La casa de “Tócame, Roque”
¿Quién
no ha escuchado alguna vez la expresión: "esto parece la casa de tócame
Roque"? La Real Academia Española de la Lengua la define como "aquella
en que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden".
Pero “Roque”
no fue el nombre de ningún personaje de ficción, sino que así se llamaba uno de los propietarios de una
casa de vecindad ubicada en la calle del Barquillo, en Madrid.
La
citada casa realmente existió, y de hecho una placa situada en la esquina de la
calle Barquillo con la calle Belén así lo atestigua, señalándonos el lugar en
el que estaba originalmente la casa.
La
vivienda, fea e insalubre, fue demolida en el año 1850. Este inmueble castizo
estaba en boca de todo el mundo por los mil zipizapes que en él se armaron,
pero pasó a la literatura tras ser inmortalizado por don Ramón de la Cruz
(1731-1794) en su sainete “La Petra y la Juana o el buen casero”.
Fernández de los Ríos, en su Guía de Madrid,
afirma que la casa tomó su nombre de los propietarios, Juan y Roque, dos
hermanos que discutían diciendo: «Tócame a mi, tócame, Roque».
Se
cuenta que la casa fue heredada por los dos hermanos, Juan y Roque, que no se
pusieron de acuerdo en nada. Ambos discutían pretendiendo que la herencia les
correspondía por entero. Así, Juan le decía a Roque: «Tócame, Roque».
y Roque contestaba: «La casa tócame a mí, Juan». Y como la disputa
duró años, la casa se quedó con ese nombre: Tócame, Roque.
La
casa era una inmensa corrala en la que convivían unas ochenta familias de
chisperos, que tenían instaladas sus fraguas en el patio central en la que
convivían unas ochenta familias de chisperos, que tenían instaladas sus fraguas
en el patio central.
En esta
y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir
su artículo «Día de toros», incluido en su obra Escenas Matritenses.
Sin
embargo el mayor de los enfrentamientos acaecidos en la casa se produce muchos
años después.
En 1849 el Ayuntamiento ordenó su
derribo para destaponar la calle Barquillo y comunicarla con la perpendicular
Fernando VI. Dice la tradición que estos vecinos se amotinaron y decidieron
dejar de pagar el alquiler a los caseros, no permitiéndoles la entrada en el
lugar.
Actual edificio en el lugar de la antigua corrala |
Las familias que todavía quedaron en la casa tras la orden de desalojo,
impidieron que la casa se derribase durante más de un año de batallas con la
municipalidad, hasta que se consumó el desahucio en 1850.
Todos
estos follones quedaron en el imaginario madrileño, y así, cuando alguien
quería encontrar una comparación para hablar de una casa en la que había mucho
jaleo y muchas disputas, decía: Esto parece la casa de Tócame Roque.
Fuentes:
http://www.erroreshistoricos.com
1ªIlustración: La casa de "tócame Roque", óleo de Manuel García (Hispaleto), Museo del Prado, Madrid.
1ªIlustración: La casa de "tócame Roque", óleo de Manuel García (Hispaleto), Museo del Prado, Madrid.
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