Las Cuquitas
Marlene
María Pérez Mateo
Apodaron
hace ya varias décadas, atendiendo a su gracia y natural belleza, a uno de mis
antepasados, con el nombre que popularmente “bautizaba” a las muñecas de papel
recortables que semana a semana
adornaban la contraportada de las revista cubanas: “Mujeres” y “Muchachas”. Me
refiero sin lugar a dudas a las: Cuquitas.
De mi hicieron las delicias el
encontrarlas, coleccionarlas, protegerlas con cartulinas al dorso, recortarlas
y hacer de ellas un mini-tesoro, al que de tanto en tanto le adicionaba mis
propios “diseños” y les hacía ”personajes” de historias imaginativas y breves.
Esto último se puede tomar como cierto: las “Cuquitas” tienen ya su Historia,
la que se escribe con mayúscula.
La civilización balinesa ya las tenía
como parte de su cultura antes de la era cristiana. Los japoneses utilizaban la
configuración de kimonos de papel 800
años AD, nombrada Origamis. De igual manera en el hoy territorio polaco se les
llamo Wy'cinanki a pequeñas figuras de papel
bastante parecidas a las actuales pero sin la opción de ropas
intercambiables de papel.
A mitad del siglo XVIII (1780) en
Francia se gestaron las muñecas de papel recortables con prendas
de vestir doblando unas lengüetas sobre la misma; tal y como ahora se le conoce.
Eran pintadas a mano. Once años después Londres proclamó una nueva invención
“English doll”. Era una figura de unos ocho pulgadas y un pequeño suministro de
prendas desde corsé, pelucas y otros enseres. La manufactura como tal comenzó
con la muñeca de papel “Little Fanny” en la Inglaterra de 1810. Era por
entonces un privilegio de pocos. A su diseño prestaron su rostro celebridades
de la época, la primera de ellas fue la bailarina Marie Taglioni y llegando
hasta la reina Victoria.
El cruzar el Atlántico ocurre hacia 1870, a manera de bellas litografías a
color, siendo New York su primer destino en este caso. En escasas ocasiones se
empleó el papel crepé o la tri-dimensión. La edad de oro de las muñecas
recortables de papel fue entre 1930 y 1950 y fue la gran depresión económica
del 34 contradictoriamente su impulsor, debido a su bajo costo como juguete.
A Cuba y también a Latino-América llegaron;
y por cierto para quedarse por largo tiempo; en 1921 en una revistilla de historietas llamado
“Tillie the toiller”, creada por el dibujante Rusell Channing Westover,
traduciéndose como “Cuquita la mecanógrafa”. La diseñadora cubana Maria Elena
Molinet trabajó engalanando de un modo un tanto mas criollo a las ya famosas
“Cuquitas”.
Aunque hoy las muñecas de papel tienen su
Convención y son coleccionables hasta por cientos de dólares, carecen de la
popularidad de antaño. El mundo digital, la inmediatez; y miles de males que
aquejan la sociedad contemporánea han tenido su impacto nefasto en la industria
del juguete y en su concepción. La trayectoria milenaria de estas muñecas no
vive su mejor momento. Ojala las niñas
puedan ver estas “antiguas golondrinas volver”.
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