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LA
ESCUELA SALESIANA DE ARTES Y OFICIOS
DOLORES
BETANCOURT AGRAMONTE
DE
CAMAGÜEY
Por Alexander González Álvarez,
Léster E. Alonso Miranda y Kirenia Pérez Justo, Laicos de la Parroquia de la Caridad
en Camagüey.
Un factor de mucha influencia en la vida social
cubana y en particular la camagüeyana, ha sido la presencia en ellas de las
órdenes y congregaciones religiosas. Aquí permanecieron algunas durante siglos,
se distinguieron por diversas causas, unas resurgieron y otras llegaron luego.
Las Congregaciones religiosas salesianas –Salesianos
e Don bosco (SDB) y el Instituto de María Auxiliadora (HMA)- fueron de esa que
partieron y ya han regresado. En Cuba han llenado un importante lugar de su
historia de la enseñanza y ha correspondido a Camagüey, en especial, el honor de haber sido el primer lugar donde
se establecieron.
Un colegio y su historia.
Luego de las guerras de independencia, Camagüey quedó
desvastado completamente. Aumentaban en sus calles la gente sin empleo, los
mendigos y los delincuentes. Los niños y niñas de seis y ocho años eran
enviados a la calle a hacer dinero para el sustento. Esto hacía posible el
desarrollo de la prostitución y que todos estos niños se vieran imposibilitados
de recibir educación. Algunos adolescentes aprendían los rudimentos de algún
oficio y escasamente subsistían con esto.
Dolores Betancourt había conocido la labor de la
congregación salesiana en Estado Unidos y Europa, y su éxito en formar, de las
clases más pobres, ciudadanos de provecho con una esmerada educación religiosa,
cultural y técnica. Una vez más puso su fortuna a este servicio, sensibilizada
con estos males. Realizó gestiones durante doce años visitando Turín y
entrevistándose con el Rev. Padre Don Miguel Rúa, rector mayor de la
congregación, primer sucesor de Don Bosco.
El 24 de julio de 1915 logró suscribir un convenio
para traer el primer grupo de Salesianos de Don Bosco. En el contrato se
comprometía a paga los gastos durante los tres primeros años de estancia en
Camagüey, a donar la finca Sifontes, de cuatro caballerías y dos casas
edificadas en la misma, donde se construiría en tres años el edificio de un
colegio para varones con capacidad para 150 niños en capilla, refectorio y
salón de estudio, y al sostenimiento de 30 becados a los que suministraría todo
lo necesario para su instalación, las maquinarias para cada taller de escuela y
un establo con suficientes animales para la fundación de un instituto y granjas
agrícolas.
El 9 de mayo de 1919 llegaron a Camagüey los RR PP
Felipe de la Cruz y Ranzans y Tomás Pla, además de dos coadjutores, y
comenzaron a trabajar con los niños en la catequesis a lo don Bosco y a atender
la parroquia mientras se construía el colegio.
Poco después de mayo de 1919 comenzó a funcionar la escuela parroquial
en la sacristía, donde inició las clases el P. Tomás con pocos niños.
El 14 de febrero Dolores Betancourt había adquirido
como vivienda de los capellanes del Santuario de la caridad la casa de Sociedad
Patriótica Nº 11, hacia donde se trasladó la escuela parroquial. Se hicieron
aulas allí en espera del edificio, cuyos planes originales habían sido
modificados. Los que asistían a esta escuela se relacionaban ya con la finca
Sifontes que era atendida por los Hnos. Salesianos José María Celaya y el Sr.
Juan, los cuales se ocupaban de la vaquería, otros animales y las
siembras.
Allí se iba a jugar fútbol. Periódicamente se hacían
excursiones a la fincas Potrero Imías o San José de Imías. Se viajaba en
carretón de cuatro ruedas y una pareja de caballos enganchados en una barra
central. En algunas ocasiones acompañaba estas excursiones el P. Pablo Gonfaus
(Paíto), párroco de El Cristo.
La repentina muerte de Dolores Betancourt varió el
curso de lo esperado. El P. Felipe quedó en su testamento como uno de los
herederos representando a la Congregación Salesiana. En la cláusula 20-a se le
otorgaba al colegio de niños dos casas de dos plantas, la finca Imías de 85
caballerías y 200,000 dólares en bonos.
Se inicia en 1922 por Francisco Agramonte y Ávila,
primo de Dolores Betancourt y nombrado por ella albacea administrador, tenedor
de bienes y partidor ejecutor testamentario, la construcción en la quinta
Sifontes del Colegio de Artes y Oficios. Fallecido Francisco y, a causa de
querellas judiciales, el ciclón del1932 arrasó con casi todo lo emprendido.
Concluidos los pleitos, el P. Felipe reinició la construcción. A fines de 1938
estaba muy adelantado y sólo faltaban detalles, y se pidió a Italia el personal
técnico y docente necesario.
La Cámara Municipal de Camagüey con fecha 6 de junio
de 1939 acordó conferir el título de Hijo Adoptivo de Camagüey al P. Felipe de
la cruz, quien falleció en La habana el 16 de marzo de 1959.
El Archivo de los Salesianos se perdió. Lo que se
pudo salvar fue por la mano de Dios. El 12 de febrero de 1947 se acordó dar el
nombre del Rvdo. P. Felipe de la Cruz a la nueva avenida que une la Carretera
Central con la entrada del Colegio Artes y Oficios (proyectada y construida por
él).
Los primeros 33 becados que tuvo el plantel fueron
admitidos el 1 de febrero de 1939, según acta 33 del 27 de julio de 1939. Las
becas eran en todos los casos en beneficio de los niños pobres: un 50% para
huérfanos totales, un 25% para huérfanos parciales y otro 25% para niños cuyos
progenitores estaban incapacitados de sostener económicamente ni educar a sus
hijos.
Las becas llegaron siempre a sobrepasar las 30, como
quería la benefactora. En 1955 se otorgaron 50 al mejorar las condiciones
financieras de la Fundación. El año anterior el plantel había llegado a una
matrícula de 340 alumnos, la mitad de ellos internos incluyendo a los becados.
Terminada la enseñanza elemental, se podía optar por
carpintería, sastrería, mecánica, imprenta y zapatería. La semana de estudios
constaba de 30 horas, 25 de práctica, dos de tecnología y tres de dibujo
profesional. También se contemplaba en los planes de estudio la carrera
comercial con mecanografía, taquigrafía, secretariado, contabilidad y
asignaturas afines y eran obligatorias las clases de música, educación moral,
religiosas y la práctica de deportes.
Gracias a este colegio, durante sus algo más de 20
años de funcionamiento, cientos de jóvenes camagüeyanos pudieron hacerse técnicos
altamente calificados en distintos oficios y convertirse en hombres de provecho
para su familia y la sociedad.
En 1956 se efectuó la primera graduación oficial del
colegio. El edificio se pintó y engalanó y se adquirieron nuevas maquinarias
para talleres y ómnibus para los alumnos.
El edificio se encuentra ubicado en una parcela al
final de la calle Padre Felipe, limitado al norte con a calle Dolores
Betancourt, antigua Glorieta; al oeste limita con María del Rosario. El nombre
de las dos primeras calles está involucrado con la historia del edificio, como
ya se ha planteado en el desarrollo del trabajo. El edificio se amplía en áreas
del período de crecimiento urbanístico de la ciudad de 1900 en adelante, por lo
que es uno de los edificios más viejos, aunque de los menos conservados. Su
situación con respecto a la iglesia de la Caridad es relativamente cercana.
Se atribuye el haberle hecho frente a la construcción
de este colegio al maestro de obras catalán; Jaime Croagnas. El antiguo Colegio
de artes y Oficios puede situarse dentro del estilo arquitectónico denominado
ecléctico (mezcla de estilos precedentes); debido a las grandes influencias
recibidas de otro de los grandes estilos arquitectónicos –el gótico- en la vida
religiosa de las personas y hasta en su propia ideología, no era concebido en
Cuba, en este período, la construcción de cualquier edificio religioso sin
reminiscencia de aquel movimiento que había significado la exaltación del alma
hacia las alturas y la iluminación de la fe.
A pesar de la excelsa labor de los PP Salesianos en
su tiempo para el mantenimiento del edificio, causa mucha pena tener que decir
hoy que éste se encuentra en precarias condiciones y realmente necesitado de
una restauración en lugar de una reparación. Salones, dormitorios y aulas han
padecido transformaciones para aumentar la capacidad de matrícula del centro. Muchos
de los cristales y marcos de sus ventanas quisieran estar hoy de nuevo en el
lugar de siempre. Las cañerías y tuberías tupidas han provocado
filtraciones. Debido a esto también se
ha perdido en muchos lugares el repello.
Nada queda de las esculturas que ornaron sus columnas
y rincones. El busto de Martí fue colocado en el pedestal que soportaba el de
Dolores Betancourt, del cual no se conoce el paradero. Los campos deportivos ya
no existen como tal y lo que más duele decir es que el terreno está actualmente
desocupado y no cumple con su función original, que mucho bien haría a la
ciudad como equipamiento urbano necesario y en déficit.
A través de estos ejemplos, debemos lamentar la
situación de descuido que presenta el plantel, que seguro saca lágrimas de los
ojos de algunos ex alumnos cuando quizás por casualidad rondan por sus
alrededores.
Aunque seguro ellos lo sienten con mayor intensidad,
no se necesita en realidad ser un ex alumno, basta con ser un arquitecto, o un
estudiante, a alguien que ame su ciudad y su historia, para darse cuenta de la
pronta ayuda que pide a gritos el antiguo colegio.
Editado de la revista “Enfoque” de la Arquidiócesis de Camagüey,
Octubre-Diciembre 2001, Año XX1, Nº 76.
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