¡Viene
Obama:
el
que no salte es yanqui!
Alejandro Rodríguez
Rodríguez
-¿Ya te anotaste en la
lista? me dice un viejo del barrio
¿En cuál…?- pregunto
y subo una ceja, porque eso de “la lista” siempre suena a que te van a quitar
algo ya sea menudo para la corona de un muerto o tiempo libre para chapear y botar basura.
– Pues en la lista pa’ las
guaguas que van a llevar a la gente a recibir a Obama allá al aeropuerto de La
Habana…
Y así, de esta peculiar
manera, se entera uno aquí de la próxima visita del Presidente Barack Obama
a Cuba.
Entonces voy al Facebook y
lo confirmo: “Habemus Obama…” postea Paquito en latín lo que en criollo
significa “al fin, mijo…”. Y “Esta es tu casa, Obama”
pone otro, recordando aquellas placas metálicas que mucha gente pegaba en las
puertas de sus casas por allá por los años de la Cuba efervescente, y que
decían “Esta es tu casa, Fidel”.
En las redes el anuncio ha
sonado bastante, y en la calle un poco también, pero sin tanto análisis de
causas y consecuencias. Algo normal, diría yo: bastante parecido a cuando vino Hollande;
más fuerte que cuando viene Maduro, pero menos que cuando viene Francisco.
Según lo que he podido
percibir, nadie espera que Obama sea el rey mago que llegue a traernos
soluciones: en honor a su visita no bajarán los precios del tomate, ni subirá
el salario del maestro, ni ETECSA dejará de tocarnos las nalgas, ni
brotarán de la tierra edificios nuevos (con su firma y sus ojitos…) dando
vivienda digna a todos los albergados y agregados que habitamos este país.
Tampoco se materializará una
moderna flota de guaguas en que la gente pueda ir a trabajar a las oficinas de
un recién legalizado Partido Verde “Salvemos a la Cotorra”, o a comprar
un 14ymedio impreso en el estanquillo del parque.
Tal vez por eso la
resonancia es menor; porque la gente lo que quiere no es Obama, sino
mejores salarios, comida barata, casa propia, transporte, Internet y libertades
de expresión y asociación.
Sin embargo todo el mundo
sabe que Obama, y en primer lugar la gestión del conflicto que haga el gobierno
de su país, va a resultar muy importante en el destino final de todo lo
anterior.
Si yo fuera ellos, quito de
una vez el puñetero bloqueo (argumentando ante el Congreso la urgencia
de utilizar en publicidad comercial las gigantografías de la carretera…) y le
doy la oportunidad al gobierno cubano de probar que pueden convertir este en un
país próspero, aunque el gobierno no diga siquiera cuánto tiempo necesita en un
escenario post-embargo para hacer de Cuba un país de donde no se marchen a la
primera los jóvenes, los artistas, los peloteros, los médicos… en fin, todo el
mundo menos los mosquitos del Dengue.
Ya no está de moda que los
cubanos vayamos a recibir mandatarios con alegría proletaria, pero si lo
estuviera, podría pasar ahora como cuando mandaron a una conga santigüera a
recibir al presidente de Tanzania, Julius Nyerere, y dicen que el coro gritaba:
“¡Niyerere, Niyerere…. vinimo’a recibirte sin saber quien’ ere…!”
Pues aquel coro hoy podría
decir algo así como “Obama, Obama, gracias por la’relacionej pero… ¿nos
trajiste jama?”.
Y la foto “pitiyanqui” de
allá arriba— si le interesa…—, no es una foto reciente: me la hice poco después
del 17-D, sabiendo que hoy iba a utilizarla.
alejo3399.com
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