LA COMPAÑÍA DE SANTA TERESA, HOY
- La "Compañía de Santa Teresa" no fue fundada por Santa Teresa de Jesús, si bien ella, sus virtudes y sus enseñanzas, han sido el modelo seguido por las religiosas que integran esta Orden.
LA “COSA COMENZÓ EN…”
No, la “cosa” – como diría san Pedro – esta vez no comenzó en Galilea, sino en Tarragona. Por lo demás, hubo numerosas analogías: El mismo deseo de fidelidad a la voluntad del Padre; el mismo Espíritu hinchando las velas; el mismo objetivo de dejar una pesca y unas redes para buscar otras; en fin, los mismos medios o la misma escasez de ellos.
Y siendo el patrón, la tripulación y artes tan semejantes, el resultado no podía diferir mucho.
Y del resultado que logró esta empresa, esta “cosa” llamada Compañía de Santa Teresa de Jesús, vamos a tratar. A estas alturas, suponemos al lector enterado de muchas fechas, nombres o acontecimientos, pero para enhebrar el hilo recordaremos algunos. Por ejemplo:
Sabemos cómo don Enrique de Ossó, uno de los sacerdotes más dinámicos de la España del siglo XIX concibe y decide dar cuerpo a la idea de crear un instituto de profesores seglares. Un instituto integrado por mujeres formadas en la escuela teresiana y que aglutinaran de forma indivisible, por una parte, una sólida formación académica y, por otra, un espíritu cristiano a toda prueba.
El día 23 de junio de 1876, fiesta del Sagrado Corazón, con la aprobación del Excmo. Sr. Arzobispo de Tarragona, y la del Excmo. Sr. Obispo de Tortosa, se funda en Tarragona la Compañía.
En la iglesia de Nuestra Señora de la Enseñanza, ante Jesús Sacramentado las nueve jóvenes que habían hecho previamente Ejercicios con el P. Fundador se comprometen a vivir en Comunidad, observando las Reglas de la nueva Compañía de Santa Teresa de Jesús bajo la dirección del mismo.
A media noche del 31 de diciembre de 1878, las fundadoras reciben el hábito de manos de don Enrique, delegado del arzobispo. Nace así una nueva institución teresiana y una nueva familia religiosa a la cual el 23 de junio de 1879 entregaba el Fundador las Constituciones. Y en 1882 la autoridad diocesana las aprobaba, se imprimían y el 15 de octubre emitían sus votos perpetuos las primeras religiosas teresianas.
Estamos todavía en 1883 y ya pasan a Portugal. Luego la mancha de aceite se extiende ininterrumpidamente: en 1885 se establecen en Orán y en 1888 parte el primer grupo hacia América para fundar en Puebla de los Ángeles, México.
Cuando el P. Fundador muere el 27 de enero de 1896, cuenta ya el Instituto con 33 casas diseminadas por España, Portugal, Argelia, México y Uruguay.
El recio espíritu religioso y teresiano heredado de Ossó, un carisma apostólico perfectamente definido, una esmerada preparación científico-técnica que siempre ha distinguido a las hermanas y la recia personalidad de Superioras Generales de la talla de Madres como Saturnina Jassá (1882-1889) y Teresa Blanch (1889-1908 y 1920-1932) lograron la estructuración y desarrollo definitivo de la Compañía.
Prueba de ello, la tenemos en las numerosas fundaciones que llevan a cabo en España y más adelante en Brasil, Cuba, Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Chile e, incluso, por un cierto tiempo en Australia.
Algo más tarde vendrán las fundaciones de Italia, Paraguay, Venezuela y Colombia. Y ya en 1949, haciendo realidad los sueños del Fundador, sus hijas abrazan el apostolado misionero propiamente dicho fundando en Angola, en Bela Vista, casa a la que seguirían otros centros.
Pero todo esto son hilvanes para una o de una historia. La descripción del aquí y el ahora de la Compañía de Santa Teresa de Jesús en este momento gozoso en que su Fundador alcanza la gloria de Bernini. La obra, como criterio y testigo de quien la soñó y dio a luz.
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Don Enrique de Osó y Cervelló, el Padre Fundador de la Orden Teresiana, fue canonizado en Madrid del 16 de junio de 1993 por SS Juan Pablo II.