Las Fallas de Valencia
Las fallas
son fiestas que se celebran del 15 al 19 de marzo en algunas ciudades y
pueblos de la Comunidad Valenciana (España) entre ellas la capital,
Valencia, donde se llevan a cabo las más espectaculares. Estas fiestas
se conocen también como Semana Fallera.
La palabra falla proviene del latín, facula,
que significa antorcha. El origen de estas fiestas todavía no se ha
aclarado con exactitud. La teoría que más se oye a nivel popular es la
que dice que derivan de una costumbre que tenían los ebanistas
valencianos, consistente en recoger toda la madera que les sobraba para
hacer una hoguera en honor a su patrón, San José, patrón de los
carpinteros, el 19 de marzo.
También se dice que las fallas
provienen de los fuegos que se encendían al principio del solsticio de
verano, los cuales adoptó el cristianismo dedicándolos a santos situados
en aquellas fechas del año. Finalmente, otro sector apoya la versión
del Ninot (muñeco) de media cuaresma o Parot, según la cual las fallas nacen de la costumbre antigua de lanzar a la hoguera a un ninot
que representaba a Lutero, Judas u otro personaje. Esa teoría
explicaría la existencia de muñecos representando personajes que luego
son quemados, y el carácter satírico de los monumentos.
Las fallas,
o monumentos propiamente dichos, son construcciones artísticas de
material combustible que representan figuras. A lo largo de la historia
los materiales han ido evolucionando, pero tradicionalmente estos ninots
o muñecos eran de papel, madera y cartón. Actualmente las figuras más
voluminosas se hacen de corcho blanco, ya que permiten formas más
ligeras y de mayor tamaño.
Para
los premios se valoran diferentes cualidades: monumentalidad, riesgos,
temática, colorido, etc. También se elige el mejor muñeco ninot indultat
(el muñeco indultado) que se salvará de la hoguera. Estos premios no
suponen ninguna recompensa material, sólo la satisfacción del premio
obtenido, que se indicará con un banderín en la falla hasta el día de la cremà o quema, que se realiza el día de San José.
Entre las fallas
más costosas, algunas han alcanzado hasta los 900,000 euros, dinero que
se recauda entre los propios falleros o de otros elementos como
fiestas, visitas al lugar donde se confeccionan, venta de boletos de
lotería, etc. En los últimos años los patrocinadores comerciales han
cobrado gran importancia en la economía de las comisiones y constituyen
la principal fuente de financiación de los monumentos o fallas.
También el nombre fallas
se extiende genéricamente a todas las festividades que acompañan a la
quema de los monumentos. Se podría decir que son los carnavales de la
ciudad de Valencia, en donde toda la picaresca y crítica se vuelca en
los monumentos, aunque también en estas fiestas se unen varios aspectos
que definen una cultura. Ellos son: el fuego, la música, la pólvora y la
calle.
Desde el 15 hasta el 19 de marzo, los días y noches en Valencia son una fiesta contínua. Ya desde el 1 de marzo se hacen las mascletàs,
espectáculo de petardos y fuegos artificiales, en que se obtienen
composiciones musicales a través del ruido de los cañones de pólvora.
Estos espectáculos tienen lugar en la Plaza del Ayuntamiento, en el
centro de la ciudad a las dos de la tarde, con un presupuesto aproximado
entre 6,000 y 9,000 euros.
Pero ya desde temprano en la mañana los cohetes de la despertà incitan
a salir a la calle para contemplar los monumentos y disfrutar de los
coloridos desfiles de las comisiones, acompañados por bandas de música
que contagian a seguir su ritmo. El sonido continuo por todas partes,
junto al embriagador olor a pólvora quemada, culmina al mediodía con la
ensordecedora mascletà. Y luego es la hora de disfrutar de una
variada y rica gastronomía, basada en platos típicos valencianos, arroz
al horno o paella, y saborear los deliciosos postres, especialmente
frutas y helados.
Merendar
es también un placer, y se puede degustar un chocolate caliente con
buñuelos en las terrazas de los bares, y más tarde continuar visitando
monumentos a la luz de la luna hasta bien entrada la noche y, después de
cenar, acudir a bailar a las verbenas al aire libre.
Además,
durante las fiestas falleras del 15 al 19 de marzo, el Ayuntamiento
programa un castillo de fuegos artificiales cada noche, que se dispara
en la zona de la Alameda junto al antiguo cauce del río Turia. El más
importante y espectacular de los castillos es el conocido como La Nit del Foc
(la noche del fuego), cuando miles de kilogramos de pólvora iluminan el
cielo de Valencia, llegando a congregarse más de un millón de personas
para presenciarlo.
La Ofrenda de Flores a la Virgen de los Desamparados, patrona de Valencia (L'Ofrena),
es otro de los actos más emotivos de las fallas. Este festejo se
realiza durante dos días debido a la gran cantidad de comisiones que
desfilan desde la Plaza del Ayuntamiento a la Basílica de la Virgen,
situada junto a la catedral de Valencia. La ofrenda la realizan
alrededor de unos 140,000 participantes, entre falleras, comisiones y
músicos.
Comisión
por comisión, las mujeres van depositando sus ramos de flores hasta
formar sobre la fachada de la Basílica y gran parte de la Plaza de la
Virgen un enorme tapiz de 40 toneladas de flores. La propia imagen de la
Virgen, cuya estructura de madera llega a alcanzar cuarenta metros de
altura y permite ir entrelazando los ramos para formar impresionantes
diseños, constituye un maravilloso espectáculo. Como todos los años, lo
más espléndido es el modo como se va configurando con las flores el
manto de la imagen.
La
vistosa indumentaria de las falleras, y la cada vez más extendida
costumbre de recuperar conjuntos de siglos pasados, da más colorido -si
eso es posible- en las calles, que cada tarde se inundan mayormente de alzireños
y visitantes de las cercanías, pero también va aumentando el de otros
puntos de la geografía peninsular y del extranjero para disfrutar de
este espectáculo de música, color y arte.
Texto editado de www.visitingspain.es
Fotos: Google
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