Mark Twain
No hay nada nuevo bajo el sol
Marlene María Pérez
Mateo
«No hay nada nuevo
bajo el sol, pero hay muchas cosas viejas que nosotros no sabemos» parafraseaba
el escritor y editor norteamericano Ambrose Bierce (1842-1914) con su agudeza
habitual a partir de un versículo del Eclesiastés (1,9). Un siglo atrás.
Con el imparable vaivén donde nadie
parece estar en la cima de la ola de la digitalización, es cuestionable si la
sabia expresión tiene algún paralelo. No hace mucho, una pequeña recopilación
de materiales y experiencias fueron tomando forma para dar respuesta a la
interrogante, con la envidiable guía de Mark Twain, otro de los grandes en las
letras sajonas.
El ilustre hijo del Misisipi, en 1898
había escrito «Los quehaceres cotidianos del mundo, visibles para todos y
audiblemente debatibles por testigos separados por cualquier numero de
leguas..». Era un poco la síntesis de su narrativa corta bajo el titulo “From London
Times of 1904”. Era créalo o no una descripción a papel carbón del sistema
Internet en su mayor plenitud. Twain
basaba su análisis en una visión a larga distancia y tiempo de un
artilugio no muy conocido entonces y olvidado hoy, el telectroscopio, poco mas
o menos un telégrafo acoplado a un sistema global de información compartida de
sonido, imagen y texto.
Treinta y cinco lustros antes, el genio
de la ciencia ficción (la que se puede escribir con letras mayúsculas) escribió
una novela bajo el titulo “ París en el siglo XX”, el París que su bisnieto
Jean Verne, vive y que gracias a su gentileza vio la luz en 1989. La
descripción del facsímil (fax) pero ante todo del hombre y la sociedad ante la
mal utilizada tecnificación. Jorge Luis Borges en 1939 describe en su obra “La
biblioteca total” los esbozos de una
enciclopedia digital total, la red mundial de información y la telefonía
móvil.
Nicolas Tesla, el físico croata,
delineó artefactos tales como los smartphones
y los smartwash, hacia 1909. Paul
Otlet, padre de la documentación, precisó la idea de un sistema total de
sonido, texto e imágenes por medio de la telefonía: corría el año 1934. Dos
lustros después, Wells tuvo excelente tino al delinear los fenómenos de la
memoria digital. Para Orson Scott Card las tabletas y los foros digitales ya
tenían forma en 1985. Mucho antes, en 1967, Philco predijo y describió el
sistema de correos electrónicos y el comercio digital.
Mencionar a la matemática e ingeniera
analítica inglesa Augusta Ada Byron, la
pionera de la computación en la primera mitad del siglo XIX, seria harina del
mismo costal, merecedora otro artículo por si solo. “¿Hay algo nuevo bajo el
sol?”
Excelente artículo.
ResponderEliminarGracias Lolita.
Gracias a la lector(a) por su comentario. Respetuosamente, la autora
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