El Ron Bacardí nació en Cuba
(Parte II
de II )
Internacionalización.
Por María Argelia
Vizcaíno
Después de ganar
medalla de excelencia en la Exposición Internacional de Filadelfia de 1876, el Ron Bacardí gana la medalla de oro en
la Feria Mundial de París, de 1892. Nos dice Pardo Llada en su libro «Yo
me acuerdo» que «el Rey de España Alfonso XII curó de una gripe
rebelde gracias al ron cubano que le enviaron como medicina. El Rey recuperó su
salud y a partir de entonces, nombró a Bacardí proveedor de la Casa Real.»
Fue la marca de los reyes: «El rey de
los Rones y el Ron de los Reyes.»
En 1910 es
embotellado por primera vez fuera de Cuba, en Barcelona. De 1931 al 36
establecen destilerías en México y Puerto Rico, y para 1943 entran físicamente
al mercado norteamericano abriendo una oficina en la ciudad de New York.
Aunque
esta prestigiosa ronera sufrió un golpe bajo al ser confiscada por el gobierno
comunista cubano en 1960 robándole más de 76 millones de dólares (valor en
1960), la industria siguió creciendo para convertirse en 1978 en la marca de
licores número uno en Estados Unidos, con ventas de más de 7 millones de cajas.
Un año después, fue la marca de licor que más se vendió en el mundo,
sobrepasando 14 millones de cajas y ganándole al Vodka Smirnoff y obteniendo
una completa globalización en el mercado de licores al adquirir Martini &
Rossi en 1993.
La
Industria Bacardí ha creado una Fundación con su nombre (en 1994) para tratar
de conservar nuestras costas y playas. Ellos ayudan y forman centros de
ciencias marinas en las universidades para que se estudie sobre las áreas
costeras de alrededor del mundo.
El día 21
de febrero de 1996 abrió oficialmente las puertas el nuevo Museo Bacardí en el
2100 Biscayne Blvd. de la ciudad de Miami, (me imagino que siguiendo la
tradición de aquel museo en Cuba que contó con la primera momia que hubo en
nuestro país, fundado por Emilio Bacardí). Aquí podremos descubrir cosas muy
interesantes, desde fotos antiguas hasta cómo fue inventado el trago Cuba Libre
y el Murciélago, que es el logo o marca registrada de Bacardí.
Algo
triste para muchos es que esta famosa compañía, internacionalmente conocida,
como nos relata Rosell en el tomo IV de su libro Vida y Milagros de la
Farándula en Cuba, «...por primera vez en su historia entrega las banderas
de su dirección a alguien que no pertenece a la descendencia de su fundador...»
se trata del norteamericano George B. “Chip” Reid, Jr., graduado de economía en
las universidades de Harward y Yale, nada menos que con Magna cum Laude, llenando
de bríos la gran empresa desde 1996.
Entre los
descendientes de aquellos catalanes emprendedores y trabajadores contamos con
admirables artistas y literatos: Lucía
Victoria Bacardí, escultora cubana, ganadora del primer premio de la
Academia Nacional de Artes y Letras con su obra Suplicio de Hatuey; Emilio Bacardí y Moreau (1844-1922),
además de industrial, fue historiador y escritor cubano, a quien le debemos las
fabulosas Crónicas de Santiago de Cuba, las novelas Via Crucis (1914) y Doña
Guiomar (1916) y los dramas El abismo, La vida, Casada, virgen y mártir, etc.; Amalia Bacardí, que nos regaló la
traducción de uno de los libros más hermosos que se hayan escrito sobre Cuba,
“Habana”, por la Condesa de Merlín; y Zenaida
Bacardí de Argamasilla, ese instrumento de Dios —como ella se define en
uno de sus formidables artículos— porque sólo Él pudo escoger alguien tan
especial para hacernos vibrar con sus escritos que tanto necesitamos, y que
podemos disfrutar en el Diario las Américas, o en páginas religiosas como www.motivaciones.org,
tan genuina y única como el ron de su familia.
Lo más
lamentable que encontré al investigar esta historia, después del hurto de sus
propiedades por la dictadura genocida en Cuba, es que estos míseros usurpadores,
con el cinismo que los caracteriza, quieren hacer ver que también se robaron el
secreto del ron y que en la actualidad en Santiago de Cuba se sigue fabricando
el mejor ron del mundo, con la misma calidad y sabor. Así lo proclamó en la
prensa controlada “Juventud Rebelde” el 27 de mayo de 1998, Arturo García, que
se declara como empleado de la fábrica desde 1958. Hasta en una página de
Internet han escrito que el delicioso cóctel Daiquirí «se convertiría en uno
de los más famosos del mundo mezclándolo también con el famoso ron cubano,
Havana Club», que por cierto es una marca propiedad de la compañía Bacardí
que el castrismo usurpó para fabricar sus rones y la que se vende en EEUU con
el mismo nombre es propiedad de la familia Bacardí.
Esto es
una falta de respeto a cualquier paladar sano, sin contar que han distorsionado
también el origen del Daiquirí. Qué pena que todavía haya sesudos por el mundo
creyendo las teorías comunistas, esto es peor que confundir que el ron Bacardí
nació en Puerto Rico o España, aunque es nuestro deber aclarar que al igual que
el Daiquirí, la Guayabera, el Sandwich Elena Ruth, el baile y la música que
llaman Salsa, el ron Bacardí nació en Cuba.
Aprendí a conocer y a apreciar al
Bacardí en casa de mis amigos Mabel y Jorge Poveda, quien fue por diez años
fiel representante de la firma en California. Allí se respiraba siempre a
Bacardí. Por ellos, aunque nunca tomo, si lo tengo que hacer prefiero un trago
de “Cuba Libre” original, con ron Bacardí,
porque como me dijo el enciclopédico y gran cubano Rosendo Rosell «así se prepara el verdadero 'Cuba Libre'», con
su limón, refresco de cola y el insuperable ron auténtico de nuestro país:
Bacardí.-
Remitido por Joe Noda
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