Gabriel
García Márquez
Por Armando Valladares
Todos los dictadores y asesinos de sus pueblos han tenido defensores a
ultranza; los tuvo Stalin, Hitler y también Fidel Castro.
Quizás los más abominables en esa fauna que respaldan dictaduras, son
los escritores, los poetas, los artistas.
Llevo décadas diciendo que un intelectual honesto tiene un compromiso
con la sociedad: decir la verdad, luchar por el respeto a la dignidad humana y
no utilizar el privilegio de poder llegar a millones de personas, para mentir,
para escamotear la realidad histórica.
Este es uno de los más grandes crímenes y es el caso del fallecido
Gabriel García Márquez. Puso su pluma al servicio de la tiranía de Fidel Castro
apoyando las torturas, los crímenes, los campos de concentración. Los
fusilamientos.
Solía decir que el único país del continente americano que respetaba
los Derechos Humanos era Cuba.
Recuerdo que hace muchos años, rescaté al secretario personal de
García Márquez en Cuba, que estaba escondido en Colombia y buscado por la
Policía para devolverlo a la Habana. El actual Comisionado y entonces alcalde
Xavier Suarez me acompañó al aeropuerto a recibirlo.
Nos contó cómo era la vida del escritor colombiano en Cuba. Vivía en
una casa de protocolo con Blanquita, su amante adolescente, con edad para ser
su nieta. Vimos las fotos. Se movía en un Mercedes Benz blanco, también regalo
del dictador.
A cambio de eso defendía a ultranza la dictadura cubana y a su amigo
Fidel Castro mientras se rasgaba las vestiduras denunciando a Pinochet.
Llegó a ser delator, informante de la Policía Política. Hace muchos
años, allá en la Habana el disidente y activista por los Derechos Humanos
Ricardo Bofill, logró que el entonces reportero de la agencia Reuters, Collin
McSevengy lo entrara a un hotel donde estaba García Márquez tomando unos
tragos. En un aparte, con absoluta discreción, Bofill entregó a García Márquez
una serie de documentos y denuncias de la situación de varios intelectuales en
Cuba…
Unas semanas más tarde cuando la Policía Política arrestó a Ricardo
Bofill, alli, sobre la mesa del interrogador estaba abierta la
denuncia que él le había entregado a García Márquez.
El 13 de Octubre de 1968 el Diario ABC y el Diario 16 de Madrid,
España, publicaron la denuncia enviada por Bofill relatando estos hechos y
señalaban que: “La delación de García Márquez ha supuesto la encarcelación
de numerosos escritores y artistas cubanos” (Textual). La cortesana de
Castro -como lo llamó Vargas Llosa- y chivato de Castro agrego yo.
Algunos de sus amigos que lo defienden, han dicho que intercedió por
mi libertad. ABSOLUTAMENTE falso. Toda una falsedad. Tengo suficiente honradez
moral (que él no tenía) como para haberlo admitido si hubiese sido cierto.
Aquella versión fue una maniobra de sus amigotes, para capitalizar en su favor,
la simpatía internacional que produjo mi liberación.
Lo que hizo fue utilizar
la entrega del Premio Nobel, para repetir las acusaciones de Castro contra mí,
lo cual motivó una carta recriminatoria del Pen Club francés que me había
adoptado como miembro de honor.
García Márquez sí logró la libertad y salida de Cuba de un prisionero
político. Un chivato como él, y que delató a noventa y nueve conspiradores. Era
el líder del movimiento MRP el despreciable Reynold González
García Márquez apoyó las torturas, los fusilamientos, los asesinatos
de mis compañeros en las prisiones… si yo fuera un cristiano puro tendría que
decir: ¡que el SEÑOR lo reciba en sus brazos…! pero como no lo soy, como no
llego a ese nivel de perfección espiritual, deseo que se achicharre eternamente
en las pailas del Infierno.
Reproducido de Nuevo
Acción.
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