3 de julio de 2011

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El domingo del yugo del amor


Quítame peso, Señor…
Del yugo de mis preocupaciones, para que así
pueda también pensar en Ti.
Del madero de mis ambiciones, para que mirándote a Ti,
me sienta afortunado y lleno de tu presencia

Quítame peso, Señor...
Del yugo de mis prisas, para que caminando contigo,
me detenga ante lo importante y esencial de la vida
y pase de largo de aquello que no me deja vivir en paz.

Del yugo de mis cansancios, para que apoyándome en Ti,
avance seguro y firme por los senderos de tu verdad
Quítame peso, Señor... 
De las ansiedades que producen el tener y el aparentar
y, disfrutando de lo que poseo,
te dé gracias por ser mi compañero, amigo y confidente
 
Quítame peso, Señor... 
Del yugo de mis decepciones y de mis expectativas,
de mis egoísmos y vanidades
para que, fijándome en Ti,
crea firmemente que, entre todo lo bueno, eres lo mejor:
pecho en el que poder arrimarme para escucharte,
hombro en el que apoyarme para progresar,
corazón en el que poder asomarme para amar,
oasis en el que poder sentarme para descansar. 

¡Quítame, del yugo de mi vida, algo de peso, Señor!

 Javier Leoz,
Betania.es

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