15 de mayo de 2011

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CUBA UN DÍA DESPUÉS

 Por Amelia M Doval
(dovalamela@yahoo.com)

Miami sucumbe al silencio que nos obliga a ser menos bulliciosos porque las reglas de conducta así lo exigen. El televisor descubre una madrugada apacible aunque repitan noticias una y otra vez haciendo de un acto criminal una multiplicación de escenas.

Novedades del mundo, catástrofes que nos hacen recordar las profecías y quedamos preguntándonos qué tan cerca estamos del final, del punto cero de la cuenta regresiva, bloquear este pensamiento es relativamente fácil cuando se levanta la carpa del gran circo y comienzan a rodar el tema de Cuba.

Un archipiélago que se olvida de ser porque  en sus contornos la migración siempre ha sido un delito incluido en sus estatus segregacionales. De una punta a otra de la isla el enigma del misterio esconde espacios innombrables y negados al consumo de una población que aparentemente se ha ganado el derecho universal, como respuesta a la INCOMPETENCIA gubernamental, de viajar más allá de sus fronteras mentales.

En medio del despliegue rotativo de la noticia me sorprende la pregunta-respuesta ¿viajar con qué? Y,  sobre todo, ¿para qué? Una población que sigue teniendo la misma moneda inservible, aunque se ramifique en variantes, poco puede desarrollar en el intercambio, la ganancia se redondea a un hambre espiritual y económico que trasciende del estómago a la calle.

La conclusión no se hace esperar, es otra jugada magistral para entretener y desvirtuar a los cubanos que tratan de acomodarse al mundo desarrollado desde su incapacidad de movimiento. Es una carrera de tiempo del gobierno que les permita resistir hasta el último segundo en una caída que los ha mantenido suspendidos en el aire.

Reflexionando sobre un después ¿qué pasaría si mañana amanecemos con la noticia esperada? ¿qué pasos seguiríamos después de la muerte física de un Castro moribundo en el olvido de sus notas de crónica roja? ¿Estará la historia preparada para documentar la pérdida o el exceso de alegría?

Han pasado 52 años y más desde que se comenzó a esperar el final pero, ¿llevarán las maletas las ropas adaptadas a los nuevos tiempos, no estaremos cargando demasiados recuerdos? ¿Hacia dónde iríamos? ¿Nos dejaría el ejército, dirigido por Raúl, recuperar nuestro aire, nuestro mar, nuestro viento? ¿Germinaría la semilla del miedo, sembrada con propaganda y discurso, sobre quiénes y cómo recuperarán lo que quedó supuestamente abandonado?

Cuba, sinónimo de Castro desde hace medio siglo, ha preparado económica y políticamente el futuro, toda la dinastía sin despreciar a ningún miembro se ha apoderado de los posibles fructíferos negocios. La muerte llevaría al mismo camino, los nuevos millonarios seguirían firmando con el mismo apellido, dueños de todo, no importa que sistema escoger. Siervos seguirán siendo siervos, feudales, seguirán siendo feudales, apellido seguirá siendo apellido y la Constitución respaldará cada paso.

Los negocios en la llave del Caribe se acrecientan en magnitud y ganancia para sus verdaderos dueños: los Castro, porque la humanidad los sigue aplaudiendo como héroes, ¿y los cubanos seguirán oprimidos?, la respuesta es SÍ, porque no es Fidel, no es Raúl, es una rueda que gira solamente a favor de ellos. Lograr un cambio en Cuba implica eliminar todas las posibilidades de sucesión al trono. Los cubanos debemos vestirnos de pueblo y enarbolar la batalla, la monarquía debe caer.

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