de miles de cubanos que vieron una posibilidad de salir al extranjero, muchos de ellos con la esperanza no infundada de proseguir viaje hacia Estados Unidos, un puente de tránsito ilegal =caro y peligroso- que hoy se mantiene.

Según cifras oficiales, ya en 2010 la población cubana en Ecuador se había multiplicado vertiginosamente al subir de 4,713 a 35,625, una cantidad más que suficiente para hacerse perceptible en un país de idiosincrasia distinta, especialmente en una ciudad como Quito. La diferencia es altamente notable entre la capital y Guayaquil y otras ciudades costeras más afines a la idiosincrasia caribeña.

A partir de ese momento, el concepto que se tenía de los cubanos en Ecuador dio un cambio drástico. La manera de hablar y de dirigirse a las personas, la forma de vestir, el tono de las conversaciones en público, el tipo de música que escuchaban, en algunos casos hasta la poca disposición hacia el trabajo alimentada por el deseo de hacer dinero “fácil”, chocó con las costumbres e ideales de la población local.
Aparecieron entonces carteles discriminatorios con leyendas insultantes que recordaban las de Miami en los primeros años de la década de los sesenta: “Se arrienda departamento, NO cubanos” y “Fuera cubanos de Ecuador”.

Mafias y aprovechadores

Paralelamente, una mafia ecuatoriana se fue alimentando de las necesidades y aspiraciones de los cubanos y se multiplicaron los casos de falsificación de documentos. La nacionalidad ecuatoriana tuvo su explosión en las 200 actas de naturalización que las autoridades declararon como nulas al comprobarse su naturaleza fraudulenta, aunque existe la certeza de que esa cifra era mucho mayor y otros casos de fraude quedaron en la impunidad.

Eran también los días en que ciudadanos ecuatorianos de las clases más bajas hacían filas desde la madrugada en la Embajada de Cuba y vendían los turnos a quienes necesitaban hacer trámites en esa sede diplomática. A este panorama de transacciones turbias se suman decenas de cubanos que brindaron sus servicios a patronos inescrupulosos, quienes no dudaban en explotar esa mano de obra que por su condición de irregular aceptaba ínfimos salarios.

Aunque la actitud de algunos cubanos no era la mejor, resulta evidente que cientos de ecuatorianos lucraron de sus necesidades y sueños, entre los que se pueden contar abogados privados y hasta funcionarios estatales que exigían altas sumas para regularizarles su estancia en el país. Se sabe que una carta de invitación expedida por un ecuatoriano o un residente cubano llegó a cotizarse en la exorbitante suma de $3,000 dólares.

Todas esas irregularidades calaron en la opinión pública, que aún hoy no ha superado ese “trauma”, y explican la indiferencia que ante la suerte de los cubanos repatriados mantiene ahora una gran parte de la población ecuatoriana.

Xenofobia de gabinete

El comunicado emitido por el Ministerio del Interior de Ecuador tras el incidente del Aeropuerto de Quito puntualiza, por ejemplo, el escándalo que protagonizaron los cubanos y la forma descompuesta en la que se negaban a acatar lo dispuesto por las autoridades migratorias, hecho que también mostraron prolijamente los noticieros de la televisión nacional, que indirecta o directamente contribuyeron a alimentar la indudable xenofobia de una parte de la población local.

Pero también es justo reconocer que Ecuador no tiene que convertirse en apéndice de las leyes migratorias cubanas por el hecho de que cientos de estudiantes ecuatorianos estudien con becas en Cuba y otros cientos de ciudadanos se atiendan en clínicas de salud cubanas.

El requisito de la carta de invitación, potestativo del Estado ecuatoriano, tiene sus bemoles. Nadie puede negar que el negocio lucrativo continuará pues, al restringirse a una carta de invitación a un ciudadano ecuatoriano o residente cubano anualmente, el precio de la misma podría dispararse en el “mercado negro”. A la vez, resulta cuestionable que un residente cubano sólo pueda invitar a una persona por año, poniéndolo a elegir, por ejemplo, entre la madre o el padre, nunca los dos, o un  hijo (y el que tiene dos o más y desea reunir a su familia, aunque sea de vacaciones, ¿a qué se atiene?).

La situación es compleja y el incidente del este 21 de enero puede sonar a escarmiento para quienes pensaban que ahora salir de Cuba es solamente sacar un pasaje de avión, tener dólares en el bolsillo y decir “aquí estoy”.

Editado de cafefuerte.com

El próximo IV Centenario de la muerte de El Greco


El caballero de la mano en el pecho

El próximo cuarto centenario
de la muerte de El Greco.

El pintor griego Doménikos Theotokópoulos "El Greco" dejó un legado de 350 obras, 200 de las cuales se podrán contemplar en Toledo en 2014, con motivo del cuarto centenario de la muerte del cretense, una efeméride para la que se han organizado cuatro magnas exposiciones y numerosas actividades culturales.

El presidente de la Fundación El Greco 2014, Gregorio Marañón, ha aportado estos datos en un pleno monográfico celebrado en las Cortes de Castilla-La Mancha, en el que la cámara regional ha firmado un convenio para aportar 50.000 euros a este evento cultural.

"En 2014, Toledo se convertirá de hecho en la capital europea de la cultura", ha vaticinado Marañón, que ha desgranado el programa cultural organizado para conmemorar los 400 años de la muerte del pintor.

Entre las exposiciones, donde se mostrarán 150 obras del cretense llegadas de fuera de Toledo de las 200 que se podrán contemplar, destaca la de "El Griego de Toledo", cuya inauguración está prevista para el 15 de marzo.

Esta muestra se exhibirá en el Museo de Santa Cruz y cinco espacios Greco: la sacristía de la Catedral, Santo Domingo el Antiguo, la capilla de San José -que se abre por primera vez al público desde su construcción en el siglo XVI-, la Iglesia de Santo Tomé y el Hospital Tavera.

"El Greco: Arte y Oficio", que traerá el Apostolado del Museo de Oviedo a Toledo, y la exposición "Toledo 2014", comisariada por Elena Ochoa Foster y que reunirá a destacados fotógrafos contemporáneos para ofrecer una imagen actual de la ciudad, son las otra dos grandes exposiciones previstas para 2014 en Toledo.

La cuarta exposición proyectada por la fundación se celebrará en Madrid, en el Museo del Prado, bajo el nombre "El Greco y la Pintura Moderna".

Marañón también ha resaltado que, una vez que termine 2014, quedará establecido un itinerario para visitar las obras de "El Greco" en Toledo, que hoy "incomprensiblemente no existe".

En 2014 la ciudad incorporará, de forma permanente, "tres excepcionales elementos escultóricos" de Cristina Iglesias, en concreto, en la Torre del Agua de la Fábrica de Armas, en el Convento de Santa Clara y en la Plaza del Ayuntamiento.

Todo ello, complementado con actuaciones musicales, actividades de animación cívica y congresos y simposios que girarán en torno a la figura del pintor.

Con todo, Marañón ha admitido que la programación ha debido ajustarse a la "realidad económica" y ha cifrado en 15 millones de euros el presupuesto total de El Greco 2014, de los que 3 son aportaciones públicas y el resto, capital privado aportado por los patronos y recaudado con actividades propias de la fundación.

Por su parte, la presidenta regional, María Dolores de Cospedal, ha anunciado que el Gobierno autonómico ha iniciado conversaciones con el Ministerio de Educación y Cultura para conseguir que el Museo de Santa Cruz de Toledo se convierta en un gran museo nacional sobre El Greco.

Ha recalcado que la Junta "va a poner todo su empeño" en que el Museo de Santa Cruz sea de forma permanente "el auténtico museo nacional de El Greco y que entre esas paredes se puedan admirar de forma permanente obras del pintor".

"En Castilla-La Mancha nos sentimos orgullos de nuestro pasado y queremos que el evento sea un éxito desde el punto de vista cultural, económico y del turismo", ha afirmado la presidenta. 

Reproducido de La Razón, Madrid
Ilustración: El caballero de la mano en el pecho, óleo de El Greco, Museo del Prado, Madrid.

FRASE DE SABIDURÍA



Martí en sus propias palabras:

- Ver con calma un crimen es cometerlo.

25 de enero de 2013

MONS. ENRIQUE PÉREZ SERANTES


El segundo obispo de Camagüey

Mons. Enrique Pérez Serantes

Mons. Enrique Pérez Serantes fue el segundo obispo de Camagüey. Había nacido en Tuy, Galicia, España, el 29 de noviembre de 1883.  Hizo sus primeros estudios en el Seminario Menor de Orense, en la propia Galicia y llegó a Cuba en 1901 para ingresar en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio de La Habana. El arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Francisco de Paula Barnada, lo envió al Pontificio Colegio Pío Latino, en Roma, a completar su carrera eclesiástica. Obtuvo los doctorados en Filosofía y en Sagrada Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana y en 1910 regresó a La Habana y fue nombrado profesor en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio.

Fue ordenado sacerdote el 10 de septiembre de 1910, en la capilla del Seminario de San Carlos y San Ambrosio, por Mons. Pedro González Estrada, obispo de La Habana. Cantó su primera misa el 18 de ese mismo mes y año en la capilla del Colegio de Belén, donde había sido empleado cuando era muy joven. De 1910 a 1916 desempeñó las cátedras de Latín, Historia, Filosofía y Teología en el seminario habanero. Además, fundó el Centro Obrero y el periódico El Faro, órgano del mismo. En enero de 1916 fue nombrado provisor y vicario general de la diócesis de Cienfuegos por Mons. Valentín Zubizarreta Unamunsaga, O.C.D., obispo de Camagüey y administrador apostólico de esa diócesis. Una vez allí, fundó el Consejo de San Pablo de los Caballeros de Colón.

Fue elegido obispo de Camagüey el 24 de febrero de 1922 por el Papa Pío XI. Recibió la consagración episcopal en la catedral de Cienfuegos el 13 de agosto de 1922 de manos de Mons. Valentín Zubizarreta y Unamunzaga, O.C.D., obispo de Cienfuegos, asistido por Mons. Severiano Saínz y Bencomo, obispo de Matanzas, y por Manuel Ruíz y Rodríguez, obispo de Pinar del Rio. Sucedió al obispo Zubizarreta que fue trasladado a la diócesis de Cienfuegos en esa misma fecha. Tomó posesión de su diócesis el 2 de septiembre siguiente.

Reconstruyó la catedral, fundó el Seminario de Santa María, estableció el Consejo de Santa María No. 2479 de los Caballeros de Colón y el de las Damas Isabelinas y realizó una incansable labor misionera lo largo y ancho de toda su diócesis. Impulsó extraordinariamente la Acción Católica en todas las parroquias de su diócesis. E1 14 de junio de 1941 fue nombrado Asistente al Solio Pontificio por el Papa Pío XII.

Además de las innumerables iglesias y capillas que construyó por toda la geografía diocesana, Mons. Pérez Serantes adquirió un edificio para palacio episcopal (calle Luaces) y mantuvo en él por varios años el Seminario Menor de Santa María, ya que fue un entusiasta propulsor de las vocaciones sacerdotales.

Durante su gestión al frente de la Diócesis se establecieron en Camagüey los siguientes colegios religiosos: Hermanas Oblatas de la Divina Providencia (1925), Colegio María Auxiliadora de La Vigía (1935) y el Carmen (también de las Hnas. Salesianas), que funcionó en el el antiguo local de la Academia de las Ursulinas, y los Hermanos Maristas establecieron su colegio en 1935.

En 1938 los Salesianos, gracias al generoso legado de Dolores Betancourt, construyeron el majestuoso edificio del colegio de Artes y Oficios en la barriada de La Caridad, donde comenzaron a impartir enseñanza a niños pobres. Fue también durante sus años como obispo que las Madres Reparadoras establecieron una casa de Ejercicios Espirituales para mujeres, la cual funcionaba junto a su capilla y convento en la calle Luaces de Camagüey.

En Florida se abrió la Academia Lestonnac en 1926 y en el propio año los Hnos. Maristas establecieron un colegio en Ciego de Ávila. Por su parte, las Hermanas Salesianas iniciaron su labor educacional y de instrucción religiosa en el Colegio que inauguraran en Guáimaro en 1936.

Mons. Pérez Serantes impulsó la construcción de las casas parroquiales de Florida, Santa Cruz del Sur, Jatibonico y Esmeralda y propició mejoras a las de Morón y Nuevitas. Al mismo tiempo abrió locales para clases de catequesis en los barrios marginales de la ciudad de Camagüey, como los de Padre Porro, Saratoga y Riverside. En el Reparto Batista se estableció una obra social con dispensarios médico y dental y donde también se impartían clases de enseñanza elemental y de costura.

En Nuevitas se abrió un local para las obras sociales de aquella parroquia. Fue él quien fundó en su Diócesis las cuatro ramas de la Acción Católica y publicó al respecto una pastoral que llegó a ser un verdadero Manual de esa organización seglar.

También, y con la generosa ayuda de la altruista dama Rita María Rodríguez, adquirió un edificio para ejercicios espirituales para hombres y oficinas de los consejos diocesanos de la ramas masculinas de la Acción Católica, situado frente al Parque Martí de Camagüey.

Se levantaron las iglesias de Minas, (1933), Santa Cruz del Sur (1934) y Jatibonico. En la ciudad de Camagüey se concluyó la iglesia de San José en la barriada de La Vigía y otra más pequeña en el lugar de la antigua ermita de San José. Ambos templos fueron construidos gracias al legado de Dolores Betancourt.

El obispo Pérez Serantes propició en 1935 la celebración en Camagüey de una Jornada Eucarística y de un Congreso Eucarístico Diocesano en 1941, que tuvo su culminación con una multitudinaria Misa al aire libre en el Casino Campestre de Camagüey.

El 11 de diciembre de 1948 fue promovido al arzobispado de Santiago de Cuba sucediendo a Mons. Zubizarreta quien había muerto poco antes.

Tras el asalto al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, intervino para salvar y garantizar la vida de Fidel Castro y sus compañeros.   Después de la toma del poder por Fidel Castro, la progresiva influencia del ala comunista del 26 de Julio convirtió a Pérez Serantes en un duro opositor, en especial tras el multitudinario Congreso Católico Nacional de noviembre de 1959, en el que un millón de personas se reunió en La Habana para demostrar la fuerza del catolicismo cubano y denunciar por el giro prosoviético de la revolución.

1961 fue un año crítico para los católicos cubanos, perseguidos sobre todo tras el fracasado intento de invasión de Playa Girón.   A las miles de detenciones preventivas que ordenó el gobierno, se unió el hostigamiento a la Jerarquía católica, algunos de cuyos representantes fueron encarcelados y luego deportados.

En ese escenario el arzobispo Pérez Serantes publicó una docena de pastorales (algunas famosas en su tiempo, siquiera por títulos tan provocadores como Roma o Moscú o Ni parias ni traidores) en los que criticaba los ataques a la libertad de enseñanza, la nacionalizaciones sin indemnización o una reforma agraria que despojaba de tierra a muchos pequeños propietarios.

Dos de esas pastorales fueron analizadas personalmente por los presidentes norteamericanos Eisenhower y Kennedy  en sendas reuniones con sus servicios de inteligencia, como ha demostrado el investigador de Georgetown University  Ignacio Uria, en su libro Iglesia y revolución en Cuba, primera biografía del prelado oriental y que obtuvo en 2011 el III Premio internacional Jovellanos de Historia.

A partir de ese momento, el régimen cubano se centró en desmantelar cualquier tipo de organización que amenazara el proceso dirigido por los hermanos Castro y Ernesto Guevara. Poco a poco cayeron la oposición democrática y los medios de comunicación, al tiempo que la Iglesia católica vio desmoronarse sus asociaciones laicales (la Juventud Católica Obrera, la Acción Católica) y cómo se confiscaban sus colegios.

En 1967, en cumplimiento de las normas del Concilio Vaticano II, Mons. Pérez Serantes presentó su renuncia al gobierno pastoral por razones de edad pero el Papa Paulo VI no se la aceptó. Sin embargo, a petición del propio Serantes, nombró como obispo auxiliar de la archidiócesis al sacerdote oriental Pedro Meurice Estiu, más tarde arzobispo de Santiago de Cuba.  

Falleció en el Sanatorio de la Colonia Española de Santiago de Cuba el jueves 18 de abril de 1968.   El desfile del entierro ocupaba ocho cuadras largas e impresionaba por la religiosidad del conjunto. Todo Santiago participó, prescindiendo de ideologías políticas.  En la misa concelebrada en la catedral habló Mons. Adolfo Rodríguez Herrera, obispo de Camagüey. En el cementerio de Santa Ifigenia donde fue sepultado, despidió el duelo Mons. Fernando Azcárate, S.J., obispo auxiliar de La Habana.  

Desde 2004 sus restos descansan en la catedral de Nuestra Señora de la Asunción de Santiago de Cuba.