26 de enero de 2010



La alergia

Enrique Núñez Rodríguez

-María Ignacia…
¿Tú no sabes
que Cristina fue p’al médico
a curarse de la alergia?
-¿Qué clase de enfermedad
es esa, María Josefa?
-¿La alergia? ¡Ay, María Ignacia,
’tas atrasadia del verbo:
la alergia son los ronchones
que te salen en el cuerpo, hija.
-¿ Eso que tiene Cristina?
-Si, dicen que es producida
por el olor de las flores
y el relleno de la almohada
y que hay que hacerle mil pruebas
p’a determinar la causa.
-¿Y eso que tiene Cristina
es ’lelgia, María Josefa?
Eso se lo da la harina,
¡mucha harina sin manteca!
-Ay no, si ya no la come
ya hace como tres semanas
y sigue con los ronchones.
Ahora le hacen la vacuna
con el forro de su almohada,
con flores de su jardín,
con la esencia que ella usa,
con los polvos que se pone,
con toitica la chaúcha,
y así se le determina
la causa de los ronchones

-¡Ay, muchacha! ¡Qué trabajo
y cuantas complicaciones!
yo no soy médica ná
pero si a mi me llamaran
iba a decirle al doctor
que no es cuestión de la lana.
Que se olvide del jardín,
de los polvos y la esencia,
a nadie le ha hecho mal
usar las Siete Potencias.
Y que no busque en la chaucha
la causa de su maleza:
que a la almohada la investigue
y que se fije en la sábana.
Que analice el bastidor
y las patas de la cama,
y verá que los ronchones
que le han salido a Cristina
se los produce una alergia,
¡una alergía que camina!
Lo cura inmediatamente
con lo que yo le diré:
fomento de agua caliente
y polvos con DDT
Anda, dícelo al doctor,
que mande esa medicina
pero no para Cristina.
Que la eche al bastidor,
que si lo hace verá
que a Cristina le va bien,
¿No ves que esa enfermedad
la padecí yo también?

Ilustración; Google,
Luis Carbonell, el Acuarelista de
la Poesía Antillana
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