Ana Dolores García
La
marca Bacardí, productora del más famoso ron cubano y uno de los más populares hoy en día en todo el mundo, está
celebrando este mes de febrero su sesquicentenario. Ciento cincuenta años
desarrollando una industria que desde su inicio marcó hitos en la elaboración
de una bebida con bagaje humilde y tabernero. Y la que poco a poco se fue
haciendo popular hasta convertirse en los inicios del siglo XX, en
favorita de los bares elegantes de la belle époque y que, aunque no lo
hiciera compitiendo con güisquiis o coñacs, si lo hacía y con ventaja como ingrediente indispensable de una buena
variedad de novedosos cocteles, favoritos en tertulias y fiestas del mundo esnob. Van
surgiendo el “Cuba Libre”, el “Daiquirí” y el “Mojito” Bacardí, los tres
cocteles cubanos clásicos.
Todo
comenzó en Cuba, cuando don Facundo Bacardí Massó, un catalán nacido en Sitges
en 1814 y establecido en Cuba, compró en 1852 en la ciudad oriental de Santiago
una vieja destilería con un alambique de cobre y hierro forjado.
De
casta le venía al galgo, pues su padre era un comerciante en vinos. Laborioso y
emprendedor, don Facundo se enfrascó experimentando para obtener un ron más
suave que los hasta entonces existentes.
Desde sus inicios, la empresa “Bacardí” fue un negocio familiar, pues
contó con la decidida colaboración de los tres hijos, José, Emilio y Facundo. Y
fue a su esposa, doña Amalia Moreau, a quien se le ocurrió el “logo” que desde
entonces identificaría la marca: el murciélago. La idea se la sugirieron los
muchos murciélagos que habitaban en la primitiva destilería.
El
murciélago y los nuevos rones se hicieron populares en poco tiempo. “Bacardí”
fabricaba no sólo un ron más suave y ligero, sino hasta una variedad de un ron
incoloro. El buen nombre también se había desbordado fuera de Cuba. En la
Exposición Universal de Filadelfia, celebrada en 1876, Bacardí llevó Medalla de
Oro, que las etiquetas de sus botellas -orgullosa y merecidamente- lucen hoy
junto a otras más, ganadas en
Exposiciones Internacionales.
La
marca Bacardí siempre fue un orgullo de
Cuba. Aparte de ello, Bacardí no sólo dio a Cuba fama internacional, sino algo
de mucho más valor. Santiago de Cuba, la cuna de este ron, fue la receptora de
un legado cultural excepcional, el del Museo Bacardí. Y su origen y sus primeros
cien años en Cuba, lo avalan como cubano,
aunque las botellas actuales digan que
es ron de Puerto Rico
A
los hijos del fundador, don Facundo, les tocó vivir la época de las luchas por
la independencia, y no fueron ajenos a ellas. Enrique conoció y colaboró con
Martí y, luego del fin del vasallaje colonial, Facundo fue el primer alcalde en
el Santiago de Cuba de la era republicana.
Hoy, Bacardí ya no se produce en Cuba. Sus destilerías fueron confiscadas poco
después del arribo del gobierno castrista. Bacardí logró la patente de la marca
en el extranjero y ha sostenido y ganado batallas legales sosteniendo la
exclusividad del uso de este nombre.
La saga de la familia Bacardi
se prolonga. El tataranieto del fundador
y actual gerente general de la empresa, explica a la agencia noticiosa Efe: «El
hecho de que mi apellido esté en cada botella de ron Bacardí es un constante
recuerdo del compromiso que tenemos de entregar productos de calidad
excepcional para crear los mejores cócteles».
Y continúa: «Bacardí es
consciente de la importancia de preservar un legado y una "filosofía"
empresarial que, destacó, hace bandera de su herencia cubana y su apoyo al
pueblo cubano en momentos de necesidad desde la fundación de la compañía».
De hecho, la familia no olvida
sus raíces criollas ni el "humilde origen" del que procede y confía,
confesó Bacardí, en poder "regresar y reinvertir en nuestra tierra
natal" algún día.
«Esperamos el momento en que
podamos regresar. Ya sabremos cuándo es el tiempo adecuado y estaremos
preparados», puntualizó, al tiempo que expresó su satisfacción por ser Bacardí
la primera multinacional cubana, tras inaugurar una planta embotelladora en
Barcelona (España) en 1910».
Continúo con la enumeración de
los éxitos y del progreso más reciente de Bacardí, tomada de un escrito
aparecido en el blog “Cubanos por siempre”:
La fuerte implantación y éxito
de esta destilería se truncó en la isla en 1960, cuando Fidel Castro, tras
tomar el poder, confiscó los negocios de los Barcardí y la familia tuvo que
exiliarse.
Un año más tarde la empresa contaba ya con una
nueva destilería en Brasil, además de la que funcionaba en Puerto Rico desde
1958, conocida como "La Catedral del Ron" y considerada hoy la mayor
del mundo, así como la de México, abierta en 1931.
En 1978 el ron Bacardí premium
se convirtió en el de mayor demanda en el mundo, con una venta de 16 millones
de cajas, un éxito comercial que continuó progresando con los años con la
adquisición de "marcas" líderes como Grey Goose (líder mundial de
vodka), Bombay Sapphire (la ginebra premium
con más valor del mundo) o el whisky escocés Dewar's, el más vendido en EEUU. En 1992 nace el
holding Bacardi Limited, y en 1993 Bacardi adquiere el grupo Martini &
Rossi, doblando así su tamaño.
Su producto insignia continúa
siendo el ron Bacardí premium, ya sea en las variedades de Carta de Oro, Carta
blanca o Añejo, creado para ser una bebida "mezclable, con un sabor
único", que dio origen en 1900 (con motivo del fin de la Guerra de Cuba)
al famoso combinado Cuba Libre Bacardí, el "cóctel preferido hoy en el
mundo", según la empresa, y al que en España llaman “bocata” y los cubanos del exilio ”Mentirita” o, con más optimismo, “Esperanza”.
Los Bacardí guardan con celo
el secreto de la fórmula de elaboración del ron premium, que ha pasado de generación en generación, y cuya clave es
la cepa de levadura aislada, de alta calidad, que utilizó el tatarabuelo, así
como la "selección de melaza residual de caña de azúcar, la filtración y
el desarrollo del arte de la mezcla", explicó su presidente.
«Mi tatarabuelo creó el ron tal
como todos lo conocemos hoy», apuntó Bacardí, quien explicó que el ron más
premiado del planeta aún lleva la misma cepa de levadura aislada por don
Facundo en 1862: Uno de los "bienes más preciados" de la empresa.
Tras abrir instalaciones en China en 2002 y estar
hoy presente en más de un centenar de países, Bacardí asegura ser además la
única compañía de bebidas alcohólicas del mundo con un certificado que acredita
su excelencia en la defensa del medioambiente.
El murciélago del emblema del ron Bacardí es hoy mucho más
que el distintivo de una etiqueta de carácter universal: Sintetiza el legado y
orgullo de una familia laboriosa que continúa pilotando, tras ocho
generaciones, la marcha de la empresa privada de bebidas alcohólicas más grande
del mundo.
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