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Breve semblanza
sobre la tauromaquia en Cuba
-Marlene María Pérez Mateo
Hacia 1514, en las Fiestas de Corpus Christi,
el conquistador español Diego Velázquez Cuéllar, organizó en Cuba la primera
corrida de toros en el continente americano. Fray Bartolomé de las Casas en su
“Historia de las Indias” escribió:
“
Acaeció allí luego de un terrible caso, que el día de Corpus Christi…, que es
cuarto día después del domingo de la Santísima Trinidad, lidiaron un toro o
toros, y entre otros españoles había uno allí, llamado Salvador, muy cruel
hombre para con los indios, el cual fue vecino de una llamada de Bonao, en la
isla de Santo Domingo, veinte leguas tierra adentro (…) Y trataba tan mal a los
indios que lo tenían por diablo (…) Así que aqueste Salvador pasó a la Cuba,
donde también comenzó a usar de sus crueldades con los indios, y se halló aquel
día de Corpus Christi con lo otros que dije haber lidiado los toros..”
Veinticuatro
años después el acontecimiento se repitió para festejar la llegada del nuevo
gobernador a la isla Don Hernando de Soto y de su esposa Inés de Bobadilla, en
la Villa se Santiago de Cuba. Luego de un lustro llegó a La Habana la fiesta
brava para honrar a su patrono San Cristóbal.
En 1727 la “Atenas de Cuba”, Matanzas, se
suma al mencionado tipo de festividad,
con su primera corrida oficial en 1749. Hasta entonces dichos eventos
acontecían en plazoletas, ya que la primera Plaza ve la luz en 1769, ubicada en
la ciudad capitalina, en la intercepción entre las Calzadas del Monte y
Arsenal, bajo el nombre “Aserradero y Millo de Blas”. Otras se construyeron en
1881 en la Calle Águila, y en 1825 en Calzada del Monte y Amistad, nombrada “Campo
de Marte y Belona”. Todas en la capital de la mayor de las Antillas.
Al cruzar la bahía de La Habana, en Regla,
detrás de la Parroquia se edificó otra Plaza de toros en 1842. El primero de julio
de 1850 acontece la corrida de la que se dispone mayor información. Sucedió en la Ciudad de Santi Spiritus,
ubicada cerca del acueducto municipal. Figuró incluso una mujer apodada “La
Pepilla”, (nacionalidad desconocida), esposa de un mexicano, José Vázquez; actuaron
también Cenobio como picador y López, el andaluz.
En las
calles habaneras, Belascoaín entre Virtudes y Concordia, nació hacia 1853 una
nueva Plaza al fondo de la casa de Beneficencia, activa desde 1897 y destruida
por un incendio. Tuvo capacidad para 6000 personas y una circunferencia de 200
varas. Tres nuevas locaciones nacen en la mencionada ciudad. Una en la Calzada
de la Infanta, otra en Carlos III y la última en Regla (1866).
Luis Mazzantini, el aún recordado torero y
protagonista de uno de los dicharachos del refranero popular (aunque con
cambios en la ortografía de su apellido), estuvo en Cuba entre 1886 hasta 1887.
Era de origen vasco y poseedor de una amplia cultura, conocimientos de música y,
además, políglota. Era para entonces la “Joya de la Corona” en materia taurina.
Tenía una cuadrilla compuesta entre otros por Diego Pérez, segunda espada. Se
hospedó en el Hotel Inglaterra de La Habana coincidiendo con la actriz francesa
Sarah Bernhardt (1844-1923) durante su primera gira en Cuba. Ambos
protagonizaron un sonado romance que cruzó el océano y llegó hasta las páginas
de “Le Figaro” en París. Los regalos suntuosos se sucedieron, incluida una corrida
a puertas cerradas. El idilio melló en algo el desempeño del diestro, mas no su
popularidad.
Ininterrumpidamente
hubo fiesta taurina en Cuba desde 1538 hasta 1899, siendo el 10 de octubre de
1899 bajo la orden número 187 que se decretó la prohibición de la fiesta brava,
aunque con excepciones. Muchos diestros pasaron por Cuba tales como: José
Ponce, Manuel Hermosilla, El Marinero, El Platero, Parmio y Francisco Arjona
Herrera “Cuchares”. Como dato curioso señalaré que la
tripulación del barco “Maine” estuvo presente como parte del público en
alguna de de estas fiestas taurinas.
La ultima plaza de edificó en San Miguel
del Padrón, La Habana, en 1908 y funcionó hasta 1940.
Por ley, las banderillas no tenían punta, las espadas eran de madera y no se
sacrificaba al animal.
Silverio Pérez |
Dos cubanos destacaron entre las
artes de la tauromaquia: Betancourt y José Marrero Baez.(Cheche de La Habana).
Del
primero hay un pequeño verso rememorando su bravura:
“Será el primer
habanero
que haga lucir su
valor
como bizarro
torero,
como diestro
matador”
José Marrero Báez |
Existe la referencia a un tercer
torero cubano apodado “El Guajiro”.
¿Por qué no hay más tauromaquia en
Cuba? ¿Dónde quedó toda esa tradición? Conjeturas para dar respuestas a esas
preguntas pudieran ser entre otras, por ejemplo: el creciente nacionalismo, el
cese del colonialismo español, la afición en la joven Republica por el baseball
y quizás en cierto grado el reemplazo por el rodeo.
Silverio Pérez en la voz de José Antonio Solís:
http://www.youtube.com/watch?v=zPLEh1UM3ws
Silverio Pérez en la voz de José Antonio Solís:
http://www.youtube.com/watch?v=zPLEh1UM3ws
Marlene María Pérez Mateo
Junio 26, 2011
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