29 de enero de 2015

Curiosidades: la Giralda catalana


Curiosidades:
La Giralda catalana
Alfred López
 
Alrededor del origen de la construcción de la réplica del minarete sevillano existe una simpática leyenda que es más popular que su verdadera historia, incluso entre muchos de sus habitantes, a los que conozco a través de haber vivido muy cerca de allí durante unos cuantos años.

La falsa historia sobre el origen de la Giralda de L’Arboç cuenta que un matrimonio de emigrantes sevillanos, tras varios años residiendo allí, echaban enormemente de menos a su Giralda, suspirando día y noche por volver a verla.  
 
Pasaron los años y a base de esfuerzo y trabajo habían recogido un buen capital, pero eran tan importantes los negocios que allí tenían que les era imposible volver a su tierra de origen. Así que pensaron que si ellos no podían ir hasta el monumento éste iría hasta ellos, mandando a construir una réplica.
 
Pero evidentemente esta historia, llena de romanticismo y nostalgia, es falsa. El verdadero origen de porqué hay una réplica de la Giralda de Sevilla en la provincia de Tarragona, es el siguiente:

Este llamativo monumento de algo más de un siglo de antigüedad, fue un homenaje que le quisieron rendir a su viaje por Andalucía en su primer aniversario de boda, Joan Roquer i Marí y Candelaria Negravernis.

El joven matrimonio recibió en 1886 una importante herencia.  Esto les llevó a invertir en varios proyectos culturales, entre ellos la construcción del Teatro Romea de Barcelona o el Teatro Arbosense, población de la que era originario Joan, aunque residían en Barcelona.

Su buena posición económica los llevó a viajar por Andalucía y disfrutar de las construcciones que dejaron los musulmanes durante el tiempo en el que estuvieron en Al-Andalus.

Tras varios años de viajes y negocios, en 1898 decidieron adquirir un terreno de considerables dimensiones en el que mandarían construir una réplica de todos aquellos  lugares que les había fascinado durante sus viajes por el sur.

Un año después comenzaron las obras, que se prolongaron hasta 1907 e inaugurada un año después  (la torre de la Giralda fue acabada en 1902).

Pero no solo el minarete se construyó allí. En su interior se puede encontrar una réplica del patio de los leones de la Alhambra de Granada  y un salón cubierto por una cúpula bizantina forrada con 30 kg de láminas de papel de oro, construida a semejanza del Salón de Embajadores de los Reales Alcázares de Sevilla.

Gracias al espíritu inquieto de sus propietarios, en los siguientes años la Giralda de L’Arboç se convirtió en un lugar de encuentro de personajes vincularos estrechamente con la cultura, donde se realizaban tertulias y festivales de música.

 

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