Juan XXIII,
el “papa bueno”
*** El mayordomo de Juan XXIII, Guido Gusso recuerda que según el protocolo, después de
ser elegido Papa, debía arrodillarse ante él y besarle el anillo. Al papa
Roncalli no le gustaban estos formalismos y le propuso un pacto: “Tú me besas
el anillo solo por la mañana y lo mismo por la noche, pero no te arrodilles”.
De modo que a la mañana siguiente, cuando le abrió la puerta de la habitación
le dijo mirando a la pequeña capilla del dormitorio. ‘¿Ves al Santísimo? vete a
arrodillarte ante Él”.
***
Mons. Battista Pansa, uno de los más reconocidos expertos en la vida de
Juan XXIII, señaló que lo primero que hizo el pontífice
después ser elegido en 1958, fue visitar a los niños y a los enfermos. Uno de
los primeros destinos que eligió fue el Hospital Pediátrico Bambino Gesù de
Roma, donde debido a su peso, su sotana roja, y el gorro rojo de pompón blanco
que vestía, los niños lo confundieron con Papá Noel.
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El 4 de enero de 1959 en la Basílica San Pablo Extramuros, por primera
vez el papa Juan XXIII comunicó que quería llevar a cabo el Concilio Vaticano
II. “Fue también la primera vez que en cientos de años un pontífice salía de
Roma, y visitó el santuario de Loreto y Asís”.
Anteriormente los Concilios se habían
celebrado para reaccionar ante una herejía o grupos separados de la
Iglesia Católica. De modo que el Concilio Vaticano II fue el primero de la
historia que no iba en contra de nadie. El Concilio comenzó el 11 de octubre de
1962, y cambió la historia de la Iglesia hacia una visión más misericordiosa de
Dios, que hoy continúa el Papa Francisco.
Cada pontífice tiene una historia especial que le
hace elegir su nombre papal. El Cardenal Giuseppe Roncalli al ser elegido Papa
decidió llamarse Juan por dos motivos muy especiales para él: “Primero, era el nombre
de la iglesia donde
había sido bautizado en su lugar de origen, Soto Il Monte y, segundo, era además el nombre de la catedral de Roma, la catedral del Papa: San Juan de Letrán”.
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