23 de enero de 2012

UN FUNERAL BAJO ASEDIO


Un funeral bajo asedio


Ángel Sastre, corresponsal en Iberoamérica

La Razón, Madrid.

Las dictaduras siempre matan dos veces a sus víctimas. No contentos con dejar morir al disidente cubano, Wilman Villar, el Gobierno de los Castro salió a ensuciar su nombre por medio de cables oficialistas y blogueros del régimen. A través de una nota publicada en el portal Cubadebate, La Habana se hace eco del revuelo internacional que ha causado la noticia y responsabiliza a «agencias de prensa extranjeras, en particular de Miami» de una «campaña internacional difamatoria» al asegurar que Villar era un opositor al régimen castrista y llevaba 50 días sin comer ni beber en prisión. «Al respecto se disponen de abundantes pruebas y testimonios que demuestran que no era un disidente ni estaba en huelga de hambre», recoge el escrito.

«Cuba lamenta la muerte de cualquier ser humano; condena enérgicamente las burdas manipulaciones de nuestros enemigos, y sabrá desmontar esta nueva agresión con la verdad y la firmeza que caracteriza a nuestro pueblo», concluye la nota de Cubadebate. Además, al contrario de lo que han dicho los familiares de Villar Mendoza, que aseguran que Wilman murió por las consecuencias de su ayuno, La Habana afirmó que el disidente falleció a raíz de un «fallo multiorgánico secundario a un proceso respiratorio séptico severo, que llevó al paciente a un shock por sepsis». Por otro lado, el Ministerio de Exteriores cubano tachó de «inaceptables» las declaraciones del Gobierno de España sobre Cuba y manifestó que el Ejecutivo de Mariano Rajoy «no tiene la más mínima autoridad moral para enjuiciar a la nación caribeña», en palabras de un funcionario de dicho ministerio. Esta fuente ha ironizado con que «es insólito que teniendo el Gobierno de España la mitad de sus jóvenes en paro y una alta tasa de asesinatos y violencia contra las mujeres, se gaste dinero en una campaña para presentar una brutal agresión a la esposa como disidencia política».

En paralelo, blogueros castristas como Yohandri calificaron a Villar como un sujeto violento, «de peligrosidad social comprobada». En su blog escribió que su esposa fue víctima de su agresividad y sentenciado a cuatro años de privación de libertad, destacó.  Pero no contentos con manchar la memoria de Villar los castristas tampoco respetaron su último adiós. Así lo definió, el portavoz de la CCDHRN, el activista Elizardo Sánchez a LA RAZÓN, quien relató que sólo dejaron entrar en la funeraria a ocho integrantes del grupo disidente «Damas de Blanco» y a seis opositores, pero «a la hora de salir el cortejo fúnebre la Policía les bloqueó y no les permitió ir al cementerio, al que solo pudo llegar la familia». «Por añadidura había seis opositores fuera de la funeraria para sumarse al cortejo y fueron arrestados para impedirles que fueran al entierro, sin contar entre 50 y 70 detenciones preventivas» que se produjeron en las provincias de Santiago de Cuba, Guantánamo, Granma y Holguín, denunció el disidente.

Sin embargo, las autoridades no pudieron impedir que se celebrase el funeral, aunque tuvo que ser aplazado hasta la medianoche en la localidad de Contramaestre, en la provincia de Santiago de Cuba. Pero además de la persecución policial, los disidentes están expuestos a presiones psicológicas y sociales. La vida no era fácil para Wilmar Villar, secundado políticamente por su esposa Maritza, pero repudiado por otros parientes, un reflejo de las fracturas ideológicas que dividen a miles de familias cubanas. «Dentro de la familia había conflictos a consecuencias de las actividades políticas de Wilmar y su esposa, Maritza Pelegrino», dijo a  LA RAZÓN el ex preso político del ‘Grupo de los 75’, José Daniel Ferrer. Explicó que la madre, la hermana y la suegra del disidente fallecido y son «partidarias del Gobierno».

Su rutina se complicó cuando apareció con el pelo rapado al lado de una bandera cubana, en unas fotografías tomadas poco después de su incorporación a las actividades disidentes a mediados de 2011, cuando se fundó la Unión Patriótica de Cuba. Desde ese día y hasta su muerte, el régimen e ocupó de que su vida fuese un infierno.

Una oleada de apoyo y  solidaridad
La defensa de Wilman Villar en Twitter

Tras los ataques de los tuiteros castristas, rápidamente se desató la guerra. La periodista cubana, Yoani Sánchez, titulaba: «Si muero en circunstancias extrañas sepan que no era un delincuente común». A modo de prueba, adjunta una foto del expediente de Villar donde puede leerse claramente que no tenía antecedentes penales.


«Un asesinato de Estado»
Para la disidencia cubana, lo que ha sucedido con Wilman Villar es «un asesinato de Estado» como los perpetrados a Orlando Zapata Tamayo (también en la cárcel), Juan Wilfredo Soto (por una paliza de la Policía) y Laura Pollán, líder de las «Damas de Blanco».

Twitter : @yoanisanchez: #Cuba Ni una palabra en el noticiero estelar de la TV oficial sobre la muerte de #WVM Y eso que iban a renunciar al secretismo?


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