3 de febrero de 2011


QUÉ FIASCO!

- Fiasco total para los cientos de turistas que peregrinan año tras año en busca de la pista mallorquina de Federico Chopin. Así se deduce de una sentencia de un juzgado de lo mercantil de Palma, según informa Efe. La confusión está en dos números de celda, el 2 y el 4, con los que el destino jugó caprichosamente. Y ésta es la explicación: la resolución responde a la demanda presentada por la propietaria de la celda 4 contra la sociedad propietaria de la 2, en la que se aseguraba que residió el músico del 15 de diciembre de 1838 al 11 de febrero de 1839.

Lo único cierto es que residió un invierno en la Cartuja de Valldemossa con George Sand (ella lo contó precisamente en el libro «Un invierno en Mallorca») y sus hijos (de 1838 a 1839), pero ni la celda que se mostraba a los turistas como la que había sido habitada por Frederic Chopin ni el piano en que se presumía que compuso lo eran.

Un piano que nunca tocó

Según la sentencia, fue en la 4 donde realmente moró el artista, por lo que exige a la propietaria de la número 2 que deje de hacer publicidad de ella. El juez (a través de un nutrido paquete de documentos, dibujos cartas y testimonios) condena también a los demandados a que publiquen la corrección del número de celda en medios de comunicación, la difundan y retiren el piano actualmente en exposición, cuya construcción data de mediados del siglo XIX. Las fechas, por tanto, no casan.


Nota de esta Gaceta de Puerto Príncipe:
El origen de la Cartuja de Valldemossa se remonta a la época del rey Jaime II de Mallorca, que escogió este excepcional lugar de la Serra de Tramuntana, situado a más de 400 metros de altura, para edificar un palacio para su hijo Sancho, conocido como el Palacio del rey Sancho. 

En 1399 el rey Martín el Humano cedió todas las posesiones reales de Valldemossa a los monjes cartujanos. Éstos fundaron la Cartuja y la habitaron hasta 1835, cuando como consecuencia de la desamortización de las propiedades religiosas, fue confiscada por decreto real quedando el conjunto dividido entre nueve propietarios, circunstancia que aún subsiste. Desde entonces la cartuja ha sido explotada turisticamente como residencia temporal (un invierno) de Federio Chopin. Ahora se descubre que a miles de turistas nos han cobrado para enseñarnos un fraude, al mostrarnos una celda que no fue  en la que  él vivió, y en la que colocaron un hermoso piano que supuestamente utilizaba el genial compositor polaco. Federico Chopin buscó sin éxito en el clima de Mallorca algún alivio para la tuberculosis que padecía.  [adg]

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