Aleijadinho
Marlene María Pérez Mateo
Aunque el gran gigante verde del sur, Brasil,
tiene reconocida fama por sus carnavales, sus playas, su football y las telenovelas,
a salvo del “ataque” voraz de hordas humanas se encuentra el Brasil rural,
mágico y barroco. Allí encontramos el Estado de Minas Gerais, cuna de un
entorno antiguo e incógnito.
La pericia, la
ambición y la constancia y quizás el azar llevaron a un pobre mulato a saciar
su sed a un manantial en el interior de Río de Janerio en el siglo XVII. Se
descubren así unos granitos negros y brillantes, era oro negro de 23 quilates, adoptando el lugar el nombre de Ouro Petro. El
estallido por tal descubrimiento no se hizo esperar; violencia, asaltos, anarquía,
desmanes explotación de obra de mano esclava y avaricia; tuvieron allí su epicentro, iniciándose la
colonización del interior continental y la génesis de un mundo que dio cobija
al barroco brasileño.
En la Villa Rica,
un 29 de agosto de 1730 nació Antonio Francisco Lisboa, mas conocido como ”Aleijadinho”(el
tullidito), escultor, artista, arquitecto e imaginero, el mayor del barroco
latinoamericano. Hijo de un maestro de obras portugués, Manuel Francisco de
Costa Lisboa y de una esclava africana. Ayudado por su padre, pero sin
formación académica, realizó su obra escultórica en varios materiales desde
madera hasta esteatita, incorporando elementos del gótico y del rococó.
Hacia los 40 años
de edad comenzó a padecer de una enfermedad degenerativa, probablemente lepra,
que minó su cuerpo mas no su genialidad. Perdió los dedos de manos y pies
deformándose y atrofiándose. No caminaba ni se sostenía en pie, trabajaba de
rodillas.
Para evitar ser
visto salía cargado por sus ayudantes al amanecer y regresaba ya entrada la
noche a su hogar. A sus mutiladas extremidades les eran atadas con vendas
cinceles y martillos y acometía su obra. Ello precipitó aun mas su quebrantada
salud y las infecciones minaron sus muñones llevándole a podrirse poco a poco.
Por no soportar el
hedor fue abandonado por todos, excepto por su sobrina quien le acompaño hasta
su muerte. A los 84 anos pidió ser llevado frente al altar de una de las
iglesias construidas por él, donde termino su existencia.
Fue la iglesia
blanca con los dos campanarios en el
poblado de Tiradentes su ultima construcción. Su legado está esparcido entre
Ouro Petro, Mariana, San Joao del Rei y Congonhas, donde se esconden junto al
imaginario católico signos de la masonería, fraternidad de la cual el artista
fue miembro de alto grado. La mas acabada de todas es la Iglesia de San
Francisco en Minas Gerais.
Aun hoy parece
hablarnos y danzar ocultando y revelando a la vez lo increíble, triste y
alucinante de su creador.
Marlene María Pérez
Mateo
Sep/2/ 2013
Filme sobre la
vida de Aleijadinho (en portugués, 4 capítulos):
http://www.youtube.com/watch?v=7wo0vlq-ih4
http://www.youtube.com/watch?v=VmQjlDV0bHk
http://www.youtube.com/watch?v=eeheE2Cr1sE
http://www.youtube.com/watch?v=AYew2mF2cf8
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