Historia del Santuario-Ermita de la Caridad del Cobre en Miami
Los cubanos exiliados en Miami por causa del comunismo, habiendo sufrido enormemente por la separación o muertes de su familia, por la pérdida de la patria y de todo lo que poseían, especialmente la libertad, se preparaban para la primera celebración de la Fiesta de la Virgen de la Caridad en el exilio. Era el deseo de muchos tener una imagen de la Virgen.
El 8 de septiembre de 1961 más de 30 mil cubanos se encontraban listos en el Estadio de Miami para celebrar la Misa, y ninguno imaginaba que esa misma tarde había llegado providencialmente al aeropuerto de esta ciudad una imagen de la Virgen de la Caridad procedente de Cuba, la cual fue recibida con júbilo y calor por ese pueblo exiliado. La imagen, exiliada también, presidiría la Santa Misa.
Pertenecía a la Parroquia de Guanabo en la Arquidiócesis de La Habana, y peregrinaba todos los años desde Guabano a Tarará el día 6 de septiembre, regresaba por mar a Guanabo el día 7, para nuevamente en procesión a Campo Florido donde celebraban la fiesta del 8 de septiembre.
El párroco Padre Armando Jiménez Rebollar, nos relata la historia de esa bella imagen. Fue esculpida por encargo suyo a semejanza de la que se halla en el Cobre y terminada en 1947. Estando aquí en Miami y viendo la fe de su pueblo hizo en silencio todo lo posible por traer a Miami su querida imagen, donde sabía que miles de devotos la protegerían.
La imagen había sido escondida en la embajada de Italia, y fue entregada a la Embajadora Elvira Jované de Zayas; ésta le pidió al Sr. Luis Gutiérrez Areces, quien llevaba seis meses asilado en la embajada panameña, que trajera la imagen. El Sr. Gutiérrez narra que ella le instruyó para que entregara la imagen a dos monjitas que estarían esperándolo en el aeropuerto de Miami, y que para mayor seguridad le dio el número de teléfono del Sr. Berletta, encargado de recibir la imagen.
«El día 8 de septiembre al subir al avión la Embajadora Elvira Jované de Zayas, me entregó un paquete y un maletín azul donde estaba la virgencita, para traerlos a Miami», narra Gutiérrez. Cuando llegó a Miami no había nadie esperándole, la Virgen hizo el milagro de permitirle que fuera el único que pudo quedarse con su familia en Miami, pues todos los pasajeros fueron desviados al aeropuerto de Opalocka para ser entrevistados por los oficiales de Aduana. Del aeropuerto salió para la parroquia de Saint Patrick en Miami Beach para bautizar a su hija y desde allí llamó a Barletta, quien fue a recoger la imagen en la puerta de la iglesia, la que reaparecería esa noche esplendorosa ante miles de devotos en la procesión que se celebró en el estadio de Miami. Fue la primera Misa con la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, y desde entonces se sigue celebrando.
La imagen de la Virgen comenzó entonces un reorrido por los campamentos para los niños cubanos exiliados que se encontraban solos; habían tenido que abandonar Cuba sin sus padres. La Arquidiócesis de Miami acogió y cuidó de catorce mil niños en aquellos primeros años de exilio, a los que hoy conocemos como los niños de la operación Peter Pan.
El día 8 de septiembre de 1966, el Arzobispo Coleman F. Carrol apremió a los fieles cubanos para que levantaran un santuario a la Virgen del Cobre en Miami, «La diócesis de Miami , en el día de hoy, exhorta a todos los cubanos: artistas, arquitectos, escultores, pintores y artesanos a que den sus talentos y tiempo a fin de alcanzar esta meta», dijo el Arzobispo. Los cubanos se organizaron para construir la ermita a la Virgen en el exilio. La primera piedra de la capilla provisional se colocó el 20 de mayo de 1967 y se celebró la Santa Misa.
El 21 de mayo de 1968 el Arzobispo Carrol de Miami ordena la fundación de la Cofradía de la Virgen de la Caridad para reunir a los devotos para honrar a la Virgen y con ella evangelizar. En el mismo año comenzaron las peregrinaciones de los 126 municipios que han continuado organizadamente desde entonces.
El 2 de septiembre de 1971 se dedicó la Ermita de la Virgen de la Caridad. Presidió el cardenal Kroll, arzobispo de Filadelfia, entonces residente de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, con la presencia del Arzobispo Carroll de Miami y los obispos Boza Masvidal (exiliado de Cuba) y Gracida.
En septiembre de 1987, al visitar el Santo Padre Juan Pablo II a Miami, la imagen de la Virgen de la Caridad se trasladó a la residencia del Arzobispo McCarthy para presidir la Capilla privada del Santo Padre. El Papa, en su homilía, hizo mención de la Virgen de la Caridad.
Miami cuenta con ciudadanos de todos los países de América. Desde los años 80, además de los municipios cubanos, peregrinan a la ermita de la Caridad de forma organizada todos los países de América, y allí se celebra además la Romería de la Hispanidad.
El 14 de mayo de 1994, el Arzobispo McCarthy consagró solemnemente el altar de la Ermita, donde se puede apreciar la primera piedra. Esta piedra contiene tierra de las distintas provincias de Cuba, que se fundieron con agua que llegó en una balsa en la cual perecieron los quince ocupantes que buscaban escapar de Cuba.
La Ermita fue ampliada y se añadió una preciosa capilla del Santísimo que fue bendecida por el Arzobispo de Miami, Juan C. Favalora, el 21 de mayo, fiesta de la Ascensión del Señor. En la Santa Misa que el Arzobispo celebró ese día en la ermita, elevó la cofradía a Archicofradía de Nuestra Señora de la Caridad.
El pueblo cubano de Miami ha logrado con la Ermita propagar la devoción a la Virgen de la Caridad, y hacer de esta un centro de evangelización conocido en el mundo entero. El instrumento principal de la Virgen para la obra de la Ermita ha sido desde el principio Monseñor Agustín Román, quien está retirado como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Miami desde el 2003, pero continúa trabajando en ella como desde el primer día, ayudando a Monseñor Oscar Castañeda, Rector del Santuario. Por la ermita han pasado infinidad de sacerdotes, seminaristas y religiosas, siempre ayudando; algunos han estado permanentes, otros de paso; las hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con su dedicación a los pobres, han estado siempre presentes en la Ermita, trasmitiendo el mensaje de amor y de paz.
La Archicofradía, que reúne a los devotos de la Virgen, también ha estado junto a los sacerdotes y religiosas trabajando desde el principio, contribuyendo a la difusión del culto a María bajo la advocación de La Caridad de El Cobre.
Por la ermita han pasado muchos, también ha pasado el dolor y el sufrimiento del pueblo cubano, que con Fe mantiene viva la Esperanza en la Caridad y confía que en Cuba ésta triunfará.
Nombre del autor no consignado en la fuente.
Reproducido de la página de la Ermita de la Caridad, Miami
http://www.ermitadelacaridad.org
Imágenes, Google.
El 8 de septiembre de 1961 más de 30 mil cubanos se encontraban listos en el Estadio de Miami para celebrar la Misa, y ninguno imaginaba que esa misma tarde había llegado providencialmente al aeropuerto de esta ciudad una imagen de la Virgen de la Caridad procedente de Cuba, la cual fue recibida con júbilo y calor por ese pueblo exiliado. La imagen, exiliada también, presidiría la Santa Misa.
Pertenecía a la Parroquia de Guanabo en la Arquidiócesis de La Habana, y peregrinaba todos los años desde Guabano a Tarará el día 6 de septiembre, regresaba por mar a Guanabo el día 7, para nuevamente en procesión a Campo Florido donde celebraban la fiesta del 8 de septiembre.
El párroco Padre Armando Jiménez Rebollar, nos relata la historia de esa bella imagen. Fue esculpida por encargo suyo a semejanza de la que se halla en el Cobre y terminada en 1947. Estando aquí en Miami y viendo la fe de su pueblo hizo en silencio todo lo posible por traer a Miami su querida imagen, donde sabía que miles de devotos la protegerían.
La imagen había sido escondida en la embajada de Italia, y fue entregada a la Embajadora Elvira Jované de Zayas; ésta le pidió al Sr. Luis Gutiérrez Areces, quien llevaba seis meses asilado en la embajada panameña, que trajera la imagen. El Sr. Gutiérrez narra que ella le instruyó para que entregara la imagen a dos monjitas que estarían esperándolo en el aeropuerto de Miami, y que para mayor seguridad le dio el número de teléfono del Sr. Berletta, encargado de recibir la imagen.
«El día 8 de septiembre al subir al avión la Embajadora Elvira Jované de Zayas, me entregó un paquete y un maletín azul donde estaba la virgencita, para traerlos a Miami», narra Gutiérrez. Cuando llegó a Miami no había nadie esperándole, la Virgen hizo el milagro de permitirle que fuera el único que pudo quedarse con su familia en Miami, pues todos los pasajeros fueron desviados al aeropuerto de Opalocka para ser entrevistados por los oficiales de Aduana. Del aeropuerto salió para la parroquia de Saint Patrick en Miami Beach para bautizar a su hija y desde allí llamó a Barletta, quien fue a recoger la imagen en la puerta de la iglesia, la que reaparecería esa noche esplendorosa ante miles de devotos en la procesión que se celebró en el estadio de Miami. Fue la primera Misa con la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, y desde entonces se sigue celebrando.
La imagen de la Virgen comenzó entonces un reorrido por los campamentos para los niños cubanos exiliados que se encontraban solos; habían tenido que abandonar Cuba sin sus padres. La Arquidiócesis de Miami acogió y cuidó de catorce mil niños en aquellos primeros años de exilio, a los que hoy conocemos como los niños de la operación Peter Pan.
El día 8 de septiembre de 1966, el Arzobispo Coleman F. Carrol apremió a los fieles cubanos para que levantaran un santuario a la Virgen del Cobre en Miami, «La diócesis de Miami , en el día de hoy, exhorta a todos los cubanos: artistas, arquitectos, escultores, pintores y artesanos a que den sus talentos y tiempo a fin de alcanzar esta meta», dijo el Arzobispo. Los cubanos se organizaron para construir la ermita a la Virgen en el exilio. La primera piedra de la capilla provisional se colocó el 20 de mayo de 1967 y se celebró la Santa Misa.
El 21 de mayo de 1968 el Arzobispo Carrol de Miami ordena la fundación de la Cofradía de la Virgen de la Caridad para reunir a los devotos para honrar a la Virgen y con ella evangelizar. En el mismo año comenzaron las peregrinaciones de los 126 municipios que han continuado organizadamente desde entonces.
El 2 de septiembre de 1971 se dedicó la Ermita de la Virgen de la Caridad. Presidió el cardenal Kroll, arzobispo de Filadelfia, entonces residente de la Conferencia de Obispos de Estados Unidos, con la presencia del Arzobispo Carroll de Miami y los obispos Boza Masvidal (exiliado de Cuba) y Gracida.
En septiembre de 1987, al visitar el Santo Padre Juan Pablo II a Miami, la imagen de la Virgen de la Caridad se trasladó a la residencia del Arzobispo McCarthy para presidir la Capilla privada del Santo Padre. El Papa, en su homilía, hizo mención de la Virgen de la Caridad.
Miami cuenta con ciudadanos de todos los países de América. Desde los años 80, además de los municipios cubanos, peregrinan a la ermita de la Caridad de forma organizada todos los países de América, y allí se celebra además la Romería de la Hispanidad.
El 14 de mayo de 1994, el Arzobispo McCarthy consagró solemnemente el altar de la Ermita, donde se puede apreciar la primera piedra. Esta piedra contiene tierra de las distintas provincias de Cuba, que se fundieron con agua que llegó en una balsa en la cual perecieron los quince ocupantes que buscaban escapar de Cuba.
La Ermita fue ampliada y se añadió una preciosa capilla del Santísimo que fue bendecida por el Arzobispo de Miami, Juan C. Favalora, el 21 de mayo, fiesta de la Ascensión del Señor. En la Santa Misa que el Arzobispo celebró ese día en la ermita, elevó la cofradía a Archicofradía de Nuestra Señora de la Caridad.
El pueblo cubano de Miami ha logrado con la Ermita propagar la devoción a la Virgen de la Caridad, y hacer de esta un centro de evangelización conocido en el mundo entero. El instrumento principal de la Virgen para la obra de la Ermita ha sido desde el principio Monseñor Agustín Román, quien está retirado como obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Miami desde el 2003, pero continúa trabajando en ella como desde el primer día, ayudando a Monseñor Oscar Castañeda, Rector del Santuario. Por la ermita han pasado infinidad de sacerdotes, seminaristas y religiosas, siempre ayudando; algunos han estado permanentes, otros de paso; las hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, con su dedicación a los pobres, han estado siempre presentes en la Ermita, trasmitiendo el mensaje de amor y de paz.
La Archicofradía, que reúne a los devotos de la Virgen, también ha estado junto a los sacerdotes y religiosas trabajando desde el principio, contribuyendo a la difusión del culto a María bajo la advocación de La Caridad de El Cobre.
Por la ermita han pasado muchos, también ha pasado el dolor y el sufrimiento del pueblo cubano, que con Fe mantiene viva la Esperanza en la Caridad y confía que en Cuba ésta triunfará.
Nombre del autor no consignado en la fuente.
Reproducido de la página de la Ermita de la Caridad, Miami
http://www.ermitadelacaridad.org
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