Del rap de maduro
al pajarito de Chávez
y la maldición de
Macarapana
M. Arrizabalaga, ABC Madrid
Enfundarse
el chándal de la bandera venezolana que tantas veces lució Hugo Chávez no
bastaba para arrastrar tras de sí a las masas de chavistas huérfanas del
carismático líder bolivariano. Su directo rival Henrique Capriles se lo dijo
con claridad: «Si a Batman le pones la capa, no vuela como Supermán».
Empeñado en volar contra las encuestas, Nicolás Maduro lo ha
intentado todo para ganar el próximo domingo.
Hasta ha augurado a quienes no le voten que les
caerá la maldición de Macarapana, porque estarían votando «contra ellos
mismos». Así lo predijo el presidente encargado de Venezuela en un acto
electoral en el Amazonas, donde se colocó sobre la cabeza una corona indígena y
se arrancó con el «baile del copión»:
«Burguesito, burguesito. Copioncito, copioncito.
Caprichito, caprichito. Te vamos a dar una pelita, una pelita. Ponte las pilas,
las pilitas. Caprichito, caprichito. Copioncito, copioncito. Te queda muy mal
creerte Chávez», cantó a Capriles el «indiecito» «madurito» en su particular
rap.
Con un
pájaro en la cabeza
A estas supuestas dotes de visionario, Maduro ha
añadido su peculiar espiritualidad como «apóstol de Chávez», el «cristo
redentor de los pobres» que se le apareció en forma de «pajarito chiquitico»
y mantuvo con él un diálogo de silbidos antes de bendecirlo. Tan convencido
está de su experiencia que no ha dudado en ponerse un pájaro sobre su cabeza en
un sombrero de paja, pese a las críticas y las parodias que suscitó su visión. En las redes sociales circula
desde entonces un reggaetón de la oposición: “Si te pintaron pajaritos
en el aire, vota por Capriles”
El sombrero de paja no ha sido el único que ha
combinado Maduro con su poblado bigote, su chándal y sus guayaberas. Se le ha
visto con llamativas plumas de aborígenes en Amazonas y otros típicos de las
regiones que ha visitado.
Capriles, con la camiseta del Zamora
Capriles ha optado por su característica gorra
tricolor, con camisetas de fútbol de la selección venezolana y de
los equipos de las ciudades que ha recorrido, sobre las que habitualmente se
rociaba de agua para sofocar el calor. Ha llevado hasta la camiseta de
rayas negras y blancas del Zamora que patrocina la petrolera estatal PDVSA y
preside un hermano de Chávez. A ojos de analistas consultados por Efe, el uso
de una camiseta con el logo de PDVSA o la decisión de llamar Simón Bolívar a su
comando de campaña encierran un llamamiento a la unidad en un país tan
dividido.
La música también ha jugado un importante papel
para ambos contendientes. El salsero neoyorquino de origen puertorriqueño Willie
Colón irrumpió en la campaña electoral dedicando a Maduro una versión del
tema «Mentira fresca» en la que decía que «Cuba está a cargo del embrollo
con su lacayo, el "Toripollo"» y animaba a Capriles con un «¡ataca,
flaco!».
El candidato oficialista le respondía con otra
canción, «Sujétate la lengua» de Eddie Palmieri, mientras le acusaba de
«besar la mano del imperio» y reclamaba «un Puerto Rico libre».
Chávez y
las conspiraciones
Con sus alusiones a Estados Unidos evocaba de
nuevo a su mentor, al que ha nombrado en el último mes en más de 7,000
ocasiones, según un portal digital que ofrece un premio a quien acertara con el
número de menciones hasta el cierre de la campaña esta pasada noche. Solo el 5
de marzo mencionó 435 veces a Chávez. Ante las críticas, Maduro respondía:
«Debí haberlo nombrado un millón de veces».
Con el
cuerpo aún insepulto del ex presidente venezolano, Maduro resbaló la idea de
que agentes estadounidenses inocularon el cáncer que acabó con su vida el 5 de
marzo. Era la primera de las teorías de la conspiración que ha hecho pulular en
estos días. Después aseguró, sin prueba alguna, que la oposición había
contratado mercenarios salvadoreños para asesinarle a él o que existía un
complot para eliminar a Capriles.
Tampoco ha dudado el candidato oficialista en
aprobar la rntrega de 20,000 coches a bajo precio a oficiales si gana las elecciones, asegurando así su voto
pese a la delicada situación económica del país que ha llevado al Gobierno
bolivariano a promover la toalla sanitaria ecológica entre las mujeres, en lugar de compresas o
tampones.
Capriles denunció el empleo de fondos públicos de
Maduro en la campaña y sumó la acusación de «corrupto» a las descalificaciones
de «comunista», «procubano» o «mentiroso» con las que se dirigía a su rival. En
el cruce de insultos, Maduro
no se ha quedado atrás. «Hijo de papá», «majunche» (poca cosa) o
«marinconsote», han sido algunos de los epítetos que le ha dedicado al líder de
la oposición. Su homofobia ha supuesto un tiro por la culata al empujar hacia Capriles los votos del
electorado gay.
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