Leonardo,
bajo la lupa de la ciencia
bajo la lupa de la ciencia
Juan Pedro Quiñonero, París
ABC, Madrid
La obra del genial pintor renacentista aún guarda secretos que la tecnología más sofisticada comienza a desvelar. Ahora le ha tocado el turno a la Gioconda y a la Virgen de las rocas
Las últimas investigaciones científicas sobre varias obras de Leonardo da Vinci, la Gioconda, la Virgen de las rocas, San Juan Bautista, la Anunciación, Baco, la Bella Ferronière, Santa Ana y la Virgen y el Niño han descubierto un rosario de datos sobre los pigmentos utilizados por el pintor y la espesura de las capas de pintura de su «sfumato» (esfumado), dejando inmaculadamente intactos todos los históricos misterios de esas y otras obras.
Las últimas investigaciones sobre Leonardo han sido publicadas en una revista especializada en la química aplicada, Angewandte Chemie, presentado los trabajos de un grupo de técnicos del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS), en colaboración con otro grupo de técnicos del Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia.
Las obras estudiadas por los técnicos no han salido del Louvre para ser analizadas. Los especialistas del CNRS se trasladaron al museo nacional, una sucesión de días feriados, para aplicar a la Gioconda y otras seis obras de Leonardo nuevas técnicas de rayos X, que permiten conocer con mejor detalle la técnica del «sfumato» de Leonardo. Técnicas que permiten descubrir las más íntimas capas de un cuadro, sin llegar a «tocarlo» ni proceder a la retirada de minúsculos pigmentos.
Lo que han descubierto los técnicos del CNRS y el CIRMF son algunos resultados de las «recetas de fabricación» de Leonardo, sin que tales «recetas» revelen ninguno de los misterios asociados a varias de esas obras mayores, como la Gioconda.
¿Qué han descubierto entonces? Que Leonardo no utilizó una sino varias mezclas de materias y pigmentos, casi siempre distintos. Las mezclas utilizadas en una obra como la Gioconda no eran utilizadas forzosamente en la Virgen de las Rocas. A juicio de los técnicos, maravillados, «esa revelación pone de manifiesto que Leonardo era un experimentador nato». Revelación que maravillará mucho menos a cualquier pintor al óleo, habituado a mezclar sus colores con una libertad indisociable del misterio de cada obra.
Detalle mucho más importante para los estudiosos de la técnica del «sfumato» esfumado... Leonardo realizaba en sus obras capas sucesivas de uno a doce milésimas de milímetro de espesor. Esa superposición de capas pictóricas confiere a cada obra, y a la Gioconda, en particular, un misterio siempre único: los historiadores del arte han teorizado al infinito sobre la desaparición de la línea en las grandes obras de Leonardo, «esfumada» a través de una técnica íntima, a todas luces secreta e indisociable del misterio mismo del arte.
Hace siglos, Giorgio Vasari ya pudo subrayar que Leonardo se había pasado cuatro años trabajando en su retrato de la Gioconda, «antes de dejarlo inacabado». Las últimas investigaciones científicas confirman por lo menudo la dificultad de terminar una obra en un plazo razonable, utilizando las técnicas de Leonardo. Cada capa de pintura tardaba en secarse uno o varios días, incluso semanas. Aplicada tal minuciosidad a los distintos detalles de la obra, con sucesivas capas de «sfumato», la creación de la obra de arte estaba condenada a prolongarse indefinidamente.
Las últimas investigaciones sobre la Gioconda iluminan la fabulosa «ingeniería» del «sfumato» de Leonardo: el genio instantáneo, fulminante, de los grandes pintores chinos de la época clásica, es sustituido por una laboriosa tarea de perfección técnica. Quedan sin respuesta los históricos misterios esenciales sobre Leonardo y su obra.
Sobre la personalidad de la Gioconda, continuamos barajando el mismo rosario de incertidumbres repetidas desde hace décadas, siglos. Ahora se confirma que el misterio de su sonrisa es el fruto de sucesivas capas de misterioso «sfumato»; pero nada sabemos del misterio que transforma en gracia la paleta del pintor. Seguimos preguntándonos si la Gioconda estaba o no estaba embarazada. Detalle que no aclaran las sucesivas pinceladas de milésimas de milímetro, haciendo más honda nuestra incertidumbre: la historia de la técnica deja inmaculadamente intacto el misterio de la creación.
Foto: afp
ABC, Madrid
La obra del genial pintor renacentista aún guarda secretos que la tecnología más sofisticada comienza a desvelar. Ahora le ha tocado el turno a la Gioconda y a la Virgen de las rocas
Las últimas investigaciones científicas sobre varias obras de Leonardo da Vinci, la Gioconda, la Virgen de las rocas, San Juan Bautista, la Anunciación, Baco, la Bella Ferronière, Santa Ana y la Virgen y el Niño han descubierto un rosario de datos sobre los pigmentos utilizados por el pintor y la espesura de las capas de pintura de su «sfumato» (esfumado), dejando inmaculadamente intactos todos los históricos misterios de esas y otras obras.
Las últimas investigaciones sobre Leonardo han sido publicadas en una revista especializada en la química aplicada, Angewandte Chemie, presentado los trabajos de un grupo de técnicos del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS), en colaboración con otro grupo de técnicos del Centro de Investigación y Restauración de los Museos de Francia.
Las obras estudiadas por los técnicos no han salido del Louvre para ser analizadas. Los especialistas del CNRS se trasladaron al museo nacional, una sucesión de días feriados, para aplicar a la Gioconda y otras seis obras de Leonardo nuevas técnicas de rayos X, que permiten conocer con mejor detalle la técnica del «sfumato» de Leonardo. Técnicas que permiten descubrir las más íntimas capas de un cuadro, sin llegar a «tocarlo» ni proceder a la retirada de minúsculos pigmentos.
Lo que han descubierto los técnicos del CNRS y el CIRMF son algunos resultados de las «recetas de fabricación» de Leonardo, sin que tales «recetas» revelen ninguno de los misterios asociados a varias de esas obras mayores, como la Gioconda.
¿Qué han descubierto entonces? Que Leonardo no utilizó una sino varias mezclas de materias y pigmentos, casi siempre distintos. Las mezclas utilizadas en una obra como la Gioconda no eran utilizadas forzosamente en la Virgen de las Rocas. A juicio de los técnicos, maravillados, «esa revelación pone de manifiesto que Leonardo era un experimentador nato». Revelación que maravillará mucho menos a cualquier pintor al óleo, habituado a mezclar sus colores con una libertad indisociable del misterio de cada obra.
Detalle mucho más importante para los estudiosos de la técnica del «sfumato» esfumado... Leonardo realizaba en sus obras capas sucesivas de uno a doce milésimas de milímetro de espesor. Esa superposición de capas pictóricas confiere a cada obra, y a la Gioconda, en particular, un misterio siempre único: los historiadores del arte han teorizado al infinito sobre la desaparición de la línea en las grandes obras de Leonardo, «esfumada» a través de una técnica íntima, a todas luces secreta e indisociable del misterio mismo del arte.
Hace siglos, Giorgio Vasari ya pudo subrayar que Leonardo se había pasado cuatro años trabajando en su retrato de la Gioconda, «antes de dejarlo inacabado». Las últimas investigaciones científicas confirman por lo menudo la dificultad de terminar una obra en un plazo razonable, utilizando las técnicas de Leonardo. Cada capa de pintura tardaba en secarse uno o varios días, incluso semanas. Aplicada tal minuciosidad a los distintos detalles de la obra, con sucesivas capas de «sfumato», la creación de la obra de arte estaba condenada a prolongarse indefinidamente.
Las últimas investigaciones sobre la Gioconda iluminan la fabulosa «ingeniería» del «sfumato» de Leonardo: el genio instantáneo, fulminante, de los grandes pintores chinos de la época clásica, es sustituido por una laboriosa tarea de perfección técnica. Quedan sin respuesta los históricos misterios esenciales sobre Leonardo y su obra.
Sobre la personalidad de la Gioconda, continuamos barajando el mismo rosario de incertidumbres repetidas desde hace décadas, siglos. Ahora se confirma que el misterio de su sonrisa es el fruto de sucesivas capas de misterioso «sfumato»; pero nada sabemos del misterio que transforma en gracia la paleta del pintor. Seguimos preguntándonos si la Gioconda estaba o no estaba embarazada. Detalle que no aclaran las sucesivas pinceladas de milésimas de milímetro, haciendo más honda nuestra incertidumbre: la historia de la técnica deja inmaculadamente intacto el misterio de la creación.
Foto: afp
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