15 de marzo de 2011

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El canto Gregoriano

- Marlene María Pérez Mateo

Tengo plena conciencia de haber escuchado  música gregoriana en los últimos años del pasado siglo (XX). Fue la grabación casi accidental hecha por dicha época, en un concierto, a los monjes del Monasterio de Silos, lo que redescubrió al mundo los valores de dicho arte.

El canto gregoriano, música oficial de la liturgia católica, nace y vive desde su creación con autonomía propia. El no haberse casado con circunstancias y volubles propuestas del ondulante contexto musical lo han hecho sobrepasar a sus creadores y cantores, así como viajar sin mayores problemas a un  nuevo siglo una y otra vez. Sus valores musicales, la perfección de las voces, su inmutabilidad, le hacen  singular y poco frecuente en un universo cambiante y convulso.

Los vitrales, la imaginaría y los retablos de procesión contaron la historia bíblica y de la cristiandad a una feligresía desde iletrada hasta culta. Ello ha sido el objetivo de este tipo de arte.

Esta música serena, calmada y monofónica, cuyos primeros registros escritos en piel de oveja datan entre 590-604 a.C.; alcanzó mayor presencia durante el Medioevo y el Renacimiento, con calmada serenidad.

Una grabación hecha en la Sala de Conciertos del recinto monacal español inicialmente sin grandes pretensiones hizo saltar los resortes que el buen arte tan acertadamente anima, en un milenio que agonizaba en sus últimas décadas. Las  ventas  alcanzaron niveles sorprendentes. Quizás la discontinuidad en la comercialización de este tipo de música ha impedido mantener cifras estables de ganancias, las cuales no son el objetivo de este arte.
Su intemporalidad es su mayor logro.

Marlene  María Pérez Mateo
Marzo 2011

Monasterio de Silos, España
Introitus Spiritus Domine, Canto Gregoriano, Monjes del Monasterio de Silos.  (Vídeo: Monasterio de Veruela, España) :

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