1 de agosto de 2016

Como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer

Lope de Vega y Carpio

VII

“Como el perro del hortelano,
que ni come ni deja comer”

Marlene María Pérez Mateo

     Con solo decir: “Como el perro del hortelano......” el resto se sobre entiende, pues este es un refrán de larga data, nació en el siglo VII aC, y con sobrado reconocimiento.

     Los hortelanos, campesinos dedicados al cultivo de hortalizas, cuidan su sembradío con la ayuda de un can. Como es lógico, al no ser vegetariano el guardián de la huerta, su interés por el producto de la siembra es cero y el guardar la  propiedad de su amo está en garantía.

     Fue el escritor esclavo Esopo en el año 600 de la pasada era el primero en utilizar dicho comparativo. Narraba él, cómo un perro decidió tomar su siesta en un pesebre donde un buey guarda su apetitoso manjar. Al regresar cansado de trabajar, el buey fue en busca de su comida y para sorpresa se encontró a un malhumorado perro que se resistía a dejar su tibio lecho de paja, y que como defensa plantó batalla con gruñidos y mordidas al hambriento comensal.

Mas tarde una historia similar y con parecido significado se puede encontrar en la cultura del arabismo-andaluz del siglo XI. Pero hubo de pasar casi cinco siglos para que la imagen del fiel guardián de lo propio llegara a las tablas gracias a la pluma de Félix Lope de Vega y Carpio. Fue hacia 1613 bajo el título de “El perro del hortelano” para contar la historia de amor entre Diana, Condesa de Belfor, y su secretario Teodoro.  

     La frase ejemplifica el comportamiento de ciertas personas quienes en su egoísmo se niegan a sí mismas un disfrute de algún bien al igual que a los otros, en detrimento de lo que sus congéneres puedan sentir. 
 
Serie "Del dicho al hecho no va mucho trecho"

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