17 de mayo de 2011

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Ermita de Ntra Sra de la Leche y del Barro, San Agustín, FL


Donde se abrió la historia

Por Mons. Agustín A. Román, Obispo Auxiliar Emérito

Desde la década de los ’70, en que descubrí la rica historia de La Florida, me propuse peregrinar a la ciudad de San Agustín cada año. Fue allí donde comenzó la evangelización en Norteamérica con la llegada de los misioneros el 28 de agosto de 1565, y fue allí donde se celebró la primera Misa en lo que es hoy territorio de Estados Unidos. Pero una de las cosas que más me atrae de San Agustín es que allí tenemos los cubanos la tumba del Padre Félix Varela, padre de nuestra nacionalidad.

Todo esto hace que el nombramiento de Mons. Felipe de Jesús Estévez como Obispo de esa Diócesis me llene de gozo pensando, primero, que como sucesor de los apóstoles irá a servir a esa linda parte de la Iglesia con todos los dones que el Señor le ha concedido. Pero en segundo lugar el gozo es también porque Mons. Estévez, más que un hermano y amigo en la fe, es como un hijo espiritual.

Lo conozco desde que tenía 14 años cuando, siendo yo párroco de Coliseo, venía a visitarme desde su ciudad natal, Jovellanos. Fue entonces cuando comenzó esta amistad. Al oírlo presentar entonces sus inquietudes religiosas, descubría en él la madurez no propia en un adolescente.

Mi expulsión de Cuba como sacerdote en 1961, que resultó en mis años en Chile donde practiqué mi ministerio, y la salida de él hacia Estados Unidos a través del programa “Pedro Pan” de la Arquidiócesis de Miami, instalándose en Fort Wayne, Indiana, pudo hacernos pensar que no nos encontraríamos más. Pero un día en Chile, entre las cartas encontré una de él. En esa primera carta me pareció que el adolescente virtuoso que había conocido no sólo había crecido en edad, sino también en ideales. Más tarde me manifestaba que había decidido hacerse sacerdote y le respondí rápidamente.

Lo orienté hacia los sacerdotes de Misiones Extranjeras en Canadá, con los que me había yo formado. Comenzó entonces sus estudios de college con concentración en Filosofía, y después pasó al seminario de Teología donde haría sus estudios teológicos en la Universidad de Montreal, obteniendo su Licencia en Teología. Durante sus estudios de Teología, al hacer la tesis, escogió como tema a San Ireneo de Lyon (A.D. 130-208). Con este Obispo escogía a uno de los primeros Padres de la Iglesia, tocando así el comienzo del cristianismo.

Ordenado en Fort Wayne, Indiana en mayo 30 de 1970 y no pudiendo volver a su diócesis de Matanzas, partió como misionero a Honduras, donde trabajó en la formación de los sacerdotes en el Gran Seminario de Tegucigalpa. Siempre con la esperanza del regreso a la patria, y viendo que no llegaba el permiso de entrada, decidió acercarse a la Arquidiócesis de Miami, donde serviría a la Iglesia y también a los cubanos.

El Arzobispo Carroll lo nombró profesor en el Seminario de Teología de Boynton Beach en La Florida. Allí enseñó por algunos años. Después, el Arzobispo McCarthy lo envió a Roma para obtener su doctorado en la Universidad Gregoriana. Fue allí donde Mons. Estévez, escogió como tema de su tesis al Padre Félix Varela (1788-1853) como modelo sacerdotal, descubriendo en él al hombre de Dios desconocido por muchos de nosotros desde el punto de vista de su gran labor sacerdotal.

Al regresar a la Arquidiócesis de Miami fue nombrado Rector, en 1980, del mismo Seminario donde había enseñado, cargo que desempeñó por seis años. Después fue nombrado párroco de Santa Agatha en 1987 donde amplió el colegio, construyó el hermoso templo actual, y sirvió como orientador a los universitarios de FIU.

El 7 de enero de 2004 el Señor lo llamó al episcopado para servir a esta Arquidiócesis de Miami, donde ha trabajado incansablemente en la Vicaría de los Hispanos y como responsable de la pastoral.

El 1º de junio partirá para atender como Obispo su nueva Diócesis de San Agustín. Le pedimos que nos recuerde ante la capilla de la Virgen de la Leche, donde comenzó la primera evangelización de Norteamérica, rogando porque todos en La Florida nos entusiasmemos con la Nueva Evangelización, a la que el Santo Padre Benedicto XVI nos está llamando.

Dos amigos han impactado al nuevo Obispo de San Agustín: San Ireneo de Lyon, Padre de la Iglesia, y el Siervo de Dios Padre Félix Varela, cuya tumba encontrará en su Diócesis. Ambos, modelos de evangelización y defensores de la fe, le ayudarán a sentir y vivir, donde se abrió la historia, lo que la Liturgia de las Horas así expresa en un himno:

Pastores del Señor son sus ungidos,
nuevos Cristos de Dios son enviados
a los pueblos del mundo redimidos,
del único Pastor siervos amados.

Reproducido del Diario Las Américas

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