Aprende del agua
porque el agua es humilde
y generosa con cualquiera.
Aprende del agua que toma
la forma de lo que la
abriga:
en el mar es ancha,
angosta y rápida en el río,
apretada en la copa,
y sin embargo, siendo blanda,
labra la piedra dura.
Aprende del agua,
que por graciosa
se te escurre entre tus dedos,
tan graciosa como la espiga
que se somete a los
caprichos del viento
y se dobla
hasta tocar con su punta la tierra
pero, pasado el viento,
la espiga recupera su erguida postura,
mientras el roble,
que por duro no se doblega,
es quebrado por el viento.
Sé blando como el agua,
para que el Señor
pueda moverte graciosamente
en cumplimiento de tu
destino,
y serás eterno como EL,
porque sólo el que se deja trascender
por lo trascendental
sera trascendente.
La humildad, bien
entendida,
es hermana de la sinceridad
y de la valentía.
Francisco Cabral
bella descripcion, bella metafora. Marlene M
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