A la carga,
a morir o a vencer
Nuestra
querida colaboradora Elsa M. Rodríguez, que con tantas buenas crónicas
enriquece habitualmente estas Palmas Amigas, acaba de
publicar una nueva novela con el patrocinio de la Latin Heritage Foundation. Si en su anterior libro, -opera prima-, “Su mejor diseño”, Elsa desarrolló espléndidamente
un interesante relato con personajes españoles y en ciudades españolas, esta vez nos entrega una historia, o mejor
decir, varias historias a las que enlaza un mismo sino, en las que deja
plasmadas vicisitudes, desasosiego, logros y frustraciones de tantas familias
cubanas que enfrentaron el desarraigo en tierras extrañas y la irreconciliable fragmentación
ideológica de sus miembros en su propia tierra, al advenimiento del socialismo implantado por
Fidel Castro.
A
continuación reproducimos el Prólogo de esta nueva novela de Elsa, que lleva la
prestigiosa firma del conocido articulista Enrique Artalejo.
Prólogo
Por Enrique
Artalejo
La
historia de Cuba siempre ha estado marcada por sucesos singulares, como los de
tantos otros países, pero no hay duda que lo vivido por los cubanos
en los pasados cincuenta y tantos años es, por decirlo de una forma simple,
doloroso. Lo ocurrido en las familias cubanas desde el 1ro. de enero de 1959 ha
marcado a todos los cubanos.
La
historia de Pedro y Alina, los
protagonistas de A la carga. A morir o vencer, hace
que muchos lectores recuerden y hasta se identifiquen con un proceso
histórico en que tantas familias se vieron divididas ideológica
y físicamente como nunca antes. Amigos de muchos años
como Pedro y Juanito, uno ingeniero químico y el otro dentista, tomaron diferentes
caminos pero conservando la amistad. También se da el caso de hijos que
reniegan y hasta denuncian a sus padres y hermanos divididos ideológicamente
Algunos
personajes de esta novela pudieron terminar sus carreras, como Pedro
que se casó con Alina y salieron de Cuba e hicieron su vida fuera; otros
recorrieron caminos más difíciles para poder lograr su felicidad aunque fuera
en tierras extrañas. En el dolor de unos padres como Margarita y Jesús se
revive la desintegración familiar, el camino recorrido por
tantos cubanos que no solo se vieron separados de sus hijos sino que
tuvieron que abandonar sus negocios y su tierra para poder sobrevivir. Las
vidas de Humberto y Camelia, sus hijos y su nieta Cristina, son el reflejo del
daño causado a la sociedad cubana durante la segunda mitad de siglo
XX en aras de un mejor futuro supuestamente para todos.
A
través de las páginas de A la carga. A morir o vencer, narrada en
tercera persona, se dramatiza el largo proceso histórico en que varias
generaciones de familias cubanas se vieron involucradas. El exilio
parece haber sido la clave para que muchos compatriotas pudieran
retomar su camino y alcanzar el éxito deseado. No en balde, la historia de Amelia
y de su hermano es muy diferente a la de Juanito, quien tras ejercer diferentes oficios y profesiones, incluso el de
exitoso dentista en su comunidad, no tuvo más remedio que retomar su carrera en
España. Esa es la trayectoria de tantos cubanos que han puesto el nombre de
Cuba muy alto a pesar de vivir fuera de ella.
Esta
novela de Elsa M. Rodríguez, A la
carga, a Morir o Vencer, es mucho más que un manual para aquellos cubanos
que por su juventud carezcan de una conciencia clara de todos los aciertos
políticos, económicos y sociales de la Cuba pre castrista. Es mucho más que una
guía para contrarrestar la desinformación a la que han estado sometidos esos
mismos jóvenes por el estado cubano a partir de la revolución de 1959. Además
de representar la vida de los cubanos insertada en la historia de una Cuba muy
real desde Fulgencio Batista hasta
nuestros días.
A la
carga. A morir o vencer constituye un aviso para todos aquellos ciudadanos de otros países
si se vieran enfrentados a procesos políticos similares. De aquí que esta
sentida novela pueda leerse en el contexto de la narrativa de Reinaldo Arenas,
Oscar Hijuelos, Cristina García, Ana Cabrera Vivanco, Daína Chaviano y Carlos
Alberto Montaner entre otras, para suturar una identidad nacional con un
alto grado de escisión y prevenir la diáspora y fragmentación de otras
naciones, especialmente de aquellas tan amadas por José Martí.
Gracias amiga Lolita por tu reseña. En realidad esta novela es la primera que escribí, solo que se publica después. En ella hablo, como bien dices, de lo que sucede a una familia cubana y a sus amigos más cercanos después de las Navidades de 1958. Creo que en ella se podrán ver reflejados muchos cubanos, quienes como tú y yo, dejamos nuestra querida tierra por causa de un dictador que aún no cesa en su intención de destruir nuestra isla. Ojalá que todo pase pronto, aunque ya sé que eso venimos pidiendo todos los cubanos desde el primer día que llegó este "Atila" destructor a nuestro gobierno.
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