" Bailar en la
casa del trompo "
(Más allá de la política, también está la fatalidad)
Mauricio Vincent, 31 julio 2012
En Cuba hay dichos muy redondos para calificar
situaciones especialmente delicadas en las que una persona se ve envuelta
debido a su impericia o irresponsabilidad. Una de estas frases, quizás la mejor
para el caso de alguien metido en un berenjenal por hacerse el listo, es: “Vino a bailar a la casa del trompo”. Y es que,
antes o después, ir de tigre cinturita en los predios de un experto bailador,
más cuando uno no lo es, suele traer malas consecuencias.
Este, lamentablemente, parece ser el caso del
español Ángel Carromero, dirigente de Nuevas Generaciones del Partido Popular,
que conducía el vehículo en que viajaban Jens Aron Modig, de la Liga Juvenil
Cristiano Demócrata de Suecia, y los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold
Cepero, ambos fallecidos la semana pasada en Bayamo luego de que su coche se
estrellara contra un árbol.
Como
antes hicieron otros dirigentes y eurodiputados del PP, Carromero entró a Cuba
con visado de turista para sostener contactos con Payá y apoyar logísticamente
a su Movimiento Cristiano Liberación. Estos viajes de turismo político opositor (también los hay de turismo
revolucionario) suelen terminar antes de empezar con
una expulsión en el mismo aeropuerto. Se consigue así el titular buscado.
En
otras ocasiones el régimen cubano deja hacer a los políticos europeos, que por
algunos días se pasean por la isla creyéndose una especie de James Bond, o bien
una tarde va y los deporta, creándose de este modo un escenario de crisis
diplomática en el que, por cierto, La Habana se mueve como pez en el agua.
Más
allá de la política, también está la fatalidad. Que un extranjero al volante de
un coche de turismo se encuentre un terraplén o un caballo en medio de una
carretera o incluso de una autopista, y que se estampe provocando muertos, por
desgracia es bastante habitual.
En
el Consulado español de La Habana las estadísticas hablan: casi todos los años
se dan varios casos de españoles condenados por homicidio
por conducción imprudente, penado entre uno y diez años de cárcel. Tan
frecuente es el problema que el Ministerio de Asuntos Exteriores en su página
web aconseja que, en el caso de viajes al interior de la isla, se contraten "los servicios de un chófer, dado que la eventual
responsabilidad penal del conductor/a en caso de accidente automovilístico
suele dirimirse al cabo de largos procesos judiciales durante los cuales las
autoridades cubanas impedirán la salida del país de los implicados".
La
tesis de una tenebrosa conspiración para matar a Payá, que la familia y parte
de la oposición sugirió al principio, se desvanece luego de las declaraciones
del propio Carromero y Modig confirmando que todo fue un accidente fatal. Al
parecer, el azar y la imprudencia política se han cruzado hoy de modo macabro
en una carretera de Cuba y, paradójicamente, el disidente más apoyado por el PP
ha fallecido en un coche que iba pilotado por un joven inexperto de este
partido.
Carromero
viajó a Cuba con las bendiciones del PP y ahora puede ser condenado a varios
años de cárcel, o perdonado, pero en ese caso el Gobierno de Mariano Rajoy
deberá un favor. Y si “bailar en la casa del trompo” es un refrán cubano, otro, para momentos
complicados como este, es: “La
situación es de pánico terror”.
Fuente: El País,
Madrid.
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