Sobre el nuevo
Arzobispo de La Habana
Roberto de Jesus Quiñones Aces
Cubanet.
GUANTÁNAMO, Cuba.- Ayer martes 26 de abril
del 2016 el arzobispado de La Habana informó que el papa Francisco nombró como
nuevo arzobispo de La Habana al monseñor Juan de la Caridad García Rodríguez,
que hasta ese momento se desempeñaba como Arzobispo de Camagüey.
Juan de la Caridad García Rodríguez pronto
cumplirá 68 años. Estudió Filosofía y Teología en el Seminario San Basilio de
El Cobre y en el Seminario Mayor de San Carlos y San Ambrosio en La Habana. Fue
ordenado sacerdote el 25 de enero de 1972 y su ejercicio pastoral ha estado
constreñido hasta ahora a las diócesis de Ciego de Ávila y Camagüey, en las
parroquias de Morón, Ciego de Ávila y Jatibonico. También fue vicario en la
vicaría Ciego de Ávila-Morón. En 1989 fue nombrado párroco de Florida. Fundó y
dirigió la escuela para misioneros de la diócesis de Camagüey.
El 15 de marzo de 1997 fue nombrado obispo
auxiliar de Camagüey y recibió la ordenación episcopal el 7 de junio de ese
año. El 10 de junio del 2002 fue nombrado arzobispo de Camagüey.
Un suceso importante para la Iglesia
Católica Cubana
Este nombramiento se produce a consecuencia
de la renuncia que el cardenal Jaime Ortega y Alamino presentó a su santidad el
papa Benedicto XVI el 18 de octubre del 2011 y que ahora se ha hecho efectiva.
Aún se desconoce la fecha en que el nuevo
arzobispo tomará posesión de su cargo pero no es un secreto que su nombramiento
ha ocurrido en una coyuntura muy difícil para nuestra patria, en la que
confluyen tres circunstancias ineludibles: 1) El nuevo contexto político creado
entre Cuba y EEUU luego del restablecimiento de las relaciones diplomáticas; 2)
El recién terminado Séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba
y el anuncio de cambios hecho por la cúpula gobernante y 3) El éxodo
indetenible de los cubanos, unido al creciente descontento popular y a la
progresiva fortaleza de la oposición pacífica.
La Iglesia católica cubana aspira a
recuperar espacios que le han estado vedados desde 1959. Constituyen anhelos
irrenunciables del laicado católico —compartidos por hermanos cristianos de
otras denominaciones— que sus hijos puedan estudiar en colegios religiosos y
que todos los cristianos contemos con los medios de comunicación que ayuden a
la formación de nuestras familias. Ambos son derechos humanos violados sistemáticamente
por el gobierno cubano.
A pesar de tener una agenda muy apretada,
el monseñor Wilfredo Pino Estévez, obispo de la diócesis Guantánamo-Baracoa y
sacerdote camagüeyano que trabajó con Juan de la Caridad, tuvo la gentileza de
responder algunas preguntas a Cubanet relacionadas con este importante suceso
para la Iglesia católica cubana:
Pregunta: El nombramiento del monseñor Juan de la
Caridad García Rodríguez como arzobispo de La Habana ha tenido gran
repercusión. Usted trabajó con él en la archidiócesis de Camagüey, ¿qué
cualidades cree que distinguen al monseñor Juan? ¿Lo sorprendió este
nombramiento?
Respuesta: Monseñor Juan es el hombre de la misión y
de la caridad. Son dos cualidades que lo distinguen por encima de otras más que
tiene. Su lema es la conocida expresión de San Pablo: “Ay de mí si no
evangelizo”. Ciertamente es un hombre que no descansa, que busca llegar con el
evangelio a todos los rincones posibles de nuestra geografía y que, para ello,
invita a todos a ir de misión con él. Es misionero las 24 horas del día y los
365 días del año. Por otra parte, vive preocupado y ocupado en lo que se
refiere a los necesitados de ayuda, a los enfermos, a los minusválidos, etc.
Siempre anda buscando cómo alimentar a los que no tienen mucho o casi nada. Lo
mismo hace gestionando pampers o medicinas.
En cuanto a que si me sorprendió este
nombramiento respondo categóricamente: En lo absoluto. Yo siempre pensé que en
Juan brilla de manera especial “el olor a ovejas” del que habla el Papa
Francisco tan a menudo. Además, tuvo la escuela del monseñor Adolfo Rodríguez
(anterior arzobispo de Camagüey), cuyo proceso de canonización va adelante. Yo
no olvido las veces, cuando el monseñor Juan era el sacerdote párroco de
Florida, que se iba en un camión a traer leña del monte con la que poder
cocinar los dos almuerzos que preparaba cada semana para llevar a más de 200
personas necesitadas… Es un hombre, además, que se conoce todas las salas de
los hospitales de los pueblos por donde ha pasado: sabe si la sala de ortopedia
queda entrando a la derecha, o si cirugía está en el tercer piso… Y, aunque
parezca un poco sorprendente: ¡le encanta la pelota! Y siempre que puede, la ve
por televisión. Es capaz, incluso, de discutir sobre el tema con otros
“peloteros”…
Pregunta: Seguramente este nombramiento hecho por el
papa Francisco implicará otros movimientos dentro del Episcopado cubano y
nuevos nombramientos de obispos. ¿Lo cree usted? A propósito, ¿pudiera
compartir con los lectores de Cubanet cómo se nombra a un obispo, qué es lo que
determina que un sacerdote sea nombrado obispo y otros no? ¿Se exige
determinada edad para que un sacerdote pueda ser obispo?
Respuesta: Por supuesto que debe haber nuevos
nombramientos. Ahora el papa tendrá que nombrar un nuevo obispo para Camagüey,
y también está pendiente el nombramiento del obispo para Ciego de Ávila porque
ya su obispo actual, monseñor Mestril, ha llegado al límite de edad y ha debido
presentar su renuncia. También, en su momento habrá que nombrar otro obispo
auxiliar para La Habana en sustitución de Monseñor Petit, cuya renuncia por
límite de edad también fue aceptada hoy por el sumo pontífice.
Con relación a la pregunta sobre cómo se
nombra un obispo y las demás: Compete a las Nunciaturas Apostólicas en cada
país presentar al Santo Padre los posibles candidatos al Episcopado. Esa lista
la brinda la Nunciatura al papa después de escuchar en Cuba a muchas personas y
consultarlas por escrito “bajo secreto pontificio”: obispos, sacerdotes,
diáconos, religiosas, laicos. Esto hace que el último que se enterará será el
propio que es nombrado. En ese momento, el elegido es consultado, siempre bajo
secreto, si acepta o no. Si su parecer es positivo, la Nunciatura informa a
Roma y ya se fija una fecha y hora en que se hará público el nombramiento. En
Cuba, generalmente, nos enteramos temprano, al amanecer, porque la hora que se
fija son las doce del día, hora de Roma, y como tenemos seis horas de
diferencia con Roma, pues nos enteramos a las 6 de la mañana. Por supuesto que
el candidato debe tener ya un tiempo en que ha ejercido su labor sacerdotal.
Pregunta: Desde la visita de Juan Pablo II a Cuba el
gobierno cubano y la alta representación de la Iglesia católica se han
acercado, han dialogado y es conocido el papel mediador de la institución en la
solución de varios conflictos. Este nombramiento se produce en un contexto
histórico significativo, además de que será ejercido en La Habana, donde los
conflictos sociales y políticos cada día son mayores. ¿Usted cree que el
monseñor Juan de la Caridad seguirá la misma línea del cardenal Jaime Ortega y
Alamino o cabe esperar de él un mayor acercamiento a los cubanos que sufren por
causas políticas?
Respuesta: Acabo de leer una declaración del monseñor
José Félix, secretario adjunto de nuestra conferencia de obispos, con la que
estoy de acuerdo: Pienso que la relación entre Juan y el Estado será positiva.
Los cambios positivos que ha registrado la relación han dependido también de
circunstancias que van más allá de la misma vida de la Iglesia. Es decir, hay
unas circunstancias políticas que favorecieron el que la Iglesia pudiera tener
mejores espacios para cumplir su misión. Esos espacios todavía no son
suficientes. Hay mucho que hacer todavía en el tema de la libertad religiosa,
acceso a los medios de comunicación, así como la presencia de la Iglesia en la
educación de las nuevas generaciones de cubanos.
No se trata de seguir “líneas” de tal o
cual persona. El monseñor Juan va a seguir la “línea de Jesucristo y su
Iglesia” que quiere que “todos se salven y lleguen al conocimiento de la
verdad”. No se cansará de llamar a todos a la conversión. Estoy seguro que la
gente toda lo va a sentir cercano. Y será un ejemplo para todos, como lo ha
sido siempre para mí. La gente no va a olvidar sus homilías porque le habla al
pueblo sencillo, y con ejemplos y anécdotas a su alcance. Fue capaz, en medio
de su homilía en la solemne ordenación episcopal del Obispo de
Bayamo-Manzanillo y el de Cienfuegos, de mencionar el nombre de un personaje de
la novela brasileña que en ese momento se televisaba en Cuba, lo que provocó
muchas risas entre los presentes. Quizás el “secreto” del monseñor Juan es que
dedica mucho tiempo en las madrugadas a rezar… Sencillo, humilde, entregado al
servicio de la Iglesia.
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