4 de julio de 2011

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Perros que muerden la mano
- Por Roberto Álvarez Quiñones,
Los Ángeles, EEUU

Los hermanos Castro se comportan como el perro malagradecido que muerde la mano de quien le da de comer. Llaman "mafia de Miami" y "gusanos" a los emigrados que, al enviar a sus familiares en la Isla unos $1.100 millones anuales y llevar en sus bolsillos otros 250 millones más cuando van de visita, son los que mantienen a flote la economía que ellos arruinaron.

A esas cifras habría que sumar los honorarios exorbitantes que cobra el gobierno por los pasaportes cubanos y sus prórrogas, las "cartas de invitación", los permisos a los cubanos para visitar su país —que economistas y agentes de viajes calculan en 400.000 en 2011—, la "tarjeta blanca" para viajar desde Cuba, los pasajes con precios astronómicos, las gabelas exigidas a las líneas aéreas y los tour-operadores…

Se deben añadir también los $65 mensuales que le exigen a cada residente en la Isla cuando viaja al exterior para poder regresar a la patria, el cobro en las aduanas cubanas de excesos de equipaje inexistentes, los chequeos médicos a emigrados, la renta de automóviles y taxis, más las fiestas y banquetes que organizan los emigrados en restaurantes, hoteles y piscinas de la Isla para que familiares y amigos tengan un momento de felicidad.

Todo ese dinero, que con las remesas puede alcanzar $1.500 o $1.600 millones,  convierte a la emigración en la  industria que genera el mayor ingreso neto "cash" en divisas para Cuba.  Es, además,  la única fuente de financiamiento que tiene el "cuentapropismo", pues el régimen ni tiene fondos ni quiere fomentar en serio el sector privado.

El gobierno de Raúl Castro sabe que la economía cubana ha logrado sobrevivir hasta hoy por dos razones: los subsidios de Hugo Chávez y las remesas que envía la diáspora cubana, que van al Estado vía shopping, hoteles, restaurantes y clínicas.

Pero mientras las subvenciones venezolanas llegan a la Isla en especie, las remesas constituyen dinero en efectivo y conforman la "caja chica" del gobierno para sus gastos cotidianos y las importaciones de todo tipo que tiene que hacer dada la improductividad inaudita del sistema comunista.

Menosprecio oficial

Pese a todo lo anterior, el gobierno cubano es el único de Latinoamérica que no agradece las remesas llegadas desde el extranjero, y ni siquiera da cifras de dichos envíos. De esta manera expresa su soberbia ante tan estratégico aporte financiero de los emigrados cubanos.

Venezuela, que sustituyó a la Unión Soviética como el tío rico que mantiene al sobrino bribón, obsequia a Cuba unos 6.000 millones de dólares anuales que incluyen 36,5 millones de barriles de petróleo con un valor que oscila entre $3.300 y $3.700 millones . Con ese petróleo gratuito, los Castro se dan el lujo de exportar gasolina y crudo, igual que hacían en los años 80.

En aquella época, Cuba tenía en el CAME una "cuota de consumo" de 13 millones de toneladas (90 millones de barriles) de petróleo, de las cuales consumía 10 millones y reexportaba el  resto. Lo más escandaloso de ello me lo dijo en privado el entonces presidente de JUCEPLAN (ministro de Economía), Humberto Pérez: el petróleo no consumido ni siquiera llegaba físicamente a la Isla, sino que la URSS lo vendía a países capitalistas y enviaba las divisas a La Habana: unos $500 millones, cifra superior a la que aportaba el azúcar.

En 2010, el consumo cubano de crudo fue de 54,7 millones de barriles (7,8 millones de toneladas), según el Ministerio de la Industria Básica, y la producción fue de 21,4 millones de barriles. Si se agrega a esta última cifra el crudo venezolano, la suma da 57,9 millones de barriles. Es decir, no se consumieron 3,2 millones de barriles, que fueron reexportados probablemente ya refinados, como gasolina, por valor de unos $350 millones. Si fue una cantidad mayor, alguien miente: o Chávez regala más de 100.000 barriles diarios, o la Isla consume menos petróleo de lo que dice. Es pura aritmética.

Otros ingresos provenientes de Caracas se basan en prácticas esclavistas. De acuerdo con "desertores", el gobierno chavista paga $3.000 mensuales por cada médico cubano (unos 15.000) en Venezuela, pero al galeno le dan $300 y los otros $2.700 son para la cúspide castrista. Eso ocurre en el siglo XXI, y ni la ONU, ni ninguna institución internacional dicen nada al respecto. Pero ese despojo salarial, junto al de miles de técnicos, espías, militares y oficiales cubanos de inteligencia que operan en Venezuela, no va a la Isla, sino que el régimen lo descuenta de su deuda por el petróleo recibido.

Ni el turismo ni el níquel

El turismo es el principal generador de ingresos brutos en moneda extranjera, pero de cada $100 que entran en la Isla, salen de $60 a $70 que son el componente importado del costo de operación de esa industria, para la cual hay que importar hasta frutas y vegetales frescos de República Dominicana. En 2010, según la Oficina Nacional de Estadísticas, el turismo aportó $2.221 millones. Pero $1.488 millones regresaron al extranjero.

El níquel, primer producto de exportación, tampoco supera a las remesas. La producción cubana de níquel más cobalto ha venido declinando —¡qué raro!— y en 2009 fue de 70.100 toneladas. El coronel Marino Murillo, ministro de Economía, reveló que en 2010 se produjeron 6.700 toneladas por debajo del plan. Sin embargo, el problema aquí no es de producción sino de costos y precios.

Este metal no ferroso, esencial para la fabricación de acero inoxidable y otras aleaciones resistentes a la corrosión, llegó a cotizarse a $54.000 la tonelada en mayo de 2007 en el Mercado de Metales de Londres. Luego el precio se desplomó debido a la recesión internacional.

El costo de producción niquelífera en Cuba es probablemente el más alto del mundo (se gasta demasiado petróleo). Por eso, cuando en abril de 2009 el precio cayó a $10.000 la tonelada, José R. Machado Ventura (segundo en la jerarquía dictatorial) anunció —según Reuters—que si el precio bajaba a $9.000 sería incosteable producir dicho mineral, del cual Cuba tiene las mayores reservas probadas a nivel mundial, con unos 900 millones de toneladas.

Si Cuba vende 63.000 toneladas de níquel —China compra casi toda la producción cubana— a unos $22.500 la tonelada (actual cotización en Londres), obtiene $1.417 millones. Restándole a esta cifra un costo de producción de $567 millones (al multiplicar $9.000 por 63.000 TM), el ingreso neto es de $850 millones.

Con respecto a la biotecnología, lo último informado por el gobierno fueron los $350 millones exportados en productos farmacéuticos en 2007. El silencio oficial subsiguiente sugiere un descenso de esa cifra. Además, el costo de producción en dicha industria es muy alto y las ganancias no han de ser muy elevadas.

En tabaco, en 2010 fueron exportados puros por $368 millones. Y si a eso le restamos el costo de producción y comercialización, el ingreso baja notablemente.

Las remesas, en cambio, no tienen costo de operación alguno para Cuba. Llegan libres de polvo y paja. En conclusión, los “gusanos” tan vilipendiados son la única mina de oro que tiene la empobrecida nación.
Recogido de diariodecuba.com
Remitido por Jorge Menéndez Lezpona

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