Las Pajitas del Pesebre de Jesús
Por: Maria Teresa Villaverde Trujillo
ashiningworld@cox.net
Cuento en Tiempo de Adviento
(Autor desconocido)
(Autor desconocido)
Una vez un viajero andando por distintos caminos del mundo durante el tiempo del Adviento, llegó a una tierra, la cual le llamó la atención por la belleza de sus arroyos y sus sembrados. Habiendo caminado ya un rato, se encontró con las casas del pueblo, sencillas y con las puertas abiertas de par en par. Muy dificil de creer porque él venía de un lugar muy distinto.
Acercándose a una de las casas tres niños salieron a recibirlo y los padres invitaron al viajero a quedarse con ellos por unos días.
El viajero aprendió muchas cosas: hornear el pan, trabajar la tierra, ordeñar las vacas, etc. Algunos días y en varias ocasiones, el papá, la mamá y los niños se acercaban a una mesita donde habían colocado las figuras de María y José, un burrito marrón y una vaca algo prieta; y dejaban una pajita entre Maria y José. Con el correr de los días el colchoncito de pajitas iba aumentando, se hacía mas mullido y se notable mas confortable.
Cuando llegó el momento de partir, la familia entregó al viajero un pan calentito y frutas para el camino. Lo abrazaron y al despedirle éste les dijo:
-Una cosa quisiera preguntar. ¿Por qué iban dejando esas pajitas a los pies de María y José?
El nIño más pequeño respondió:
-Cada vez que hacemos algo con amor, buscamos una pajita y la llevamos al pesebre. Y así vamos preparando para cuando llegue el niño Jesús, María tenga un lugar para recostarlo. Si amamos poco, el colchón va a ser delgado y por lo mismo frio. Pero amando mucho, Jesús va a estar más cómodo y calentito.
El viajero lo comprendió todo. Sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la Nochebuena, pero una voz interior lo hizo alejarse y llevar esta historia por otros pueblos, hablando de lo que pueden hacer las familias de corazones sencillos, tan llenos de amor …
Acercándose a una de las casas tres niños salieron a recibirlo y los padres invitaron al viajero a quedarse con ellos por unos días.
El viajero aprendió muchas cosas: hornear el pan, trabajar la tierra, ordeñar las vacas, etc. Algunos días y en varias ocasiones, el papá, la mamá y los niños se acercaban a una mesita donde habían colocado las figuras de María y José, un burrito marrón y una vaca algo prieta; y dejaban una pajita entre Maria y José. Con el correr de los días el colchoncito de pajitas iba aumentando, se hacía mas mullido y se notable mas confortable.
Cuando llegó el momento de partir, la familia entregó al viajero un pan calentito y frutas para el camino. Lo abrazaron y al despedirle éste les dijo:
-Una cosa quisiera preguntar. ¿Por qué iban dejando esas pajitas a los pies de María y José?
El nIño más pequeño respondió:
-Cada vez que hacemos algo con amor, buscamos una pajita y la llevamos al pesebre. Y así vamos preparando para cuando llegue el niño Jesús, María tenga un lugar para recostarlo. Si amamos poco, el colchón va a ser delgado y por lo mismo frio. Pero amando mucho, Jesús va a estar más cómodo y calentito.
El viajero lo comprendió todo. Sintió ganas de quedarse con esa familia hasta la Nochebuena, pero una voz interior lo hizo alejarse y llevar esta historia por otros pueblos, hablando de lo que pueden hacer las familias de corazones sencillos, tan llenos de amor …
Las Pajas del Pesebre
(Autor: Lope Félix de Vega y Carpio)
-Lope de Vega-
-Lope de Vega-
Las pajas del pesebre,
niño de Belén,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Lloráis entre las pajas
de frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y de calor también.
Dormid, cordero santo,
mi vida, no lloréis,
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre las pajas,
que aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven
serán mañana espinas
en corona cruel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer.
Que aunque tan grandes deudas
en paja cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Dejad el tierno llanto,
divino Emanüel,
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.
No piense vuestra madre
que ya Jerusalén
previene sus dolores,
y llore con Joseph.
Que aunque pajas no sean
corona para Rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
niño de Belén,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Lloráis entre las pajas
de frío que tenéis,
hermoso niño mío,
y de calor también.
Dormid, cordero santo,
mi vida, no lloréis,
que si os escucha el lobo,
vendrá por vos, mi bien.
Dormid entre las pajas,
que aunque frías las veis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Las que para abrigaros
tan blandas hoy se ven
serán mañana espinas
en corona cruel.
Mas no quiero deciros,
aunque vos lo sabéis,
palabras de pesar
en días de placer.
Que aunque tan grandes deudas
en paja cobréis,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Dejad el tierno llanto,
divino Emanüel,
que perlas entre pajas
se pierden sin por qué.
No piense vuestra madre
que ya Jerusalén
previene sus dolores,
y llore con Joseph.
Que aunque pajas no sean
corona para Rey,
hoy son flores y rosas,
mañana serán hiel.
Diciembre 2009
ashiningworld@cox.net
Ilustración y texto
María Teresa Villaverde Trujillo
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