¿Ayunar de qué?
Ayuna de juzgar a otros:
descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes:
llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento:
llénate de gratitud.
Ayuna de enojos:
llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo:
llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones:
llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte:
llénate de aprecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan:
llénate de una oración que no acabe.
Ayuna de amargura:
llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo:
llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas:
comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento:
llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos:
llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús:
llénate de todo lo que a Él te acerque.
descubre a Cristo que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes:
llénate de frases sanadoras.
Ayuna de descontento:
llénate de gratitud.
Ayuna de enojos:
llénate de paciencia.
Ayuna de pesimismo:
llénate de esperanza cristiana.
Ayuna de preocupaciones:
llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte:
llénate de aprecio por la maravilla que es la vida.
Ayuna de las presiones que no cesan:
llénate de una oración que no acabe.
Ayuna de amargura:
llénate de perdón.
Ayuna de darte importancia a ti mismo:
llénate de compasión por los demás.
Ayuna de ansiedad sobre tus cosas:
comprométete en la propagación del Reino.
Ayuna de desaliento:
llénate del entusiasmo de la fe.
Ayuna de pensamientos mundanos:
llénate de las verdades que fundamentan la santidad.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús:
llénate de todo lo que a Él te acerque.
Autor desconocido
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