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Morelia
Morelia es la ciudad capital del estado de Michoacán, México,
y la vez la ciudad más poblada del estado. Su nombre en la época prehispánica fue
Guayangareo, que significa "Loma
Larga y Achatada". En la época colonial española primeramente recibió el
nombre de Ciudad de Mechuacán, que le
fue cambiado en 1545 por ciudad de Valladolid, como la ciudad castellana.
Los sobrenombres actuales de Morelia son "La Ciudad
de la Cantera Rosa", "La Ciudad de Las Puertas Abiertas",
"La Rosa de los Vientos", y "El Jardín de la Nueva España".
Según censo realizado en 2010, su población actual asciende a casi 600,000
habitantes.
Todo en Morelia es señorial y provinciano al mismo
tiempo. Los edificios principales se
alinean juntos, algo ostentosos quizá, flanqueando a la imponente catedral,
cuyas dos torres gemelas de setenta metros, son las más altas de América en
estilo barroco e, independientemente del estilo de su construcción, las cuartas
más altas en México.
Las torres empezaron siendo platerescas para crecer
barrocas y acabar rematadas con elementos neoclásicos. Este eclecticismo, tan
característico de Morelia, lo es también, por extensión, de casi todas las
ciudades coloniales de América.
Morelia ha
destacado en el país por su historia, la ciudad es uno de los sitios forjadores
del suceso histórico de la Independencia de México, así como cuna de importantes personajes de la
historia nacional. Gracias al patrimonio arquitectónico conservado desde la época
colonial, el centro histórico de Morelia fue declarado Patrimonio Cultural de
la Humanidad por la UNESCO en 1991.
Hay un rincón escondido en esta pétrea ciudad que sosiega
el ánimo del viajero. Se trata del Jardín de las Rosas, una rinconada
deliciosa, frondosa y coqueta, donde Vasco de Quiroga, primer obispo de Michoacán,
y Miguel de Cervantes llevan años mirándose en silencio desde sendas
estatuas sedentes a la sombra de umbrosos fresnos centenarios.
En el ámbito histórico Morelia es
considerada cuna ideológica del movimiento de independencia de México. Visita obligada en
la antigua Valladolid es el palacio de Gobierno, instalado en el viejo seminario diocesano, por
cuanto allí se formaron Hidalgo, Morelos y Matamoros, cuya rebelión contra el gobierno del virreinato llevaría
a la derrota de las tropas españolas y a la independencia de México. Aquellos
históricos acontecimientos que cambiaron el curso del país están reflejados con
viveza en los murales de Alfredo Zalce que cubren las paredes del antiguo
seminario.
En ellos puede verse al cura Morelos, líder de la
guerrilla y gran héroe local, y aplastado contra el suelo y con una laja de
piedra atada a la espalda por escudo, aparece también en las pinturas el
legendario personaje Pípila, un aliado indígena de la causa rebelde que reptó
hasta la puerta del cuartel de Guanajuato para prenderle fuego. En aquel cuartel se
guarnecían 300 soldados realistas que perecieron en el asedio.
Poco más tarde, en 1828, la orgullosa Valladolid pasaría a llamarse Morelia, en
honor del cura -devenido en militar y patriota- Morelos, y todas sus calles,
plazas y portales cambiaron de nombre para glorificar a los nuevos héroes
nacionales.
Esta singular ciudad, cuna de la Independencia, cuenta
con más de mil cuatrocientos edificios y monumentos históricos registrados en
su casco antiguo, pero ninguno como la
imponente catedral barroca, que domina la ciudad desde la Plaza de Armas,
auténtico corazón de Morelia.
Todo visitante disfrutará de un sosegado paseo por la calzada de Fray
Antonio de San Miguel, una tranquila vía peatonal sombreada por frondosos
árboles y jalonada de añejas mansiones, que arranca de la emblemática fuente de
Las Tarascas, un conjunto escultórico de bronce que representa a tres jóvenes
indígenas con un enorme cesto rebosante de frutas simbolizando la abundancia.
La calzada termina frente al templo de Guadalupe, quizá la última obra
barroca de México. Su interior es un catálogo de filigranas y motivos florales
en tonos pastel extraordinariamente recargados.
Este
relato se ha completado con descripciones reproducidas de wikipedia.org y elmundo.es,
de un trabajo original de Francisco Lope-Seivane.
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