12 de febrero de 2012

EL DOMINGO EN QUE EL SEÑOR NOS CURA



El domingo en que el Señor nos cura

En aquel tiempo se acercó a Jesús un leproso,

suplicándole de rodillas:

- Si quieres, puedes limpiarme.

Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó diciendo:

- Quiero: queda limpio
Marcos, 1, 40-42

Señor, si quieres puedes limpiarme,
porque avanzo recubierto y disfrazado
de las nuevas lepras 
con las que el mundo me invade.
¡Deseo tanto, Señor, que me limpies!
Que confíe en Ti,
sabiendo que Tú eres médico 
que nunca falla.

Ojala, Señor, 
en mi oración no siempre humilde,
me presente ante Ti como lo que soy 
y a veces olvido:
limosnero de la salud que me ofreces,
pordiosero de tu amor 
gratuito y desinteresado,
menesteroso de tus gracias 
y de tu aliento.
¡Tú, Señor, sabes cuánto
necesito de una limpieza a fondo!

Javier Leoz

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