30 de agosto de 2012

LA CASA DE TÓCAME, ROQUE


 
La casa de “Tócame, Roque”

¿Quién no ha escuchado alguna vez la expresión: "esto parece la casa de tócame Roque"? La Real Academia Española de la Lengua la define como "aquella en que vive mucha gente y hay mala dirección y el consiguiente desorden".

Pero “Roque” no fue el nombre de ningún personaje de ficción, sino que así se llamaba uno de los propietarios de una casa de vecindad ubicada en la calle del Barquillo, en Madrid.

La citada casa realmente existió, y de hecho una placa situada en la esquina  de la calle Barquillo con la calle Belén así lo atestigua, señalándonos el lugar en el que estaba originalmente la casa.

La vivienda, fea e insalubre, fue demolida en el año 1850. Este inmueble castizo estaba en boca de todo el mundo por los mil zipizapes que en él se armaron, pero pasó a la literatura tras ser inmortalizado por don Ramón de la Cruz (1731-1794) en su sainete “La Petra y la Juana o el buen casero”. 

Fernández de los Ríos, en su Guía de Madrid, afirma que la casa tomó su nombre de los propietarios, Juan y Roque, dos hermanos que discutían diciendo: «Tócame a mi, tócame, Roque».

Se cuenta que la casa fue heredada por los dos hermanos, Juan y Roque, que no se pusieron de acuerdo en nada. Ambos discutían pretendiendo que la herencia les correspondía por entero. Así, Juan le decía a Roque: «Tócame, Roque». y Roque contestaba: «La casa tócame a mí, Juan». Y como la disputa duró años, la casa se quedó con ese nombre: Tócame, Roque.

La casa era una inmensa corrala  en la que convivían unas ochenta familias de chisperos, que tenían instaladas sus fraguas en el patio central en la que convivían unas ochenta familias de chisperos, que tenían instaladas sus fraguas en el patio central.

En esta y en otras casas de vecindad antiguas se inspiró Mesonero Romanos para escribir su artículo «Día de toros», incluido en su obra Escenas Matritenses.

Sin embargo el mayor de los enfrentamientos acaecidos en la casa se produce muchos años después.  En 1849 el Ayuntamiento ordenó su derribo para destaponar la calle Barquillo y comunicarla con la perpendicular Fernando VI. Dice la tradición que estos vecinos se amotinaron y decidieron dejar de pagar el alquiler a los caseros, no permitiéndoles la entrada en el lugar.

Actual edificio en el lugar de la antigua corrala

Las familias que todavía quedaron en la casa tras la orden de desalojo, impidieron que la casa se derribase durante más de un año de batallas con la municipalidad, hasta que se consumó el desahucio en 1850.

Todos estos follones quedaron en el imaginario madrileño, y así, cuando alguien quería encontrar una comparación para hablar de una casa en la que había mucho jaleo y muchas disputas, decía: Esto parece la casa de Tócame Roque.

Fuentes:
http://www.erroreshistoricos.com


1ªIlustración: La casa de "tócame Roque", óleo de Manuel García (Hispaleto), Museo del Prado, Madrid.

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