8 de marzo de 2014

Llega el horario de verano




Un indicio seguro de que la primavera se acerca es cuando llega el momento de adelantar los relojes para el horario de verano. La mayoría de los estadounidenses adelantarán sus relojes 60 minutos antes de irse a acostar este sábado por la noche, aunque el horario de verano comienza oficialmente el domingo a las 2 a.m. hora local.

Se pierde una hora de sueño, pero el nuevo horario llega con la promesa de muchos meses por delante con una hora adicional de luz por la tarde.

Es también un buen momento para colocar baterías nuevas en dispositivos como detectores de humo y radios de advertencia de peligros.

El cambio no se lleva a cabo en Hawai, la mayor parte de Arizona, Puerto Rico, las Islas Vírgenes, la Samoa Americana, Guam y las Marianas del Norte. El horario de verano concluye el 2 de noviembre.

Día Internacioal de la Mujer: Concepción Arenal





En ocasión de conmemorarse hoy el Día Internacional de la Mujer, Palmas Amigas ofrece a sus lectores la biografía de la primera feminista española, Concepción Arenal, incansable luchadora por la reivindicación de los derechos de la mujer, de los presos y de los desvalidos. 

La historia del origen de la celebración de esta fecha puede encontrarse en los archivos de Palmas Amigas visitando el siguiente enlace:

Concepción Arenal,
la primera feminista española

Pese a la reserva absoluta con que Concepción Arenal quiso mantener su vida privada con el fin de que en el futuro sólo se la conociera por sus trabajos intelectuales, contamos con algunos trabajos biográficos que, basados en fuentes documentales y en los testimonios de la propia escritora y de algunos de sus amigos más íntimos, permiten esbozar su biografía.

Nació en Ferrol (La Coruña) el 31 de enero de 1820, primer fruto del matrimonio formado por María Concepción de Ponte y don Ángel del Arenal, miembros de ilustres familias gallegas y santanderinas, respectivamente.

La ideología de su padre, firme defensor del liberalismo, y su prematuro fallecimiento marcarán sin duda el carácter de Concepción Arenal. De él aprenderá a mantener firmes sus convicciones personales y a luchar por lo que cree justo.   Tras su muerte la viuda y las tres hijas del matrimonio se trasladan a la casa de la abuela paterna en Armaño, una pequeña aldea del valle de Liébana (Santander), donde permanecerán hasta 1835, no sin antes sufrir un nuevo infortunio, pues la hermana más pequeña de Concepción Arenal, Luisa, morirá el 26 de octubre de 1830.

En 1835 doña Concepción Ponte decide trasladarse a la Corte para que sus dos hijas, Concha y Tonina, reciban la educación propia de unas señoritas.   En Madrid reside el conde de Vigo, hermano de Concepción Ponte y las niñas junto a sus primas ingresan como alumnas externas en el colegio de Tepa, donde a falta de un verdadero programa de estudios les enseñarían a comportarse correctamente en sociedad, tal como deseaba su madre.

Programa de estudios que desde luego no satisface su enorme curiosidad intelectual, esa inmensa ansia de saber que caracteriza a Concepción Arenal. Se ha dicho que en estos años aprendió sola italiano y francés, al igual que se sentía atraída por la lectura de libros que versaban sobre ciencias y filosofía. Las relaciones entre madre e hija no fueron muy armoniosas, pues Concepción Arenal al finalizar esa primera etapa educativa tenía la pretensión de cursar estudios superiores, deseo inaudito en una mujer de la época y claramente reprobable para su madre.

En 1840 vuelve a Armaño para asistir a su abuela enferma, Jesusa de la Cuesta, circunstancia que le permite poner distancia entre su madre y ella.   Por ironías del destino, el fallecimiento de su abuela ese mismo año, recae sobre ella la herencia familiar, y el de su madre en 1841, facilita su pretensión: a los veintiún años Concepción Arenal es dueña absoluta de su destino, poniendo en práctica aquellos proyectos a los que su madre se había opuesto con fuerza.

Durante los cursos de 1842-43, 1843-44 y 1844-45 Concepción Arenal asistirá vestida de hombre a algunas clases de Derecho en la Universidad. Evidentemente no cursó la carrera, ni hizo exámenes, ni alcanzó ningún título, pues en este momento histórico las aulas universitarias estaban reservadas exclusivamente para los varones, pero sin duda enriqueció y afianzó su interés por las cuestiones penales y jurídicas.

Allí conoce a Fernando García Carrasco, con el que contrae matrimonio.  Hombre avanzado para la época que supo entender con total perfección las aspiraciones de Concepción Arenal y contempló a su esposa desde el verdadero plano de igualdad, pues siempre admitió que le acompañase vestida de hombre a las tertulias del café Iris o que aportara al hogar las ganancias de un trabajo remunerado. El matrimonio tuvo tres hijos, de los que sobrevivieron los dos menores, Fernando (1850) y Ramón (1852), pues la mayor, Concepción (1849), falleció a los dos años de edad.

Durante los primeros años de matrimonio Concepción Arenal parece decantarse por la literatura. Escribe algunas composiciones poéticas, y sus Fábulas en verso (1851), texto que será declarado lectura obligatoria en enseñanza primaria.

En 1855 junto a García Carrasco comienza a colaborar en La Iberia, periódico liberal fundado por Pedro Calvo Asensio en 1854 y que gozará de gran prestigio hasta su desaparición en 1898.  García Carrasco, además de escribir artículos sueltos, es el encargado de redactar los editoriales, los artículos de fondo del diario hasta su muerte el 10 de enero de 1857.  Concepción Arenal junto a sus hijos se traslada a Oviedo y poco tiempo después regresa al valle de Liébana, instalándose en Potes en la casa que alquila a la madre del violinista y compositor Jesús Monasterio, quien se convertirá en fiel amigo de la escritora. De firmes convicciones religiosas, Monasterio acaba de fundar en Potes las Conferencias de San Vicente de Paúl y consigue interesar a Concepción Arenal en esta actividad.  

Como consecuencia de esta amistad con Jesús de Monasterio, decidirá fundar la rama femenina de esta institución en Potes. Se inician, pues, las preocupaciones sociales y humanitarias de Concepción Arenal, cuyo fruto intelectual será su ensayo La Beneficencia, la Filantropía y la Caridad (1860) que será premiado por la Academia de Ciencias Morales y Políticas, a pesar de que la escritora encubriera su identidad bajo el nombre de su hijo Fernando, que entonces tenía sólo diez años.

 Su preocupación por la situación en la que se encontraban los presos viene motivada por el hecho de que, a iniciativa de la propia Isabel II, el ministro de Gobernación, Florentino Rodríguez Vaamonde, la nombrara el 4 de abril de 1864 Visitadora de Prisiones de Mujeres. Con este fin Concepción Arenal se traslada a La Coruña, donde conocerá personalmente a la condesa de Espoz y Mina, Juana Vega, que se convertirá en una de sus mejores amigas y colaboradoras. Fruto de esa experiencia personal son sus conocidas Cartas a los delincuentes (1865) donde aborda, entre otras, cuestiones tan delicadas como la necesidad de reformar el Código Penal.     

En 1865 se crea la Sociedad Abolicionista con el fin de acabar con la esclavitud en las colonias españolas. Concepción Arenal presentará al certamen literario que se convoca el poema titulado Oda a la esclavitud, que obtiene el primer premio. Tras la Revolución del 68 el gobierno provisional presidido por Serrano la nombra Inspectora de Casas de Corrección de Mujeres, cargo que desempeña hasta 1873.  

En 1870 funda La Voz de la Caridad, periódico que fue plataforma para denunciar los abusos e inmoralidades presentes tanto en hospicios como cárceles de la época. Desde sus páginas Concepción Arenal, que contaba con la ayuda moral y económica de la condesa de Espoz y Mina, Fernando de Castro, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Salustiano Olózaga, especialmente, impulsa diferentes proyectos benéficos.   

En 1869 la duquesa de Medinaceli había establecido la rama femenina de la Cruz Roja y Concepción Arenal se vuelca en su organización y trabajo. Dirigió, personalmente, durante el transcurso de la tercera guerra carlista, el Hospital de Sangre de Miranda de Ebro, donde se atendió a los soldados de ambos bandos. Experiencia que motivó la publicación de sus Cuadros de guerra (1880), donde la nota sentimental predomina en la descripción de las escenas de dolor que ella misma contempló.

Ese propio año, 1869, Publica La mujer del porvenir (1869), su primera obra de carácter feminista -en realidad había sido redactada en 1861- y a la que seguirán, años más tarde, trabajos como La mujer en su casa (1881), Estado actual de la mujer en España (1884) o La educación de la mujer (1892). Obras en las que Concepción Arenal se propone no sólo disipar los errores que sobre la mujer han arraigado en la opinión de la mayor parte de la sociedad, sino también reivindicar la capacidad intelectual de la mujer y su derecho a recibir una educación que le permita desempeñar cualquier profesión en condiciones iguales a la del hombre.

 En los últimos años de vida de Concepción Arenal su producción disminuye. No obstante, a pesar de su avanzada edad y precaria salud, colabora en innumerables periódicos de la época.   En el mes de enero de 1893 sus dolencias se agravan, falleciendo, finalmente, el 4 de febrero.
Extractado de
M.ª Ángeles Ayala Aracil
© Fundación Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

7 de marzo de 2014

Bienaventuranzas de la Cuaresma


BIENAVENTURANZAS DE LA CUARESMA

Felices quienes recorren el camino cuaresmal
con una sonrisa en el rostro y sienten 
cómo brota de su corazón
un sentimiento de alegría incontenible.

Felices quienes durante el tiempo de Cuaresma, y en su vida diaria, 
practican el ayuno del consumismo,
de los programas basura de la televisión,
de las críticas, de la indiferencia.

Felices quienes intentan en la cotidianidad
ir suavizando su corazón de piedra,
para dar paso a la sensibilidad, 
la ternura, la compasión,
la indignación teñida de propuestas.

Felices quienes creen que el perdón, 
en todos los ámbitos,
es uno de los ejes centrales 
en la puesta en práctica
del Evangelio de Jesús, 
para conseguir un mundo reconciliado.

Felices quienes se aíslan de tanto ruido 
e información vertiginosa,
y hacen un espacio 
en el desierto de su corazón
para que el silencio se transforme 
en soledad sonora.

Felices quienes recuerdan la promesa 
de su buen Padre y Madre Dios, 
quienes renuevan a cada momento 
su alianza de cercanía
y presencia alentadora 
hacia todo el género humano.

Felices quienes cierran la puerta 
a los agoreros, a la tristeza y al desencanto,
y abren todas las ventanas de su casa 
al sol de la ilusión,
del encanto, de la belleza, de la solidaridad.

Felices quienes emplean sus manos, 
su mente, sus pies
en el servicio gozoso de los demás,
quienes más allá de todas las crisis, mantienen, ofrecen y practican 
la esperanza de la resurrección
a todos los desvalidos, 
marginados y oprimidos del mundo.
Entonces sí que habrá brotado 
la flor de la Pascua
al final de un gozoso sendero cuaresmal.

(Miguel Ángel Mesa)

6 de marzo de 2014

La iglesia de San Pedro de Paredes



La iglesia de San Pedro de Paredes
 
Algunas fotos de los altares de esta pequeña iglesia enclavada en el Valle de Paredes, (zona occidental de Asturias), que hube colocado en Facebook, han despertado la curiosidad de varios de los amables lectores .  Para contestar varias de sus preguntas, aquí va una historia algo pormenorizada de la iglesia, de sus altares y sus imágenes. He tratado de resumir el extenso y meticuloso trabajo de un primo, Manolo Sola, conocedor como pocos de la historia (y tal vez los chismes) de ese encantador pedazo del paraíso natural y de los pueblos que forman la parroquia. Hoy, dos años después, Facebook vuelve a editarlo como un "recuerdo",  y me ha parecido que tal veza de interés para aparecer en las páginas de Hijos y Descendientes de Asturianos Esparcidos por el Mundo. Como  esta pequeña iglesia hay otros muchos tesoros del románico y el barroco escondidos en las aldeas asturianas. (adg)

Por Manolo Sola

No se sabe a ciencia exacta en qué año fue construida la iglesia de San Pedro, en Paredes (Concejo de Valdés, Asturias). Únicamente se tiene noticia de que en 1380 empezaron a asentarse en libros los entierros, bodas y bautizos, lo que nos indica que se seguramente fuera ya parroquia desde mucho antes. Incluso se habla de que sus inicios estuvieran rondando el año mil. Su nombre original fue San Juan de Paredes y a lo largo de su historia sufrió varias reformas.

La primitiva iglesia fue una especie de largo cajón románico con cinco ventanas, un ojo redondo y una fachada principal con dos campanas al uso de las iglesias románicas de la época.

También, y según costumbre de aquellos tiempos, se enterraba dentro de la iglesia, incluso los cuerpos sin sarcófagos. A medida que se iban haciendo mejoras y reformas, se iban descubriendo restos óseos que eran trasladados a un contiguo “foso de la osera”. Finalmente el campo de la osera se convirtió en camposanto y a partir de entonces dejó de enterrarse en la iglesia. En el año 1760 se hizo el nuevo cementerio en “El Retiro”, el mismo lugar que ocupa  actualmente.

Unos años antes, en 1749, el párroco don Joaquín de Merás se dispuso a agrandar la iglesia. Se rompió la fachada del altar mayor para poder hacer un gran arco y una gran bóveda. En la gran bóveda se situaría el altar mayor y a ambos lados dos capillas con arcos más bajos. De esta manera y tras estas reformas la nueva distribución de la iglesia pasó a ser de cruz latina y nave única. Las capillas laterales se dedicaron a San Antonio y a la Virgen de los Remedios.

 

Los retablos del altar mayor se incluyeron en esta misma reforma y representan una obra de arte del estilo barroco. En la cumbre del altar mayor se encuentra, a la derecha, un San Isidro Labrador románico, a la izquierda una imagen de Santa Lucía de la misma época, y en el Centro un Cristo crucificado. Esta imagen no pertenece a la misma época porque posiblemente el Cristo original se tuvo que sustituir por el actual al deteriorarse por la carcoma (estas imágenes originales estaban talladas en madera).

La parte central del retablo la ocupa una imagen sedente de San Pedro. Se sabe que originalmente en esta urna se encontraba la imagen de San Juan, pero con las reformas y el cambio de nombre de la iglesia y parroquia, San Pedro pasó a ser el patrono de la misma. A ambos lados se situaron las imágenes de San Juan y María Magdalena. Ambas tallas eran prerrománicas, de complexión corporal muy estrecha y carcomidas por la carcoma, por lo que fueron sustituidas posteriormente por las de San José y la Virgen del Rosario, ambas en escayola, que son las que se pueden admirar en la actualidad. 

En tiempo muy posterior se agregaron a este retablo dos imágenes más pequeñas, una del Corazón de Jesús y otra del Niño Jesús de Praga. 

En cuanto a las capillas laterales, la imagen de San Antonio también tuvo que ser reemplazada por otra elaborada igualmente en madera. La talla de la capilla de la Virgen de los Remedios también fue sustituida por la presente imagen de la Inmaculada Concepción.  

También en la parte baja y situado en el lado izquierdo del retablo encontramos una puertecita totalmente oculta, que esconde una de las grandiosidades de esta iglesia, un pequeño hueco a modo de sepulcro en el que se encuentra un Cristo yaciente  con los brazos articulados, un prodigio de obra también en madera y datado en el siglo XVII.

En la parte derecha de la nave central se encuentra un altar lateral del Cristo de las angustias, una talla de madera del siglo XVI, otra joya de la iglesia.
 
 
Treinta y un años más tarde, el propio párroco D. Joaquín de Merás acometió la construcción de una nueva capilla en la parte izquierda de la nave principal que durante años estuvo cerrada con una verja de madera torneada, ya que fue utilizada como panteón familiar, y por ese motivo se pueden ver en su suelo cinco lápidas. En el altar y junto a la imagen de la Dolorosa que ocupa su centro, se encuentran las de San Juan y La Magdalena, ambas talladas en madera.  

Este altar estaba pintado en un tono gris y se estaba deteriorando por el paso de los años. Durante una restauración, los restauradores Ana y Miguel comenzaron a limpiar una columna para repararla, y lo que apareció fue el color original de la misma. Se trataba de una imitación de mármol siciliano en cuyo centro se puede ver la pintura de una corona real con un corazón atravesado por una daga o puñal. Una pintura tan perfecta y con unos colores tan deslumbrantes que parece acabado de salir de un cuerpo humano.   
 

Mi prima Neni, de Longrey, y yo (Manolo Sola) revolvimos papeles en Oviedo
para tratar de saber más de este altar o del artista autor del mismo. Neni obtuvo una serie de datos que hablan de cuatro hermanos, uno cura, otro abogado que vivió en el palacio de Merás en Tineo, [localidades cercanas a Paredes], otra hermana que se casó y, por último, otro hermano que se casó con una princesa italiana en el Palacio del Pardo en Madrid. Como en aquellos tiempos las princesas tenían pintor de cámara podemos suponer que el pintor de cámara de la princesa pintó el altar para hacer honor a su cuñado. Precisamente las lápidas que se encuentran junto al altar de la capilla corresponden a los cinco miembros de esta familia. 

Las mejoras del templo no se detienen, y aunque se conserven rústicos sus baldosas y bancos, ya se han organizado los parroquianos para la instalación de vitrales que adornen sus sencillos ventanales.

 Queda para otra oportunidad contarles la historia de las campanas de la iglesia, una anécdota bien simpática. 

Extractado de "Memorias del Valle de Paredes", Manolo Sola y Javier Matey.
Fotos: adg