27 de julio de 2014

Granada, poema de Federico García Lorca



Granada
Federico García Lorca
 
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.
Una vestida de verde,
otra de malva, y la otra,
un corselete escocés
con cintas hasta la cola.

Las que van delante, garzas,
la que va detrás, paloma,
abren por las alamedas
muselinas misteriosas.
¡Ay, qué oscura está la Alhambra!
¿Adónde irán las manolas
mientras sufren en la umbría
el surtidor y la rosa?

¿Qué galanes las esperan?
¿Bajo qué mirto reposan?
¿Qué manos roban perfumes
a sus dos flores redondas?

Nadie va con ellas, nadie;
dos garzas y una paloma.
Pero en el mundo hay galanes
que se tapan con las hojas.
La catedral ha dejado
bronces que la brisa toma;
El Genil duerme a sus bueyes
y el Dauro a sus mariposas.

La noche viene cargada
con sus colinas de sombra;
una enseña los zapatos
entre volantes de blonda;
la mayor abre sus ojos
y la menor los entorna.

¿Quién serán aquellas tres
de alto pecho y larga cola?
¿Por qué agitan los pañuelos?
¿Adónde irán a estas horas?
Granada, calle de Elvira,
donde viven las manolas,
las que se van a la Alhambra,
las tres y las cuatro solas.

Nazarenos




La vigesimoquinta letra del alfabeto árabe, “nun”, la “N” del alfabeto latino, está conociendo una difusión viral en las redes sociales, en particular en Facebook, desde la decisión de los yihadistas en Irak de utilizarla como símbolo para estigmatizar las iglesias y casas de cristianos. La iniciativa del Estado Islámico (EI) recuerda la de los nazis en los años 30, cuando marcaban con la estrella de David los escaparates de los negocios judíos en Alemania.

Muchos internautas de todo el mundo están incluyendo ahora la letra “N” en sus páginas de Facebook para mostrar su solidaridad con el sufrimiento de los cristianos en Irak. Al incluir el signo quieren afirmar "Yo también soy nazareno".
Reproucido de abc.es

26 de julio de 2014

El asalto al Cuartel Moncada

El Asalto al Cuartel Moncada,
Mi verdad

Raquel Porro Hidalgo

El asalto perpetrado al Cuartel Moncada, y en especial a su sala Militar el 26 de julio de 1952, es un trágico acontecimiento con una dimensión histórica particular, acorde con la experiencia de vida de cada uno de nosotros, los cubanos exiliados de nuestra querida y muy maltratada Patria.

Para mí, Raquel Porro Hidalgo, hija del capitán médico Mario Porro Varela, en ese momento director de la sala de enfermos, hombre justo y trabajador, cirujano ejemplar, que dedicó su vida a aliviar y salvar muchas vidas con su carrera, éste acontecimiento alcanza una dimensión extraordinaria y, aunque me resulte muy doloroso retrotraerme a dicho tiempo, considero un deber a estas alturas de mi vida (71 años) dar a conocer mi verdad y sacarla a la luz, contando los hechos tal y como los viví, de modo que su nombre, tantas veces mancillado y difamado sea justamente valorado, y su actuación como director sea comprendida en toda su extensión.

Durante un carnaval en Santiago de Cuba, aprovechando el gentío y la confusión, disfrazados con uniformes militares, el día 26 de julio de 1952, a las 4 de la mañana, los conspiradores de Castro intentaron tomar el cuartel Moncada. Iban capitaneados por Gustavo Arcos Bergnes. Asesinaron a traición a los dos guardias de la entrada penetrando así adentro del recinto del cuartel. Luego viéndose perdidos y sin escapatoria penetraron en el Hospital Militar. Allí fueron apuñalando a traición a 40 hombres dormidos en sus camas. Se trataba de enfermos que dormían plácidamente, oficiales casi todos. Los castristas asaltantes metieron los cuerpos debajo de las camas, metiéndose dentro, fingiendo que dormían.

Varios castristas siguieron el asalto hasta llegar a la habitación del médico director, Capitán Mario Porro Varela, que ya alerta, se defendió valientemente y el grupo asaltante terminó en prisión. Batista, aún presidente de Cuba, no quiso publicar el número de sus víctimas, y así comenzó una cruel represalia en la que se desangraron más de 200 estudiantes universitarios de los que seguían a Fidel en sus huelgas y otras algarabías.

A Castro le encontraron en un bohío campesino, a varios kilómetros de la masacre, llorando y pataleando en el suelo. Fue a prisión hasta que Mirta Díaz Balart, su primera mujer, y por intercesión del obispo de Santiago de Cuba, monseñor Pérez Serantes, logró el exilio.

Al capitán Mario Porro Varela se le ordenó que le pusiera arsénico en una fabada asturiana que Fidel pidió cuando estaba preso. Y fue famosa entre los militares y médicos que le conocieron, la negativa del capitán: «Yo hice el juramento de Hipócrates cuando me gradué de médico para dar vida. Me niego a cumplir esa orden».

Yo, su hija, oyendo rumores equívocos en la Universidad de La Habana, adonde también conocí a Fidel Castro, supliqué al jefe de la Aviación Militar que se me permitiera dar una sorpresa a mi padre el día de Reyes (6 de enero de 1954). Concedida mi petición, viajé en avión de tropas hasta dicho lugar. Escuché este relato de boca de una enfermera que mi padre me puso de acompañante durante  mi estancia en el cuartel Moncada. Así supe que también murieron en el asalto varios médicos, enfermeras y otros empleados.

Se me alojó en la habitación donde nació el hijo de Fidel con Mirta Díaz Balart. Tuve pesadillas de lo impresionante que me resultó observar los huecos de las balas aún en las paredes, y de conocer ésta impresionante historia. Mi padre murió el 20 de agosto de 1954 de tétanos, contraído de uno de sus enfermos. Así se salvó del río de sangre que hizo correr Castro cuando tomó el poder. En esa venganza asesina murieron cientos de militares, no todos culpables de crímenes de guerra. A mí, entonces cónsul de Cuba en Madrid, se me caía la cara de vergüenza de la salvajada que ya comenzaba a ocurrir en mi país.

Recogido en la Web en 2003

Día de los Abuelos


25 de julio de 2014

Romance del Camino de Santiago


 

ROMANCE
DEL CAMINO  DE  SANTIAGO

 
Camina que te camina,
caminito de Santiago,
con las botas bien atadas
y el morral bien abastado,
hacia Galicia camina,
sueño a sueño, paso a paso,
el eterno caminante
del camino más andado.

Camina que te camina,
caminito de Santiago,
apenas quiebran albores
las piquetas de los gallos,
allá viene el peregrino
por desiertos y poblados,
pidiendo a Dios cada día
el perdón de los pecados,
con el pensamiento puesto
en alcanzar el milagro
de llegar a Compostela,
entrar y abrazar  al Santo
y admirar la maravilla
de lugar tan admirado.

Camina que te camina,
caminito de Santiago,
ya quedan atrás los muros
de la Abadía de Samos,
ya se adivinan, al fondo,
las torres del templo santo,
ya el camino empieza a ser
todo un sueño realizado,
ya la emoción se dispara
en tierno y gozoso llanto
para dar gracias a Dios
por privilegio tan alto
de haber conseguido hacer
el Camino de Santiago.

Ahora reza el peregrino
al pie del apóstol santo,
ahora una lluvia incesante
castiga los campanarios,
ahora un murmullo de rezos
llena todos los espacios
y ahora va a llegar, por fin,
el momento del abrazo.

Francisco Vaquerizo

Señor Santiago...



Señor Santiago…

Como tú, también yo de vez en cuando
me encuentro arreglando las redes
de mi vida a las orillas de mi existencia.
¿Arreglando…o desarreglando?
¡No lo sé!
 
Sólo sé que, de cuando en vez,
siento una voz que me dice:
¿Qué haces? ¿Por qué te afanas tanto?
¿Cuánto has pescado hoy?
¿Qué has hecho hoy con tu vida?
Miro hacia arriba y, así como tú viste algo,
no siempre yo veo nada claro.
 
Me falta tu impetuosidad
y me sobra cobardía para, 
mirando hacia delante,
saber que hay un Señor 
que una y otra vez me dice:
¡Ven y sígueme! Pero ¿sabes?
Siempre respondo lo mismo:
 
¿A dónde seguirte? ¿Para qué? 
¿Por qué yo?
Y es que, Señor Santiago,
siempre pienso que eso de 
“ven y sígueme”
es para la gente cualificada
para las personas solitarias
para aquellos que son 
un poco especiales.
Y en el fondo, bien lo sabe Dios,
es miedo a mostrarme como lo que soy.
 
Digo ser cristiano, 
y me cuesta demostrarlo.
Presumo de ser bautizado,
 y a duras penas me mantengo.
Pretendo seguir a Cristo y, 
a cualquier distracción,
Prefiero quedarme parado 
en cualquier esquina.
¡Si, Señor Santiago!
 
Hoy, permíteme que te dé las gracias 
por tu gran regalo.
Por poner, en nuestra tierra, 
la primer piedra
de ese gran edificio espiritual 
de Jesús de Nazaret.
Déjame darte las gracias por tu valentía,
incluso por haber creído 
de tal manera en Cristo
que te permitiste el lujo 
de pedir un puesto privilegiado
al lado del Padre Dios.
 
Déjame, en esta tu fiesta,
sonrojarme ante la grandeza de tu fe
en comparación con la débil mía:
tú, fiel hasta dar la vida por Cristo,
yo, fiel siempre y cuando 
no me exijan tanto.
 
Déjame, Señor Santiago,
darte las gracias por habernos dejado
tu encuentro con la Virgen María.
Ella, como hace tantos siglos,
sigue estando presente y ayudando
a todo aquel, a todos aquellos
que se ponen en camino
para llevar la Buena Noticia
por todos los rincones del mundo.
¡Gracias! ¡Gracias, Señor Santiago!

Javier Leoz

24 de julio de 2014

Quiénes compran casas en Cuba?


¿Quienes  compran
casas en Cuba?

Juan Juan Almeida

Con precios que ascienden hasta los 500 mil dólares y salarios promedios de 20 dólares mensuales, la gran pregunta es, ¿quiénes compran casas en Cuba?

        Los corredores inmobiliarios contactados por Martí Noticias aseguraron que la mayoría de los compradores son cubanos, pero en numerosas ocasiones las casas son financiadas por los familiares que residen en el exterior o extranjeros con los que se han casado y formado una familia en la isla.

        Los foráneos que más compran vienen de Rusia y China, asegura Lucía, quien practicó esta actividad el pasado año. Por su parte, Mara, una exitosa agente de bienes raíces, menciona entre sus clientes extranjeros a alemanes, italianos y españoles.

Indecisión: comprar al pueblo o al estado

        A finales de la década del 90, el gobierno cubano permitió a los extranjeros la compra de casas, con la condición de hacerlo exclusivamente a las inmobiliarias del Estado.

        En el 2003 se congelaron los permisos por un escándalo de corrupción de grandes proporciones, que terminó con un pleito legal en la corte de arbitraje entre una inmobiliaria italiana y el gobierno cubano.

        La nueva Ley de la Vivienda dio luz verde nuevamente a estas transacciones. La nueva ley no ha cambiado mucho. Un extranjero puede comprar a una inmobiliaria del Estado. Ahora, si compra, le otorgan una residencia temporal.

        "Eso es lo que dice la nueva ley, vamos a ver si se da o no", comenta Rafaelo, empresario italiano que reside en Cuba hace más de una década.

        No obstante, muchos extranjeros que deciden asentarse en Cuba prefieren comprar casa a particulares, y no al Estado como establece la ley.

        "Las casas normales son mucho menos caras y mucho más atractivas para un extranjero que las de una inmobiliaria (del estado), que son todas caras y muchas veces mal hechas, con mucho defecto de fabricación", explica el italiano.

        Las agencias inmobiliarias del estado cubano, mantienen precios similares al de zonas londinenses: oscilan entre los 3 500 o 4 000 dólares por metro cuadrado. Monte Barreto S.A., S.A., Habana S.A., Cimasqu S.A., Cubalse, Lares y Atlantic son algunas de estas agencias, concentradas exclusivamente en la venta, compra y alquiler de casas y apartamentos a clientes foráneos.

        Obviamente, ofertas como un inmueble en el Vedado, de 80 o 90 metros cuadrados a 60 mil CUC, incitan a los residentes temporales a estirar la ley, aún a riesgo de quedarse sin nada.

Alianzas y riesgos

        La alianza con un ciudadano cubano para usar su nombre en la documentación legal se convierte entonces en un imperativo. A estas viviendas jamás tendrán derecho alguno. Muchas de ellas terminarán en manos de la ex esposa, el ex esposo o el ex amigo cubano.

        La experiencia dice que casi siempre la pasada es mala y no buena, pero siempre hay extranjeros nuevecitos, que no saben. También hay otros que dicen: bueno, yo lo hago, si no pierdo bien, si lo pierdo no importa, no me cambia la vida.

        Hay muchos que han perdido todo y han tenido que regresar a su país con problemas.

        La nueva Ley de Inversiones Extranjeras, dictada en marzo y vigente desde junio, autoriza la venta o arrendamiento de inmuebles a los inversionistas extranjeros, aunque por el momento se aplica solo a quien tenga conexiones políticas. Los compradores están únicamente amparados por el Tribunal de La Habana, así compren en Songo La Maya.

        En semanas pasadas una delegación, presidida por la embajadora de Cuba en Italia, Milagros Karina Soto Agüero, se reunió con cerca de trescientos empresarios del país para explicar las bondades de la nueva Ley de Inversión Extranjera. Cuando los participantes preguntaban sobre el tema inmobiliario, los funcionarios cubanos miraban hacia el otro lado y pedían la próxima pregunta.

Reproducido de martinoticias.com

El Carnaval Santiaguero




El  Carnaval Santiaguero

Ana Dolores García

        Los carnavales, en su origen,  se refieren a una fecha específica celebrada según la tradición cristiana medieval durante los días anteriores al inicio de la cuaresma. El tiempo de cuaresma, como preparación para la Semana Santa, es un tiempo de recogimiento, ayunos y abstinencia tanto de placeres como de carne. Esa abstinencia ha sido la que precisamente dio sentido al nombre “carnaval”, días de fiesta, de diversión y de excesos.  

        Actualmente el carnaval se ha convertido en una fiesta popular de carácter lúdico.   Y, a la vez, la palabra “Carnaval” se emplea también en otros tipos de festividades  no  situadas en el tiempo original de las carnestolentas.      

    En cuanto a América, el carnaval nos llegó con los colonizadores españoles en el siglo XVI. En Cuba ha sido la base para posteriores celebraciones tradicionales y se celebra en fechas disímiles.   

        De acuerdo a ello, lo que hoy llaman el “Carnaval de Santiago de Cuba” no tiene relación  alguna con aquel carnaval que precedía a la cuaresma en tiempos pretéritos, y dista mucho igualmente de su significado y motivación. Estas celebraciones, aunque surgidas también en conjunción a fechas religiosas, en su evolución fueron careciendo del carácter litúrgico que en sus comienzos pudieron tener. Sus mayores características pasaron a ser el baile, la música, la diversión y el consumo de bebidas alcohólicas.

        Esa evolución a partir de sus orígenes religiosos fue desarrollándose a través de los años, y es que desde finales del siglo XVII en Santiago de Cuba se celebraban procesiones, la principal de las cuales era la del 25 de julio en honor al Apóstol Santiago (patrono de la ciudad), a mas de las que también tenían lugar en las festividades de san Juan, san  Pedro, santa Cristina, santa Ana y san Joaquín.

        Las procesiones siempre han sido expresiones sencillas de fe popular a las que se agregan matices folclóricos de los pueblos que las celebran. No serán extraños pues los  matices aportados por esclavos y libertos así como los de los núcleos franco-haitianos, tan presentes en toda la región oriental.  Así va surgiendo poco a poco la incorporación   de “mamarrachos” y enmascarados detrás de las procesiones, uno de los elementos más característicos del carnaval santiaguero.

        A ellos se agregarían los cabildos, que en la época colonial cubana eran agrupaciones de esclavos de una misma etnia, lucumíes, yorubas, etc. que celebraban sus fiestas según costumbres de sus tierras de  origen, y también parranderos de todo tipo provistos de tambores, bandolas (mandolinas rústicas) y chachás (güiras secas y huecas en las que se introducen semillas que al moverse producen un ruido característico), como instrumentos con los que acompañaban sus alegres y rítmicos estribillos.

        En realidad los “mamarrachos” no son originales de Santiago de Cuba pues ya existían en las fiestas carnavalescas de Cádiz y otras ciudades españolas, y aunque se desconozca la fecha o época en que surgieron, en 1757 aparece la primera constancia escrita de su existencia. El caso es que los de Santiago parece que comenzaron a  hacer su aparición en las procesiones en honor al Apóstol Santiago.   

Los mamarrachos del siglo XIX

Hogueras compartidas, peregrinaciones a  santuarios con la iluminación de antorchas y bebiendo aguardiente o ron “Yara" o zumo de frutas, disfrutando chocolates, sopa, cerveza, café… Cubiertos de disfraces y máscaras mientras las orquestas típicas ejecutaban danzas y contradanzas, danzones, rigadones y valses. Improvisadores con sus cantos a veces insultantes, y un desfile espontáneo de comparsas en el último día de los mamarrachos, todas participando en la despedida… Al final del siglo XIX ya casi todo ello había desparecido

Comparsas

        La mas importante manifestación de los mamarrachos en el carnaval del Santiago actual son los desfiles de las comparsas. La palabra comparsa viene del italiano comparire, aparecer brevemente, como puede suceder en una rápida aparición teatral. También da nombre a grupos de músicos y bailadores que desfilan por las calles.

        Mamarrachos y comparsas ya andaban juntos  en las fiestas santiagueras  desde el año 1679.  La primera comparsa de la que se tiene noticia se llamaba “Los Alegrones”, que continuó actuando y renovándose por varias décadas. Nancy Pérez, Historiadora del Carnaval Santiaguero, menciona los nombres de 46 comparsas que se mantuvieron activas durante el siglo XIX, al mismo tiempo que ofrece detalles sobre sus temas y disfraces.  

        La propia Nancy Pérez divide las comparsas santiagueras del siglo XIX en dos categorías:  paseos y congas.  El paseo se distinguía por la música orquestal que lo acompañaba, pasodobles o marchas, o también danzas y contradanzas ejecutadas por danzoneras u orquestas típicas.   

        La otra categoría era de la de las congas: una gran aglomeración de bailadores que, de modo ordenado y vestidos de acuerdo al tema elegido, bailaban con pasos rítmicos con el acompañamiento de instrumentos de percusión: tambores, tumbas, quintos…

        Lo que les faltaba a los congueros en recursos, les sobraba en originalidad. La conga  fue  un ritmo nuevo creado y desarrollado  por el Carnaval de Santiago de Cuba.